'Better Call Saul' arranca su final definitivo: todo va a salir mal

La precuela de 'Breaking Bad' protagonizada por Bob Odenkirk y Rhea Seehorn termina con seis episodios de puro infarto.
Better Call Saul
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Cinemanía
Better Call Saul

Quizás desde que Frasier se desgajó de Cheers no habíamos vivido un caso tan patente de spin-off de alta calidad como Better Call Saul, capaz de eclipsar a una fuente universalmente aclamada como Breaking Bad. La hazaña es mayor por tratarse de una precuela que pone en el centro del relato a un personaje secundario de la serie original –el escurridizo picapleitos Saul Goodman, interpretado por un Bob Odenkirk tocado por la gracia de los ángeles– cuyo futuro ya conocemos. 

Sin embargo, y aquí está una de las claves de la creación de Vince Gilligan y Peter Gould, conocer el final de la historia no resta ni un ápice de tensión al taquicárdico desenlace de la serie que se desarrolla en los seis episodios que forman el segundo bloque de la sexta y última temporada. 

¿El motivo? Claro que sabemos que Jimmy McGill acabará convertido sin remedio ni posibilidad de retorno en el Saul Goodman al que está abocado episodio tras episodio. Pero ha sido un camino durante el que hemos conocido un microcosmos a su alrededor que no ha hecho nada más que desintegrarse –especialmente, su hermano Chuck (grande Michael McKean)– y hacernos sufrir gracias a la palpable humanidad con la que han sido construidos unos personajes destinados al abismo.

Hay que decirlo con rotundidad: nadie como Kim Wexler. Y nadie como Rhea Seehorn –“una actriz de otro tiempo, con un aire a Rosalind Russell o Barbara Stanwyck”, según el showrunner Peter Gould– para interpretarla. 

La compañera vital de Jimmy, con quien forma la mejor pareja que hemos visto en mucho tiempo tanto dentro de una pantalla como fuera, ha ido desplazando su función de faro moral hasta convertirse de forma inconsciente en el ancla que lo lleva a las profundidades a golpe de un subidón que ni el mejor cristal azul de Walter White (Bryan Cranston) –a quien veremos hacer un cameo junto a Jesse Pinkman (Aaron Paul) en este tramo final– es capaz de lograr: reconocerte valorado en los ojos del otro. Jimmy no lo logró con Chuck, solo le queda Kim. 

¿Y después? Nada se dice de ella en Breaking Bad. Ante esa tremenda inquietud, refrendada por la transformación firme de Jimmy en Saul que ya conocemos, el resto de cabos por cerrar –la venganza de Lalo Salamanca (Tony Dalton), la respuesta de Mike (Jonathan Banks), la primacía de Gus Fring (Giancarlo Esposito)– se antojan menores aunque sabemos que tendrán resoluciones de infarto. Bob Odenkirk sufrió uno en pleno rodaje, del que afortunadamente se recuperó bien. Ahora nos toca a nosotros.

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