En noviembre de 2019 alcanzamos la fecha en la que Ridley Scott ambientó Blade Runner. Y su futuro distópico se parecía bastante a nuestro presente mucho menos cargado de neón: aquí lo analizamos hace más de un año.
Llegó 2020 y rompió los esquemas de todos nosotros, pero el cine siempre nos consuela. Hubo muchas películas que fueron contando el año a tiempo real (incluso alguna que se adelantó casi una década) como explica Alberto Corona en este preciso artículo.
2021 acaba de empezar, aunque ya se oye por ahí que parece haberle dicho a su predecesor eso de “sujétame el cubata”. La cosa se está poniendo seria y comienza a haber una preocupación latente por el fin de nuestra civilización tal y como la conocemos. Más bien el principio del fin, un cambio de paradigma social, económico, cultural recogido en la teoría del colapso.
“La colapsología es el ejercicio transdisciplinar del estudio del colapso de nuestra civilización industrial y lo que le podría suceder, apoyándose en la dos formas cognitivas que son la razón y la intuición y sobre trabajos científicos reconocidos”. Así lo describen Pablo Serbigne y Raphaël Stevens en su libro Colapsología, de la editorial Arpa.
No somos la primera generación en la historia preocupada por nuestro fin, claro. Pero lo cierto es que este regusto amargo a apocalipsis con el que llevamos unos cuantos meses nos hace poseedores de un reclamo legítimo para preocuparnos por el colapso de nuestra civilización.
Muchas películas, y sobre todo algunas de Roland Emmerich, nos han zarandeado ya sobre este tema. Con El día de mañana, por ejemplo, intentó sensibilizar a los espectadores sobre la urgencia ecológica.
O sagas como Mad Max, escrita por James McCausland y George Miller a partir de la crisis del petróleo de 1973, cuando se dieron cuenta de que la gente haría cualquier cosa para seguir conduciendo sus vehículos. La tesis que McCausland y Miller sostenían con su película, y de esto ya hace más de cuarenta años, era que los países no iban a considerar los enormes costes de proporcionar infraestructura para energías alternativas hasta que ya fuera demasiado tarde…
Y, por supuesto, en esas estamos ahora.
La línea temporal de Mad Max es una de las más complejas, menos obvias y estimulantes del cine postapocalíptico, y daría para un artículo aparte. Lo que está claro es que Miller no la ambientó en nuestro año. No como en estos títulos que recorreremos a continuación, ambientados concretamente en 2021, que nos permiten jugar a los paralelismos. Un juego demasiado divertido como para contenerse:
'El tiempo contigo': el cambio climático
Se nos acaban las opciones. El planeta ya está inmerso en este cambio que traerá consigo efectos cada vez más irreversibles. El animador japonés Makoto Shinkai dirigió en 2019 El tiempo contigo, una preciosa cinta en la que no miró demasiado hacia delante para contar la historia de Hotaka Morishima, un estudiante de secundaria que se muda a Tokio y conoce a Akina Amano, una chica que tiene el misterioso poder de manipular y controlar el clima.
Para Makoto adelantarse demasiado en el tiempo era una estupidez ya que considera que los problemas planteados en su película -el calentamiento global, el aumento del nivel de agua y el ahogamiento del planeta- eran suficientemente importantes para el presente.
El hallazgo que el japonés hace es otro que tiene más que ver con nuestra postura ante el problema. Amano es capaz de controlar el clima pero a costa de su integridad física. Digamos que es un recurso agotable. Ella hace uso de él durante toda la película hasta los límites más extremos pero al final regresa a la Tierra con Hodaka permitiendo que el mar se trague gran parte de Japón.
La apuesta de Shinkai es que quizá estemos mejor así, aceptando nuestro destino y, de paso, encontrando algo de paz interior. Y en pleno 2021, año en el que aún hay negacionistas, en el que los gobiernos de los países industrializados siguen sin invertir demasiado dinero o esfuerzo en las nuevas políticas y donde no se logran acuerdos entre países... Las acciones individuales representadas en el personaje de Akina se antojan claramente insuficientes.
'Johnny Mnemonic': pérdida de identidad
Igual que nuestras generaciones están lidiando en este mismo instante con la difuminada línea que separa su yo auténtico del que se han construido en las redes sociales, el Johnny interpretado por Keanu Reeves en Johnny Mnemonic también luchaba con los implantes neuronales que alternaban su conciencia.
El director Robert Longo ambientó su película en un 2021 ciberpunk (sin bugs) para contar la historia de Johnny, un mensajero de información que lleva los datos más importante del siglo XXI directamente implantados en su cerebro, una información muy valiosa para una corporación farmacéutica en mitad de una pandemia donde la mitad de la población sufre una enfermedad que se llama síndrome de atenuación de los nervios.
La historia de William Gibson es escalofriantemente parecida en muchos puntos a nuestro presente, no tanto por lo de estar dominados por megacorporaciones y con los países asiáticos buscando las claves para convertirse en potencias mundiales sino por nuestra sociedad ultracapitalista y los enormes avances tecnológicos donde cada vez hay más proyectos que buscan unir el cerebro humano con las máquinas.
'Casi imposible': una mujer en la Casa Blanca
El paralelismo en este caso es un casi. Pero no deja de ser llamativo. Esta comedia política en la que Seth Rogen le escribe los discursos a una de las mujeres más influyentes del mundo (con el rostro de Charlize Theron) y que se prepara para aspirar a la presidencia de EE.UU. está ambientada en 2019 y 2020.
Sin embargo, en su última escena, pertenece al 2021, el personaje de Theron ya ejerce como la primera presidenta en toda la historia de su país. Hoy Kamala Harris es la primera vicepresidenta en toda la historia de su país. No acertó del todo, pero casi.
'Carnage: Swallowing the Past': el día que seamos veganos
Este falso documental de Simon Amstell se extiende durante muchos años, hasta un hipotético 2067. Pero el año 2021 es muy relevante en su línea temporal ya que es en ese año en el que una gripe porcina (nada nuevo de momento) deja detrás de sí un reguero de muertos desolador. El ganado disminuye considerablemente lo que provoca que los precios se disparen y lo que lleva a la sociedad a abrazar el veganismo y aprendiendo a vivir en armonía con los animales.
Por supuesto y a pesar de que la película es de 2016 no acierta en mucho. La mayoría de las personas hoy ni se imaginan un futuro en el que no den rienda suelta a su voracidad con la carne.
'Resiklo': las masas de plástico
En esta película filipina de 2007 aventuró que los seres humanos, ya sin recursos y convertidos en carroñeros, íbamos a convivir con otro problema que por supuesto hoy también tenemos aunque muchos nieguen: La isla de plástico del Pacífico. Este conjunto de basura no solo está en el Pacífico, hay varias repartidas por todo el globo terráqueo, pero esta es la más famosa por su extensión de tres veces el tamaño de Francia.
Los personajes protagonistas de Resiklo deben reutilizar objetos localizados entre los escombros para poder luchar contra unos violentos insectos extraterrestre, vale que nosotros no nos enfrentamos a ningún bicho pero deberíamos hacer como ellos y reciclar.
'Un lugar tranquilo': reuniones de 6 y toque de queda
Un poco cogido por los pelos, hay que admitirlo, pero sin duda tiene cierta gracia que John Krasinski ambientara su película en el 2021 (no directamente pero las pistas que deja el directo nos hacen concluir que efectivamente es nuestro año). Se supone que el mundo está asolado por unos seres invencibles que llevaron a la humanidad a los límites de la extinción atacando a sus víctimas a partir del sonido. O sea, que para sobrevivir lo mejor es evitar reuniones sociales numerosas, hablar bajito y no salir de casa nada más que para lo imprescindible.
Y lo bonito es que la película termina con el hallazgo definitivo para derrotar a estos seres supuestamente invencibles. Esperemos que, en nuestro caso, la vacuna haga lo mismo con nuestro diminuto enemigo.
'Buscando un amigo para el fin del mundo': el fin del mundo y de la depresión
Esta preciosa película protagonizada por Steve Carrell y Keira Knightley comienza en la primavera de 2021. El personaje de él abandona a su mujer en la víspera de la caída de un meteorito que destruirá la Tierra y decide buscar a su novia de la adolescencia. Para tal misión le ayuda su vecina, interpretada por Knightley.
El hallazgo aquí es que la certeza de la aniquilación saca de su letargo al personaje de Carrell, depresivo y suicida. Algo así como lo que le ocurre al personaje de Kirsten Dunst en la película Melancolía.
Y aunque en nuestro 2021 no hay ningún meteorito que anuncie nuestra extinción (aún) sí que hemos aprendido a encontrar nuestro consuelo en el otro para mantener nuestra cordura durante una situación tan terrible como extraordinaria. La película de Lorene Scafaria es de 2012 pero habla de nosotros ahora.
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