El año pasado falleció Robbie Coltrane por un fallo multiorgánico. Gracias a una prolífica carrera en el audiovisual encabezada por la saga Harry Potter, el intérprete de Rubeus Hagrid fue homenajeado a lo largo del mundo, a través de fans y compañeros de profesión. Este 30 de marzo hubiera cumplido 73 años, de ahí que otro intérprete de la saga basada en los libros de J.K. Rowling le haya rendido un homenaje más.
Hablamos de Tom Felton, que en Harry Potter y la piedra filosofal encarnó a Draco Malfoy, y al igual que Coltrane figuró en el reparto de todas las películas posteriores. Felton se ha acordado en el cumpleaños del actor de la gratísima experiencia fue trabajar con él en la franquicia de Warner Bros., publicando un pequeño ensayo en E! News donde comparte varios recuerdos de Coltrane. Describe al intérprete como alguien “infinitamente divertido, ingenioso y siempre amable”.
“En el reparto podías ser uno de los niños o uno de los adultos… a no ser que fueses Robbie Coltrane”, señala Felton. Al parecer, Coltrane pudo moverse con soltura entre el ámbito adulto y el más juvenil, en torno a los cuales se dividió Harry Potter desde la primera entrega. La experiencia del actor era “valorada y respetada” entre los adultos, pero los niños valoraban su carácter por cómo “había más travesuras en él que en una sala común llena de Slytherins”, sostiene el intérprete de Malfoy.
“Se las apañó para ser un adulto y a la vez un niño, manteniendo un pie en ambos campos”. Felton recuerda una ocasión en la que Coltrane les ayudó a él y a Emma Watson durante una lectura de guion, recoméndandoles que se tomaran el trabajo con más calma. “Solo estábamos haciendo una película, no salvando vidas”. Felton insiste en que “podría tener la mente de un adulto, pero tenía el corazón de un niño” y que era “un ejemplo a seguir”, por cómo fue “capaz de clavarlo para estar en el set, pero nunca de forma aburrida”.
“Nunca se tomó demasiado en serio y creo que todas estas características son el centro de todo, porque si Robbie se hubiera tomado en serio habría olvidado lo que significaba ser amable, y no hubiera existido Hagrid”. Y Felton concluye: “Sin Hagrid no hay Hogwarts”.
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