Esta noticia contiene SPOILERS de 'Thor: Love and Thunder'
Efectivamente, Thor: Love and Thunder está llena de sorpresas. Y, entre ellas, una de las mayores es la que nos encontramos en su primera escena postcréditos, cuando se nos presenta al que podría ser el próximo gran enemigo de Chris Hemsworth y su martillo en el cine.
Estamos hablando de Hércules, claro. El primer epílogo de la película nos muestra a un Zeus (Russell Crowe) cabreadísimo por el poco caso que la humanidad marvelita le hace a los dioses desde la aparición de los superhéroes, y encomendándole a su hijo que le ponga las peras al cuarto al asgardiano.
Más allá de que Zeus no sea un personaje simpático en la cinta (gracioso sí lo es, y mucho), podemos decir que es natural estar resentidillo cuando un representante de otro panteón te ha propinado un golpe letal con tu propio rayo. Pero lo que nos interesa es qué demonios hace el semidiós, interpretado por Brett Goldstein (Ted Lasso), en una película del MCU.
La respuesta es fácil: hace muchos años que 'Herc', como le apodan sus amigos y sus fans, está integrado en el Universo Marvel. Integradísimo, vaya, hasta el punto de haber sido miembro de los Vengadores.
"Van un dios nórdico y un semidiós griego, y…"
Si bien Stan Lee y Jack Kirby habían presentado ya a una versión de Hércules en 1964, enfrentada a Thor en calidad de esbirro de Immortus (¡el Señor del Tiempo!), el debut oficial del cachas helénico tuvo lugar en 1965, dentro de la colección Journey Into Mystery.
Incorporando al semidiós a su repertorio de personajes, Lee y Kirby tenían un objetivo claro: dotar al asgardiano con un antagonista tan fuerte como él. Si bien la condición mitológica de Thor le convertía en uno de los héroes más reconocibles y carismáticos de Marvel (y permitía abordar el rico acervo de los mitos nórdicos sin pagar derechos), los autores lo tenían crudo para imaginar enemigos a su altura.
Así pues, la primera aparición de Hércules tiene una premisa sencilla, pero efectiva. Tras meterse en líos en la tierra de los gigantes de hielo (acompañado por un Loki que, para variar, le deja tirado), Thor atraviesa por accidente una puerta dimensional hacia el Olimpo. Ahí se encuentra con un Hércules que le reta a una pelea, porque en el mundo de los dioses grecolatinos solo hay sitio para un saco de músculos.
El resto de la historia es una ensalada de yoyas servida en la mejor tradición de Jack Kirby. Y concluye cuando Zeus, mucho más digno que en la versión de Russell Crowe, interrumpe la tangana y obliga a su hijo y al asgardiano a darse la mano como buenos chicos.
Pese a esta tregua, Hércules regresó en 1966 para medir sus fuerzas de nuevo con Thor, que estrenaba colección propia. Soberbiamente dibujadas (una vez más: es Kirby), las historietas ayudaron a caracterizar al olímpico a través de su amor por la fama y la juerga. Con decir que le falta tiempo para agenciarse un manager y un contrato con Hollywood, creemos que está explicado todo.
De esta manera, 'Herc' se convirtió en una presencia habitual en los tebeos Marvel, especialmente cuando la Casa de las Ideas quería poner en aprietos a personajes como el propio Thor, la adorable Cosa de ojos azules o Hulk. El primer encuentro del Coloso Esmeralda con el semidiós (en Tales to Astonish nº79, 1966) nos presenta a este último disfrutando de su condición de celebrity entre los mortales, así como de prodigios como la radio o, sobre todo, los perritos calientes.
Cachas, ligón y bocazas
La popularidad de Hércules le granjeó, como ya hemos dicho, un lugar en la alineación de los 'Vengatas'. Y también ayudó a limar las asperezas de su carácter, convirtiéndole en ese amigo atorrante, pero de buen corazón, al que no puedes evitar querer pese a que siempre mete la pata y te enreda en batallas mitológicas con su archienemigo Plutón o con versiones marvelitas de Ares o las amazonas.
En 1975, Hércules se incorporó a los Campeones, un efímero supergrupo de la Costa Oeste entre cuyos miembros se encontraba la Viuda Negra, con quien nuestro hombretón tuvo un apasionado romance. Porque, esto también hay que decirlo, a 'Herc' se le considera uno de los ligones por excelencia del Universo Marvel, pese a que las heroínas opinan de él (y con razón) que es un machista insoportable.
Señalemos, además, que algunos de los héroes gays de la Casa también le han conocido íntimamente, si bien los cómics han mostrado esto de forma mucho más elíptica. Ay, si Estrella del Norte hablara…
De esta manera, aunque sus colecciones en solitario nunca han durado demasiado, 'Herc' se ha ganado el cariño de los 'marvel zombies' como uno de los secundarios de lujo por excelencia de la editorial, apto para darle un tono de comedia destrozona a cualquier historia.
Incluso sus momentos trágicos, como la pérdida de sus poderes y su caída en el alcoholismo tras la saga Vengadores desunidos, se han resuelto de forma jocosa. En aquella ocasión, por ejemplo, Hércules se recuperó ejecutando una versión moderna de sus Doce Trabajos… en forma de reality televisivo. Y, más recientemente, le hemos visto ejerciendo de canguro de la Power Pack, el supergrupo infantil de Marvel.
Resumiendo: con Hércules, Taika Waititi tiene una mina de posibles gags entre manos para la secuela de Thor: Love and Thunder. El talento de Brett Goldstein para la comedia, sumado al carácter del personaje, pueden proporcionarnos momentos de mucho disfrute viendo cómo el semidiós llega a la Tierra, se deja seducir por sus placeres y pasa de enemigo a amienemigo del Dios del Trueno y su pandilla.
¿Veremos esto en la pantalla? Esperemos que sí. En caso de que Waititi decida cambiar su historia, lo menos que podemos pedirle es que haga lo mismo con la saga de Hércules que Love and Thunder con la del asgardiano: alterarla en la forma mientras se mantiene fiel a su esencia.
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