‘Spencer’ va más de Kristen Stewart que de Lady Di: 6 detalles que lo demuestran

El esperado nuevo film de Pablo Larraín es más una instalación alrededor de Kristen Stewart que un biopic de Diana Spencer
Kristen Stewart
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Así es la nueva película de Kristen Stewart

Ya desde la primera escena de Spencer queda claro que la nueva película de Pablo Larraín, el director de Jackie, no va tanto de la malograda Princesa de Gales, que falleció en aquel trágico túnel perseguida por los paparazzis, como de esa otra princesa del pueblo: Kristen Stewart. 

Durante un lustro y cinco películas, la actriz estuvo en el ojo del huracán mediático provocado por la saga Crepúsculo, un fenómeno comparable a la Beatlemanía, así sin exagerar demasiado. Hablamos de millones de fans con el corazón roto, que no le perdonaron jamás que “engañara” a Robert Pattinson.

1. Primera escena

Spencer
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Campiña inglesa. En los alrededores de Sandringham House aparece un Porsche 911 blanco, y obviamente, sin que nadie nos tenga que tocar el hombro, ya sabemos quién está al volante. 

Con un outfit sin duda reconocible para los fans de Diana, aparece Kristen, ligeramente caracterizada (más que nada el peinado, no se les ha ido la mano en materia de prótesis nasal, que hubiera sido tremendo), y suelta un “Where the Fuck I am?” que, aún con un trabajadísimo acento británico, no suena tan propio de la princesa, ni siquiera del pueblo, tampoco en la más absoluta intimidad (ya que está sola), como de esa rebelde con batido saludable que, en los últimos años ha soltado más de una palabra que empieza con F y mostrado el índice a los paparazzis circundantes. 

Antes que una Diana perdida en la campiña, la pregunta se nos antoja más propia de la actriz que la encarna, una estrella de la talla de Kristen Stewart. ¿Qué donde se ha metido? Pues en un biopic de Diana de Gales, que tampoco quiere serlo.

2. 'The Crown'

A nadie se le escapa que Spencer, la película, empezó a rodarse apenas dos meses y medio después de la gran finale de la popular y multipremiada serie de Netflix, que se emitió el 15 noviembre 2020. Hasta Larraín se ha declarado fan de una serie que tuvo el acierto de poner a patinar por palacio a Diana Spencer, encarnada por Emma Corrin, con Girls on Film sonando a todo trapo en el walkman, una imagen que dejaba el techo demasiado alto para más imitaciones.

El chileno empezó a rodar Spencer el 28 de enero de 2021, sabiendo muy bien lo que había, y sin recular por ello ante momentos icónicos, ya retratados por Netflix, como ese posado familiar navideño en Sandringham House, en el que la princesa que ya piensa en finiquitar su infeliz matrimonio, aparece preñada de melancolía. 

Al chileno no le importaba aguantar las comparaciones, porque básicamente Spencer es otra cosa. Si The Crown también deja espacio a la ficción, la película de Larraín ya es una fábula que, además de centrarse casi exclusivamente en Diana, tiene a una estrella que marca la diferencia: si Emma Corin está al servicio de su personaje, Kristen Stewart se lo merienda.

3. 'Jackie'

Natalie Portman en 'Jackie'
Natalie Portman en 'Jackie'
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Tiene su lógica pensar que Larraín se ha limitado a repetir la jugada de Jackie (2016), donde seguía a una Jacqueline Kennedy, interpretada por Natalie Portman, en los días que siguieron a aquella fatídica tarde de Dallas. Otra gran dama del siglo XX paseando vestidos muy reconocibles, en uno de los momentos cruciales de su dorada existencia, infinitamente publicitada en papel couché. 

Pero una vez más estamos en lo mismo: aquel mórbido cuento de hadas, que sigue siendo de largo la mejor película de su director (y la mejor interpretación de su protagonista), estaba también al servicio del mito y de su deconstrucción, mientras que, en Spencer, lo que tenemos son dos princesas mirándose a los ojos, una pelea de gatas ganada de antemano por la que ya nos robó el corazón en Adventureland (2009). 

Aunque Kristen Stewart sólo tenía siete años cuando la fama destruyó a Diana de Gales, son mitos equiparables en la historia de la Humanidad, o por lo menos lo fueron mientras duró Crepúsculo.

4. El espectro de Lady Di

Spencer
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Ya se sabe que Larraín es un director sin miedo al ridículo, y en Spencer lo abraza en no pocas ocasiones, desde el tema del espantapájaros (ya verán de que se trata) hasta el rictus de mayordomo vigilante de Timothy Spall, aunque lo peor, en ese sentido [ATENCIÓN, ESTO PODRÍA SER UN SPOILER], son las apariciones de Ana Bolena, con la que Diana se identificaba, no sólo porque perdió la cabeza [FIN DEL SPOILER]. 

Stewart también ha declarado que el fantasma de Diana la estuvo visitando, en plan bien, para darle ánimos, mientras se preparaba el papel. Pero lo cierto es que, aunque Kristen se deja tentar por la imitación en algunos momentos y también sabe dotar de luminosa humanidad a la princesa (sobre todo en las escenas en las que ejerce de madre), la actriz se dedica sobre todo a dejar su impronta, o muy reconocible marca de fábrica, en el personaje. Ahí están el famoso mohín, la mirada de hastío desafiante y el ladeado de cabeza (aunque es de justos reconocer que Lady Di también ladeaba bien). 

El apunte ectoplásmico rima además con el más rico y polisémico de Personal Shopper (Olivier Assayas, 2016), una película mucho pensada para la deconstrucción del mito Stewart en mujer, actriz y estrella. El paralelismo entre ambos films nos ayuda a no ver tanto Spencer como una película al uso –no digamos ya un biopic– como una instalación con Kristen Stewart en el centro, una actriz que sólo accesoriamente (cual bolso Louis Vuitton) hace de Lady Di.

5. La Princesa del Pueblo

Robert Pattinson y Kristen Stewart
Robert Pattinson y Kristen Stewart
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Kristen Stewart ha querido precisar que la diferencia básica entre ella y Lady Di es que ella hace lo que le da la gana. Más allá de si las suyas fueron siempre las mejores elecciones posibles, más dudoso parece que hubiera sido libre dueña de su destino a partir del momento en el que Robert Pattinson le dio el primer beso, bajo la atenta mirada de Catherine Hardwicke, durante las pruebas de casting de Crepúsculo, cuando apenas si tenía 17 años, más o menos la edad en la que Diana conoció a Carlos, que entonces salía con su hermana mayor. 

Sea como fuere, la chispa del amor en las dos parejas se dio en el marco de un compromiso mucho más grande, la Corona británica y una franquicia hollywoodiense, bajo el escrutinio de una prensa rosa, amarilla, y de todos los colores. Si Diana falleció el túnel de la fama, recordemos el trauma mundial causado por el resquebrajamiento de la entidad conocida como los Robsten, a raíz de las fotos, publicadas por la prensa, en las que Rupert Sanders, director de Blancanieves y la leyenda del cazador (2012), además de hombre casado, salía abrazando a su actriz. 

Sanders tuvo que pedir perdón públicamente, Kristen tuvo que pedir públicamente perdón, y su infidelidad, radiografiada por la prensa, afectó al mismísimo Trump, el presidente tuitero, como si la vida sexual de Stewart fuese asunto de estado, hasta que la actriz salió al paso en SNL diciendo aquello de “I’m so Gay” especialmente dedicado al magnate albino.

6. El momento más gay

Tuvo el valor de fotografiarse con enfermos de sida cuando todo el mundo los repudiaba y se iba de fiesta con Freddie Mercury, pero Lady Di nunca se vio, que se sepa, como una persona queer, y eso que hay una cuenta de Instagram, bastante divertida, en la que se postean sus looks más lésbicos, amén de que, para más inri, Emma Corin acaba de salir del armario. 

Como todo el mundo sabe, Kristen Stewart ha ido sumando novias desde que abandonó el palacio de Crepúsculo, y acaba de anunciar su boda con Dylan Meyer. Lady Di y Kristen Stewart están ligadas por su defensa del colectivo LGTBQ+, en diferentes épocas y circunstancias, con distintos grados de implicación, pero hay una escena de Spencer en particular que más que un diálogo entre ambas, se recibe como un eco de cuando Kristen andaba con la que era su amiga, asistente y confidente Alicia Cargile, su primera novia conocida. 

Además, transcurre en la playa, como las fotos de los paseos de Kristen y Alicia por Malibú, cuando lo suyo todavía no era más que un rumor, un romance ya no demasiado disimulado, que tenía la aprobación de Bear, el perro que había adoptado con Pattinson. En Spencer también salen perros.

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