El primero protagoniza la gran incógnita de El señor de los anillos: Los anillos de poder. El segundo fue el último gran papel de Christopher Lee, leyenda del cine cuya biografía (cazó nazis y grabó discos de Heavy Metal) sigue esperando su merecido biopic. El Señor de los Anillos fue una de esas sagas sin las que no se entendería el cine del siglo XXI. En España, La Comunidad del anillo se estrenó en diciembre de 2001. Un regalo navideño, justo a tiempo para la comunidad de cinéfilos.
Sauron y Saruman son dos de los principales obstáculos que Frodo y sus amigos deben salvar para llegar al Monte del Destino. Pese a que Saruman se presenta, en principio, como un fiable mentor de Gandalf, en realidad el mago multicolor (más monocromático para Peter Jackson) se ha doblegado ante el mal.
Aunque es más que posible que el primero aparezca en El señor de los anillos: Los anillos de poder, desarrollada siglos antes de lo narrado en la trilogía; y a que Sauraman tiene un par de escenas en El Hobbit, ninguno sobrevivió a El señor de los anillos. O tal vez sí. Esto es lo que les ocurrió.
¿Qué ocurrió con Sauron y Saruman?
Los millones de espectadores de El señor de los anillos han visto morir a Sauron y Saruman. En el último caso, la escena no puede ser más gráfica: Saruman es apuñalado por Grima, su inmoral siervo, y cae desde la torre de Baradûr. Antes de aterrizar contra el suelo, es empalado por una rueda. Sin embargo, en las novelas, Gandalf y los hobbits son testigos de algo que no se muestra en la película: al expirar, una nube blanca es emanada del cadáver de Saruman y sube al cielo.
Esto se debe a que Saruman, como el propio Gandalf, es un Maiar, seres espirituales con capacidad para adoptar una forma corpórea. Por tanto, Saruman, al caer desde la torre, pierde su forma física, pero no perece, como le ocurre a Gandalf al ser derrotado por el Balrog. Aunque Saurman fue, como Gandalf, uno de los maiar enviados para combatir a Sauron, al final acabó doblando la cerviz ante el señor del mal.
La forma corpórea de Sauron también se desintegra cuando Gollum se hunde en la ardiente lava del Monte del destino, sosteniendo el preciado anillo entre las manos. Tampoco es el suyo un final definitivo: En las páginas de El retorno del rey, se advierte que, si bien su forma espiritual quedó reducida a un “vientecillo”, Sauron regresará en La Batalla de las Batallas (un acontecimiento con el que Tolkien quería terminar El Simarillion) y combatirá al reino de los hombres, sin que sea necesario un anillo.
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