Premios del Cine Europeo 2022: 'Triángulo de la tristeza', felicidad para Aranoa

'El buen patrón' ganó Mejor Comedia en una gala de los EFA donde arrasó Triángulo de la tristeza con cuatro galardones
Fotogramas de 'Triángulo de la tristeza' y 'El buen patrón'
Fotogramas de 'Triángulo de la tristeza' y 'El buen patrón'
Fotogramas de 'Triángulo de la tristeza' y 'El buen patrón'

Pensemos en la gala de los EFA, los Premios de la Academia Europea de Cine, como una mini liga de naciones. Como una batalla entre Suecia, Bélgica y Dinamarca, entre Ruben Östlund (Triángulo de la tristeza), Lukas Dhont (Close), y Ali Abbasi (Holy Spider). Los tres con cuatro nominaciones, con la española Carla Simón (Alcarràs) y la austriaca Maria Kreutzer (La emperatriz rebelde) esperando dar la campanada. Ni rastro de ingleses y franceses, aunque se estuvieran batiendo el cobre en el Campeonato del Mundo durante la gala, como podía verse en las segundas pantallas de la sala de prensa. Quien no se consuela es porque no quiere. A ninguno de los cinco países favoritos a los premios EFA les había ido la cosa redonda en lo de la pelotita, así que los EFA, celebrados en el coqueto teatro HARPA de Reikiavik, se presentaban como una manera de encontrar consuelo en el cine.

La primera en marcar fue Suecia, con ese nueve peleón y pendenciero llamado Ruben Östlund, que se llevó la estatuilla a la Mejor Dirección, recordando a su actriz Charlbi Dean, trágicamente fallecida este verano a la edad de 22 años. Pronto conseguiría el doblete gracias al premio al Mejor Guion. Se le veía seguro, confiado y un pelín vacilón con los derrotados: “Estoy seguro de que vais a tener muchos de estos en el futuro”, les soltó. Östlund es un poco al cine lo que su compatriota Zlatan Ibrahimovic al fútbol: tan falto de humildad como seguro de su descomunal talento. Una gozada para los periodistas, claro. Por nuestra cabeza ya rondaba el consuelo: dado que el director ha establecido su residencia en Mallorca, igual algo nos toca, ¿no? En la fiesta le acompañó su actor principal, Slatko Buric, premio a la Mejor Interpretación Masculina para un croata que debe rondar la edad y el talento de Luka Modric. Buric es lo opuesto a Östlund, un tipo encantador y achuchable (en eso, también se parece a Luka Modric). Buric se acordó de los compañeros con los que empezó en el mundo del teatro, cuando todavía existía un país llamado Yugoslavia, lo que da prueba de su carácter conciliador.

Quedaba la traca final en forma de premio a Mejor película. Un once metros para Ruben, Lukas, Ali, Maria… y Carla. ¿Tendríamos suerte? Pues nada de nada. Hoy los astros no estaban de nuestro lado ni de los melocotones leridanos. Póker para Östlund y su Triángulo de la tristeza. O, dicho de otra forma, Triángulo de la tristeza, cuadrado de felicidad. Veremos cómo le va en su ambiciosa carrera hacia unos Óscar en los que pretende replicar el fenómeno Parásitos de Bong Joon-ho.

Pero no hay que desesperarse. El consuelo de la noche lo encontramos en el Premio a la Mejor Comedia para El buen patrón, de Fernando León de Aranoa. Fernando, tal vez por ser un atlético de pro y estar abonado a eso del “qué manera de perder”, subió a recoger un galardón que, dijo, no se esperaba para nada, por más que arrasara en los pasados Premios Goya. Más allá de su habitual flema, estamos casi convencidos de que no mentía, seguro como estaba de que arrasaría La fractura, de Catherine Corsini. Pues no. Saltó la sorpresa en Las Gaunas, que dirían los clásicos. O no tanto. El buen patrón y Triángulo de la tristeza comparten la denuncia y la sátira, desde lo local y desde lo global, respectivamente, sobre cómo explotan y humillan al ser humano las relaciones de poder.

Por lo demás, el premio a la Mejor Actriz fue para Vicky Krieps por su revisión del mito de Sisí en La emperatriz rebelde, derrotando a Penélope Cruz y sus Madres paralelas. Lo aceptó muy emocionada, eso sí, por videoconferencia (se excusó por enfermedad) y en lo que parecía un estiloso pijama. Reivindicó la visibilidad femenina en la historia (y en las historias). El Mejor Largometraje de Animación fue para No Dogs Or Italians Allowed, una maravilla de Alain Ughetto en el que emplea el stop motion para recrear la dura vida en Francia de su familia, inmigrantes italianos. El Mejor documental se lo llevó Mariupolis 2, de Mantas Kvedaravicius. Un testimonio devastador con imágenes grabadas por el director, antes de morir durante la maldita guerra de Ucrania, montadas posteriormente por su mujer. Recogió el premio su hija, en uno de los momentos más emotivos de una gala muy reivindicativa: feminismo en el homenaje a Margarethe von Trotta, la causa palestina en el de Elia Suleiman, el cambio climático en el que recogió la ubicua Ursula von der Leyden (¿?) y lo ¿italiano? en el de Marco Bellocchio, un maestro de vuelta de todo y de todos.

Consuelo final en tiempo añadido: el cine español empezó el año ganando el Oso de Oro en Berlín con Alcarràs y lo ha acabado con el EFA a la Mejor Comedia para El buen patrón. No se ha ganado la Copa del Mundo, pero se ha pasado holgadamente de cuartos. Quedan la semifinal y quien sabe si la final de los Oscar para Carla Simón. Otros no pueden decir lo mismo. 

¿Quieres estar a la última de todas las novedades de cine y series? Apúntate a nuestra newsletter.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento