'La peor persona del mundo': el mejor retrato posible de la crisis de los 30 tiene acento nórdico

Joachim Trier culmina su 'Trilogía de Oslo', con este filme sobre una joven perdida en la vida que arrasó en Cannes y acumula nominaciones en los Oscar.
Fotograma de 'La peor persona del mundo'
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Tráiler de 'La peor persona del mundo'
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En Oslo, 31 de agosto (Joachim Trier, 2011), Renate Reinsve interpretaba a un personaje con una única frase. “Pero como soy un auténtico obseso de conseguir la luz perfecta en Oslo, la tuve por el rodaje nueve días”, se ríe ahora su director Joachim Trier. Esa era su primera película y pensó que alguien le daría pronto el papel que merecía. “Sin embargo, pasaron casi 10 años y nadie le había dado su gran oportunidad, me parece increíble”, recuerda. Y esa fue una razón extra para escribir junto a su coguionista habitual, Eskil Vogt, su siguiente guion, La peor persona del mundo, con Reinsve en mente. 

El día que Trier la llamó para contárselo, la actriz había decidido dejar la interpretación. “Literalmente, lo decidí la noche anterior, estaba cansada de personajes planos al servicio del argumento”, cuenta. Pero el guion de Trier y su personaje caramelo, Julie (con el que ya ganó en Cannes y está nominada a un BAFTA), le hizo cambiar de opinión, probablemente, para siempre.

La peor persona del mundo, nominada al Oscar a mejor guion original y a mejor película internacional, es la historia de Julie, una mujer en sus 20 y algo, que abandona Medicina por Psicología, después por la fotografía para acabar trabajando en una librería. La misma indecisión parece que rodea su vida sentimental. Son el caos y la crisis de identidad de los 20, justo antes de cumplir los 30. “Es un pilar vital para cualquiera, creo. Ese momento en el que te sientes adulto, pero no has madurado lo suficiente”, explica Trier. “Es eso que llaman el coming of age, pero hace unos años se hablaba de ese rito de iniciación en la adolescencia y ahora sucede a los 30 o incluso a los 40. Hay una discrepancia entre la idea de qué debería ser nuestra vida y lo que en realidad es”.

Renate Reinsve, el rostro de la generación perdida que le valió el premio a mejor actriz en Cannes
Renate Reinsve, el rostro de la generación perdida que le valió el premio a mejor actriz en Cannes
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¿Pero dos tipos de la generación X (“Quizá me llaman boomer a mis espaldas”, bromea Trier) hablando de ese paso para una mujer millennial? “Joachim era el primero que estaba muy nervioso precisamente por esa razón y, por eso, desde el principio me pidieron mi perspectiva”, responde Reinsve a ese escepticismo que ella misma sintió. “Creo que los dos son muy empáticos y tienen curiosidad por el comportamiento humano. Querían explorarlo con respeto y en profundidad, escribieron sobre un ser humano para el que parte de su identidad es ser mujer”.

Si se decidieron por un personaje femenino, en parte, fue porque ese rito de paso a la edad adulta es más complicado aún para la mujer. “Al menos en mi país, cuando llegas a los 30, el gran tema no es si estás casado, es si tienes hijos o no. Tener un hijo habla de biología, de la muerte, de lo que dejas”, continúa Trier. “Julie ha crecido en una parte muy privilegiada del mundo, en Noruega, donde tenía educación gratis y un futuro aparentemente brillante, pero no está aprovechando las oportunidades. Es algo que decimos en Noruega, se siente como la peor persona del mundo, porque está fracasando. Si no puedes lograrlo en Noruega, donde debe de ser fácil, entonces debes de ser la peor persona del mundo. Y creo que para las mujeres la presión es aún mayor y la de tener hijos llega antes que para los hombres”.

Esa búsqueda de identidad entroncó para Trier con la comedia romántica más clásica, con la screwball comedy de los años 30 y 40. Con Historias de Filadelfia (George Cukor, 1940), su favorita. “Me gusta esa tradición cinematográfica y literaria –que está en Edith Wharton o Henry James– de usar el amor como un espejo existencial. En la película de Cukor, Katharine Hepburn se da cuenta de quién es en el encuentro con el otro. Eso me interesa, lo que no quería era caer en la típica historia de que una mujer necesita a un hombre para tener una vida”, explica el director.

Imagen de 'La peor persona del mundo'
Imagen de 'La peor persona del mundo'
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En La peor persona del mundo, Trier puede caer y defender la comedia romántica (habla de Annie Hall, de Éric Rohmer, de Desplechin y hasta de Notting Hill), pero en su habitual reflexión irónica, agrega: “Soy de un país muy pegado al de Bergman”. El melodrama, “entendido en el mejor sentido”, estaba también en el origen de la historia de Julie. “Creo que hay algo sobre Bergman y su acercamiento sin tonterías a los personajes, acercarse a ellos terrible y agresivamente, eso también me ha inspirado”, dice. “Solo que con otro nivel de compasión. Me hago mayor y he aceptado mi propia vulnerabilidad y necesito más historias de esperanza y quiero que esta sea una de ellas”.

Su objetivo con La peor persona del mundo era encontrar “una mezcla particular entre algo melancólico y algo ligero y cómico”, explica. Y para lograrlo se le ocurrió la estructura de los 12 capítulos, más un prólogo y un epílogo. “¿Por qué 12, eh?”, se reía Trier tras el exitoso estreno mundial en Cannes. “Alguien me recordó hace poco Vivir su vida, de Godard y me preguntó si era mi referencia. Ja, ojalá pudiera decir eso, la había visto, pero no lo había pensado hasta ahora. Para ser sinceros, el formato literario deja más espacio, permite que la audiencia respire y nos deja contar una historia épica, contamos cinco años en la vida de Julie”.

Su idea inicial, de hecho, era hacer un musical. “De verdad quería –insiste–, pero no sé cómo hacer que la gente cante, no soy músico, así que me centré en una banda sonora rica, colorida, cálida”. Y el gran resquicio de ese deseo se transformó en la secuencia más celebrada de la película, cuando Julie para el tiempo y corre a lo largo de Oslo para besar a otro. “¿Recuerdas en Todo en un día (John Hughes, 1986) cuando él empieza a cantar y todo el mundo baila? Yo vi esa escena de pequeño y pensé que me daba igual si era real o no, es cine, parece más documental que el resto de la película, pero al mismo tiempo es una fantasía”, eso quería transmitir en esa secuencia. “Es una forma de contar cinematográficamente un sentimiento muy conocido: cuando amas a dos personas, cuando quieres que el tiempo se pare y ver qué pasaría si tomaras esa decisión”.

Renate Reinsve en el rodaje de escena más icónica de 'La peor persona del mundo'
Renate Reinsve en el rodaje de escena más icónica de 'La peor persona del mundo'
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Para Reinsve también fue una escena clave y la más complicada. “A Joachim le gusta hacer las cosas de manera tradicional. Tuve que correr mucho entre gente de verdad parada por todo Oslo”, cuenta. “Casi todos los recursos (unos 5,5 millones de euros) se fueron allí”, revela el director.

Oslo, i love you

La peor persona del mundo es la tercera parte de lo que él y Vogt han llamado la Trilogía de Oslo. “Aunque no nos dimos cuenta de que lo era hasta que no le dimos el guion a Anders Danielsen Lie (Aksel en la película), que había participado en las otras dos (Reprise y Oslo, 31 de agosto), y nos señaló que tenía el mismo espíritu y las mismas preocupaciones” cuenta Trier. 

También está su intención de mostrar la ciudad en su mejor luz. “Ahora bromeamos con que quizá no acabe en una trilogía y rodemos con Anders una cuarta parte dentro de 10 o 30 años. En la película final, tiene 94 años y no sabe cómo va a morir”, se ríe. “No sé, ¿es estúpido o cursi hablar de trilogía? Quizá lo es”. 

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