“Es un cyborg”: Will Smith es incapaz de igualar la energía de Tom Cruise durante los tours de prensa

El actor intentó someterse a tantas entrevistas como suele hacer su compañero, pero no se vio con fuerzas.
Will Smith y Tom Cruise
Will Smith y Tom Cruise
Will Smith y Tom Cruise

Este año la carrera de los Oscar tiene un contendiente seguro: Will Smith, protagonista de El método Williams. El film de Reynaldo Marcus Green se centra en la historia del padre de las tenistas Venus y Teresa Williams, previendo su estreno en España para el 21 de enero de 2022. Paralelamente a incorporarse a las quinielas del circuito de premios (o quizá queriendo engrosar las opciones de que su nombre aparezca), Smith ha publicado un libro de memorias muy revelador, donde da cuenta de sus conflictos con la fama y de dramas personales que van de lo serio a lo hilarante. En este último ámbito, resulta curioso leer cómo de exhaustivamente Smith calculó los primeros compases de su carrera, obsesionado con convertirse en la mayor estrella del mundo.

Hemos de volver la vista a los 90. Smith acababa de triunfar con El príncipe de Bel-Air y hacía sus primeros pinitos en el cine, con títulos como Seis grados de separación, Dos policías rebeldes o, consolidando su fama, Independence Day. Durante el año de estreno de esta última película, 1996, Smith acudió a inaugurar un restaurante Planet Hollywood en Sydney, Australia, donde coincidió con Arnold Schwarzenegger. El actor de Terminator compartió entonces con él un consejo que Smith se grabaría a fuego: “No eres una estrella de cine si tus películas solo tienen éxito en Estados Unidos. No eres una estrella de cine hasta que todas las personas de todos los países del mundo saben quién eres”, le dijo, según se hace eco IndieWire.

“Tienes que viajar por todo el mundo, estrechar todas las manos, besar a todos los bebés. Piensa en ti mismo como un político que se postula como la mayor estrella de cine del mundo”. Smith debía convertirse en una personalidad mediática, y para ello no podía limitarse a protagonizar películas. De hecho, parecía muy socorrido fijarse en una superestrella como Tom Cruise, que llevaba la promoción de sus obras con una mezcla de energía inagotable y sumo cuidado. “Empecé a darme cuenta de lo mucho que otros actores odian los viajes, la prensa y la promoción. Me parecía un auténtica locura”, escribe Smith en su autobiografía. Fue entonces cuando el actor decidió “estudiar la competencia para ver quién más lo sabía, quién más conocía el secreto”.

La investigación le llevó a concluir que Cruise era “el jefe de la manada”. “Empecé a vigilar en secreto todas las actividades promocionales de Tom a nivel mundial. Cuando llegaba a un país para promocionar mi película, pedía a los ejecutivos de cine local que me dieran la agenda promocional de Tom. Y me comprometí a hacer dos horas más de lo que él hiciera en cada país”. Desafortunadamente, no fue tan fácil como parecía. “O Tom Cruise es un cyborg. o hay seis como él. Recibía informes de tramos de cuatro horas y media en las alfombras rojas de París, Londres, Tokio… en Berlín, Tom firmaba literalmente todos los autógrafos hasta que no había nadie más que quisiera uno”.

“Las promociones globales de Tom Cruise eran las mejores de Hollywood”. Fue entones cuando Smith tuvo una idea, aprovechando que ya tenía una carrera como rapero bastante reseñable. De este modo, la promoción de films consecutivos como Men in Black o Wild Wild West fue acompañada de actuaciones musicales. “Tom no podía hacer eso, y tampoco Arnold, Bruce o Sly. Había encontrado el camino para salir de las noticias de entretenimiento y entrar en los titulares de presa. Y una vez que tu película pasa del entretenimiento a las noticias, ya no es una película: es en un fenómeno cultural”, escribe el actor.

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