Hay que fastidiarse, mes amis. Uno se las apaña para poner fin a la Revolución Francesa con un toquecito de metralla, se convierte en el terror de Europa antes de cumplir los 40, hace que le coronen emperador con pompa y boato... Y no solo acaba sus días destronado y en el exilio, sino que llega un inglés (¡un inglés, como Wellington!) y se toma con su vida las libertades que le da la gana. Está claro que, con Ridley Scott, a Napoleón le ha tocado un hueso duro de roer.
Si bien el cineasta conoce bien las guerras napoleónicas (que sirvieron de ambientación para Los duelistas, su debut de 1977), ejemplos tan señeros como Gladiator nos demuestran que nunca deja que la historia le estropee una buena épica. El tráiler de su biopic con Joaquin Phoenix nos recuerda esto debido a los comentarios de historiadores y aficionados a las cosas de l'Empereur que ya han señalado sus inexactitudes.
A continuación, tomamos nota de algunas de estas salidas de tiesto, sin ánimo de hacer sangre pero dejando claro que Scott y Phoenix tienen mucha suerte de que el Gran Corso no pueda tomar represalias. En los días del Imperio, algunos fueron a primera línea en el frente ruso por menos.
¿Es Joaquin Phoenix demasiado viejo?
Si Napoleón se convirtió en una figura tan temida como admirada durante sus años de gloria, no fue solo debido a la magnitud de sus logros, sino también a lo joven que era cuando los alcanzó. El asedio de Tolón y la masacre del 13 de Vendimiario, sus primeros golpes de efecto, tuvieron lugar cuando el corso tenía 24 años. Y, cuando ascendió al trono, Bonaparte sumaba 35 tacos de calendario.
En cambio, Joaquin Phoenix cuenta hoy en día con 48 años. Y, si bien la edad ha endurecido sus rasgos, ayudándole a ofrecer una presencia aún más imponente, conviene recordar que el Gran Corso estiró la pata a los 51 en la isla de Santa Elena. ¿Hubiera sido más interesante adjudicarle el personaje a un actor más joven? Nunca lo sabremos.
¿Qué pasa con esos pelos?
Kimberly Chrisman-Campbell, historiadora de la moda, ha dedicado un extenso hilo de Twitter a comentar la apariencia de los personajes en el tráiler de Napoleón. Y, aunque la mayoría de sus impresiones son positivas, no se le han escapado unos cuantos errores. Centrados muchos de ellos, qué cosas, en el departamento de peluquería.
Para empezar, la escena de la ejecución de María Antonieta nos muestra a la reina con el pelo largo. Cosa inexacta, porque sabemos que a los reos de muerte durante el Terror se les hacía un corte por encima del cuello antes de enviarles al patíbulo. Además, el pintor Jacques-Louis David esbozó la imagen de Maria Antonieta durante su viaje al cadalso, y su dibujo no tiene nada que ver con la imagen que presenta Scott.
Por otra parte, el propio Napoleón debería haber llevado el pelo mucho más largo que Joaquin Phoenix en algunas escenas. Como revelan sus retratos y algunos testimonios, Bonaparte lucía en los comienzos de su carrera unas melenas considerables, con mechones ('orejas de perro') cayendo hasta los hombros, y anudado en una coleta. Su transición al pelo corto, así como su uso constante del sombrero, se debió a la vanidad: l'Empereur quería disimular una precoz calvicie.
¿Bombardeó Napoleón las Pirámides?
Aquello de "Soldados, desde esas alturas cuarenta siglos nos contemplan" está ya muy sobado, así que Scott ha optado por resumirnos la campaña napoleónica de Egipto (1798-1801) con la contundente imagen del entonces general ordenando pegarle un cañonazo a la mismísima pirámide de Keops. ¿Es veraz este momento del tráiler? Ni por asomo.
Aunque una leyenda afirma que las tropas de Napoleón usaron la Esfinge como blanco de tiro, dejando al monumento sin nariz, lo cierto es que el Corso se llevó consigo a numerosos científicos cuyos descubrimientos (la piedra Rosetta, para empezar) pusieron los cimientos de la egiptología moderna. Hasta donde sabemos, su mayor acto de vandalismo fue subir a la cumbre de la Gran Pirámide por una apuesta con su amigo Gaspard Monge. El cual, por cierto, ganó el desafío.
¿Participó Napoleón en una carga de caballería?
A la hora de presentar a tu protagonista como un bizarro militar sin miedo a la muerte, nada mejor que ponerle sable en mano mientras cabalga al galope encabezando a sus tropas. Sin embargo, este momento (probablemente en la batalla de Marengo) entra también en el catálogo de inexactitudes de la película.
Para empezar, aunque supiera montar a caballo como correspondía a un militar de su época, Napoleón ganó su fama como oficial de artillería, arma a la quedio una importancia capital durante sus campañas. Además, aunque no fuera adverso a exponerse de cuando en cuando al fuego enemigo, prefería mantener estos momentos en secreto para que así sus enemigos no hiciesen correr el rumor de que había muerto en combate.
Así pues, no nos queda constancia de que Bonaparte se jugase la vida al frente de sus jinetes. La carga de caballería que selló su victoria en Marengo estuvo encabezada por el general Kellermann, un especialista en la materia, y lo más parecido a un momento así del emperador durante la campaña de Italia tuvo lugar, probablemente, cuando posaba para su célebre retrato ecuestre.
¿Es muy cutre esa capa de armiño?
Analizando la indumentaria de Joaquin Phoenix en la escena de la coronación, Kimberly Chrisman-Campbell no se ha cortado un pelo. Según la historiadora, la capa de armiño lucida por el actor "parece sacada de la colección de alfombras Jon Nieve de Ikea".
Chrisman-Campbell explica que una capa de armiño auténtica nunca es tan lisa ni regular como la que vemos en el tráiler. "El verdadero armiño no es totalmente liso, porque se hace cosiendo muchas pieles muy pequeñas, y las colas de los animales [que lucen un punto negro en su extremo] pueden apreciarse aunque estén cosidas aparte para dar un efecto más uniforme o llamativo".
¿Qué pasó con el hielo en Austerlitz?
No hay que estar muy puesto en historia napoleónica para saber que la 'batalla de los tres emperadores' será uno de los momentos culminantes de la película. Y el tráiler nos revela que, para representarla, Scott ha elegido el momento en el que Napoleón rompió con su artillería el hielo de un lago helado, condenando así a las tropas rusas a una muerte agónica.
¿Dónde está el fallo? Pues, para empezar, en que esta acción no fue una finta, sino un accidente: los rusos estaban ya en retirada hacia Viena, y el hielo se rompió principalmente por el peso de las piezas de artillería que intentaron transportar sobre él. Ese momento en el que Phoenix responde a los gritos de alarma de sus oficiales con un lacónico "Bien" resulta de lo más impresionante, pero no es muy histórico, que digamos.
La escena contiene otro error relacionado con este: según todas las descripciones del evento, el 2 de diciembre de 1805 no nevó sobre Austerlitz. Pero, si Ridley Scott quiere tener una escena mayúscula ambientada en un campo nevado, tú te callas y lo asimilas: la voluntad del director inglés es, como bien sabemos, napoleónica.
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