Joaquin Phoenix es uno de los actores más talentosos de la actualidad. También, quizá en directa sintonía, uno de los que arrastra a sus espaldas mayor fama de excéntrico, metiéndose tanto en sus personajes que abundan las historias de rodajes incómodos o determinados por sus impulsos. James Gray, que le ha dirigido en varias películas, salió a defenderle recientemente, y ocurría en paralelo a que Phoenix empezara a trabajar en la secuela de Joker, Folie à deux. El intérprete de Arthur Fleck ganó por fin el Oscar a Mejor actor gracias a la primera película, y el rodaje de Joker 2 ha coincidido con la preparación de otro gran proyecto, donde Phoenix se ha reunido con Ridley Scott tras su celebrada colaboración en Gladiator. Hablamos de la muy esperada Napoleón.
La idea de dedicarle un biopic a esta figura ha rondado por la cabeza de varios directores, destacando Abel Gance con su épico Napoleón en 1927. Más tarde Stanley Kubrick trabajó durante un tiempo en otra versión, que más tarde quiso llevar a cabo Steven Spielberg como una miniserie. No cuajó, pero años más tarde Scott se propuso realizar otro biopic que se tituló en sus inicios Kitbag. La película tiene como protagonista a Phoenix junto a Jodie Comer en el papel de su mujer Josefina, también en segunda colaboración con Scott tras El último duelo. El director de La casa Gucci le ha cogido el gusto a los dramas de época, y de cara a Napoleón no puede sino alabar la interpretación de Phoenix como Bonaparte. Una tan potente que al parecer ha cambiado el film por completo.
“Es lo más lejano a lo convencional que se puede ser”, cuenta de Phoenix para Empire. “No deliberadamente, sino por intuición. Es lo que le mueve. Si algo le molesta, te lo hace saber. Hizo que Napoleón fuera especial cuestionándolo todo constantemente”. El director, que planea estrenar Napoleón con Apple en 2023, explica que la forma de Phoenix de aproximarse al personaje obligó a que el proyecto sufriera transformaciones. “Con Joaquin podemos llegar a reescribir toda la maldita película si se siente incómodo. Y eso fue lo que pasó con Napoleón. Rehicimos la película para ayudarle a centrarse en quién era Bonaparte. Tuve que respetarlo, porque lo que se decía era muy constructivo. Lo hizo todo más grande y mejor”.
Scott sostiene, en efecto, que Napoleón es una película mucho mejor que cuando empezaron. “Con Napoleón creo que nos atrincheramos y encontramos al personaje, o lo más parecido a lo que pudo haber sido”. Y concluye: “Joaquin es probablemente el actor más especial y reflexivo con el que he trabajado”.
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