‘El hombre del norte’ tuvo que cambiar sus diálogos desde el montaje para ser más accesible

Cosas de que Robert Eggers, tras ‘La bruja’, fuera puesto al frente de un blockbuster.
Alexander Skarsgård en 'El hombre del norte'
Alexander Skarsgård en 'El hombre del norte'
Universal
Alexander Skarsgård en 'El hombre del norte'

Robert Eggers se metió en un lío con El hombre del norte. Este cineasta había logrado un gran éxito crítico con sus dos películas previas, La bruja y El faro. Aunque ambiciosas y con vocación de gustar al público, ambas películas eran tirando a excéntricas y estaban adscritas al ámbito independiente, de forma que fuera un paso bastante delicado para su carrera saltar a las grandes ligas con El hombre del norte, mediando la financiación de Universal. Esta aventura vikinga protagonizada por Alexander Skarsgård, así las cosas, pasa por ser un blockbuster atípico que asume ciertos riesgos en cuanto a la taquilla (en EE.UU., de hecho, no está funcionado nada bien), y su génesis ha sido infernal.

Durante la promoción del film, Eggers no ha podido ser más sincero, detallando las injerencias de Universal en el montaje final y las penosas circunstancias de rodaje. También sus dificultades para que El hombre del norte fuera un film accesible a todo tipo de público (en oposición a las algo crípticas La bruja y El faro), que terminaron por estallar en unos pases de prueba donde la audiencia aseguraba sentirse desconcertada. No entendía la historia. Esto ocurría cuando la película ya había terminado de rodarse, así que tanto Eggers como su coguionista, el poeta islandés Sjón, tomaron una decisión drástica: hacer que ciertos fragmentos fueran más sencillos de entender gracias a la sala de montaje.

Esto es, a recurrir al ADR (Automated Dialog Replacement), reemplazando frases de los personajes por otras nuevas que habrían locutado los mismos actores. Suena a algo dificilísimo y en efecto lo es: tanto Skarsgård como el resto de actores principales (Ethan Hawke, Nicole Kidman, Anya Taylor-Joy o Willem Dafoe) tuvieron que pasar por cabina para leer frases nuevas que debían ajustarse a su movimiento de labios previo. Naturalmente, el mayor esfuerzo para conseguirlo pasaba por la reescritura de Eggers y Sjón: “El crucigrama más difícil que puedas imaginar”, cuenta el segundo para Vulture, mientras el director trata de resumir la experiencia.

“Vale, tenemos 18 sílabas. La quinta tiene que ser una T porque esa T está muy marcada. A lo mejor se puede usar una D. Y la siguiente sílaba debería empezar por S”. El guion fue un tema controvertido desde el comienzo, porque el rigor histórico que suele exhibir Eggers frente a sus trabajos quería pasar, originalmente, por que los personajes hablaran nórdico antiguo. Al final no fue así, pero “lo mantuvimos en los rituales y las canciones”, destaca Eggers, en cuyo empeño contó con el apoyo del lingüista Haukur Þorgeirsson. Sjón, a su lado, intenta quitarle hierro al asunto: “¿Por qué harías una historia medieval desarrollada en tres países, llena de batallas y seres mágicos, sin esperar que fuera difícil?”.

Estos no han sido los únicos percances. Los coordinadores de acrobacias han llegado a describir El hombre del norte como “la peor experiencia de su vida”, y el pulso de Eggers con los ejecutivos de Universal fue una constante durante el rodaje. “Necesitaba la presión del estudio para conseguir la versión más entretenida de la película. Así que es un montaje del que estoy orgulloso, aunque mi instinto no es hacer entretenimiento”, admite. “Les prometí hacer la película de Robert Eggers más entretenida que pudiera hacer”, y una vez ha terminado el trabajo, se siente contento de los resultados a los que condujo esta lucha. ¿Tanto para volver a trabajar con una major? Eso no lo aclara.

“Si te tomas de forma servil las notas del estudio, la película se convierte en una mierda, porque ellos no son cineastas. Por eso contratan a cineastas para hacer las películas”, señala Eggers. “Creo que sobrevivimos porque estábamos decididos a hacer lo que queríamos a hacer, y no íbamos a parar hasta estar orgullosos de ello. Habría sido muy fácil decir ‘que le jodan al estudio, odio esto, están arruinando mi película’, lo difícil era seguir adelante hasta que estuviéramos contentos”. El hombre del norte ya está disponible en cines españoles. 

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