'El buen patrón' manda también en los Premios Platino del homenaje a Carmen Maura y el recuerdo a Juan Diego

CEREMONIA DE ENTREGA DE LOS PREMIOS PLATINO
Fernando León de Aranoa, al recoger el último Premio Platino
Chema Moya / EFE
CEREMONIA DE ENTREGA DE LOS PREMIOS PLATINO

Siempre se habla de los lazos entre España y los países latinos, pero no suelen estar tan presentes como deberían. Frente a esa situación, los Premios Platino los canalizan y favorecen, raíz por la que generan afinidad aunque aun les falte arraigo cinematográfico. La IX edición, desarrollada en Madrid, tenía los alicientes de ofrecer el último ‘duelo’ entre El buen patrón, Madres paralelas y Maixabel, en el que como en los Goya, se impuso la primera, y de ver el homenaje a la gran Carmen Maura.

La comedia de Fernando León de Aranoa, crítica con la realidad laboral y con ciertos perfiles empresariales, ganó cuatro de los once galardones a los que optaba, Mejor Película Iberoamericana de Ficción, Mejor Dirección, Mejor Interpretación Masculina (Javier Bardem) y Mejor Guion.

Por su parte, la obra de Pedro Almodóvar obtuvo los reconocimientos a Aitana Sánchez-Gijón (Mejor Interpretación Femenina de Reparto), al compositor Alberto Iglesias (Mejor Música Original) y a la Mejor Dirección de Arte, para Antxón Gómez. En cuanto a Maixabel, Blanca Portillo se llevó el trofeo a la Mejor Interpretación Femenina.

Del palmarés también cabe destacar los tres platinos cosechados por la serie argentina El reino, de Marcelo y Claudia Piñeyro, triunfadora en el apartado como atestiguan el Premio a la Mejor Miniserie o Teleserie Cinematográfica Iberoamericana, el de Mejor Creador de Miniserie o Teleserie Cinematográfica y el de Mejor Interpretación Masculina de Reparto en Miniserie o Teleserie (Joaquín Furriel). Asimismo, hay que señalar los dos galardones de la coproducción iberoamericana Karnawal, Mejor Ópera Prima de Ficción Iberoamericana (el primer premio de la noche) y Mejor Interpretación Masculina de Reparto (para el chileno Alfredo Castro).

La gala del cine iberoamericano, presentada por Miguel Ángel Muñoz (no pudo lograr el premio en la categoría documental por 100 días con la Tata) y la argentina Lali Espósito, se adscribió a lo correcto y lo pulcro y remitió, para bien y para mal, a las ceremonias de antes. Dentro de que convenció, se resintió por las obligaciones comerciales (el acuerdo con La Liga), los inevitables detalles de compromiso social y sobre todo porque en el fondo tuvo poca historia.

CEREMONIA DE ENTREGA DE LOS PREMIOS PLATINO
Javier Bardem y Blanca Portillo, con sus premios
Chema Moya/EFE

La dinámica de estos eventos, tendente a lo pesado, contó con los aciertos de juntar en una tanda los Platino de Arte, Montaje, Sonido y Fotografía (sin hacerlos de menos como los Óscar) y de anunciar al mismo tiempo los distintos galardones de interpretación masculina y femenina. Por ello compartieron escenario Blanca Portillo, que dedicó su triunfo a Icíar Bollaín, a Maixabel Lasa “y a las mujeres y madres que siempre por sistema son trabajadoras”, y Javier Bardem, quien por el Día de la Madre tuvo palabras para la suya, Pilar Bardem.

La estrella rindió además tributo al memorable Juan Diego, recientemente fallecido, “uno de los grandes maestros” por su ética como ciudadano, por su implicación social y por supuesto como artista. La primera manifestación de recuerdo al intérprete fue la de Aitana Sánchez-Gijón, que también hizo una mención a Alicia Hermida. En el cierre de la ceremonia, Jaume Roures, productor de El buen patrón, leyó un artículo de María Botto sobre la figura de Juan Diego.

CEREMONIA DE ENTREGA DE LOS PREMIOS PLATINO
Enrique Cerezó entregó el premio a la homenajeada Carmen Maura
Chema Moya/EFE

Como siempre ocurre, lo emotivo se concentró ante todo en el momento del homenaje, en este caso a Carmen Maura, que recibió el Premio Platino de Honor de manos de Enrique Cerezo. “Si seguís así voy a llorar”, comentó respecto a los aplausos, vítores y muestras de cariño y respeto. Algo nerviosa, como admitió al final de su discurso, habló de lo maravilloso que ha sido para ella dedicarse a la actuación, profesión de la que resaltó su dureza y la necesidad de ser paciente.

Expuso que una carrera “no se termina nunca porque haces un personaje, y otro, y siempre estás estudiando y aprendiendo”. En este sentido, afirmó con complicidad que “es muy divertido poder ser rica, pobre, mala. Matar, por ejemplo. Y luego irte tan tranquila a casa a dormir. Es genial porque te arregla mucho la cabeza”.

Antes, por la cuestión iberoamericana, hizo hincapié en que a lo largo de su trayectoria ha trabajado en Costa Rica, México, Colombia, Venezuela, Brasil, Uruguay, Argentina y Chile y quiso compartirlo con las personas con las que estuvo en esos proyectos.

Como apunte curioso, cuando hablaba de los premios y de esos instantes en los que solo uno de los nominados gana, subrayó que ya no quería más goyas. “Os lo digo porque llega un momento en el que ya tengo bastante”, indicó con una mezcla de humor y sinceridad.

Por otro lado, la triste y delicada coyuntura internacional motivó, en el marco del énfasis en los lazos iberoamericanos, un mensaje de paz presidido por el simbolismo de la bandera de Ucrania formada con las cartulinas amarillas y azules que portaban los asistentes. Unos colores también presentes en las escaleras del patio de butacas de IFEMA.

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