¡Bang, bang! 10 'Calamity' Jane de cine, la gran pistolera del Salvaje Oeste

De Jean Arthur y Doris Day a la Martha Jane de animación que presenta Rémi Chayé en ‘Calamity’, repasamos los rostros más míticos de esta pistolera de leyenda.
Calamity
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Hace casi 170 años nacía en Princeton, Missouri, la que probablemente sea la gran pistolera del Far West americano, Martha Jane Canary-Burke, también conocida como ‘Calamity’ Jane. 

La fama de su puntería y de sus borracheras cruzaba el Estados Unidos del momento, de Arizona a Deadwood, en Dakota del Sur, pero ¿quién era y de dónde venía esta mujer que desafío todas las convenciones del mundo del Oeste?

En Calamity, el francés Rémy Chayé fabula sobre la adolescencia de la pistolera en una aventura formativa animada, repleta de vibrantes colores y de fervor fosforescente. Su propuesta, que se estrena este viernes 17 de septiembre, es una vuelta de tuerca en los habituales retratos sobre la forajida, y nos ha obligado a repasar cómo el séptimo arte y la pequeña pantalla han ayudado a forjar su leyenda. 

A continuación, regresamos a los rostros más míticos de Calamity Jane en el séptimo arte y en el mundo catódico.

‘Wild Bill and Calamity Jane in the Days of '75 and '76’ (1915)

Wild Bill and Calamity Jane in the Days of '75 and '76
Wild Bill and Calamity Jane in the Days of '75 and '76
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Mary C. Hartzell escribió el guion para la Black Hills Film Company del primer largometraje de la historia sobre ‘Calamity’ Jane, a quien encarnaría la hija adoptiva de la guionista, Freeda Hartzell Romine. 

Freeda lo tenía fácil para ajustarse al papel, pues los Hartzell llevaban años gestionando y actuando en espectáculos ambulantes del Wild West. Todo queda en casa, por cierto, ya que Hartzell madre se reservó el rol de la progenitora de la pistolera en un filme que ha pasado también a los anales por ser la primera película realizada en el estado de Nebraska.

‘Wild Bill Hickok ‘(1923), de Clifford Smith

Wild Bill Hickok
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‘Calamity’ Jane seguía vistiendo falda y cabalgando a lo loco junto a Wild Bill en la siguiente producción americana que se fijó en ambos de nuevo en calidad de pareja romántica. 

Ethel Grey Terry, conocida por su rol protagónico en El hombre sin piernas (Wallace Worsley, 1920), junto a Lon Chaney, es el rostro de Juana Calamidad en esta cinta de la Paramount que llegó a distribuirse por todo Estados Unidos y que ha podido sobrevivir a las inclemencias del paso del tiempo gracias a la Cinémathèque Royale de Bélgica y al MoMa.

‘The Plainsman’ (1936), de Cecil B. DeMille

En este western espectacular firmado por el más espectacular de los directores del Hollywood clásico, Martha Jane Canary es una conductora de diligencias que de nuevo está enamorada hasta las trancas de Wild Bill Hickok. Eso sí, con el rostro y la fiereza de Jean Arthur, la musa de Frank Capra, capaz de darle la réplica a un Wild Bill encarnado, ni más ni menos, que por Gary Cooper. 

‘Calamity’ Jane es atlética y vivaracha, y poco –o más bien nada– tiene que ver con la ‘Calamity’ pendenciera que en realidad fue la figura histórica. Sin duda, el Código Hays tuvo mucho que ver con este suavizado retrato de la heroína –a pesar de todo–, aunque Arthur defendió a la pistolera como precedente de la mujer emancipada moderna: “Las mujeres realmente emancipadas son siempre naturales, porque hacen lo que quieren hacer”, afirmó.

‘Aventureros de Dakota’ (1941), de Alfred E. Green

En los años 40, ‘Calamity’ Jane apareció como personaje en varias películas de serie B, convertida en material de leyenda y en un arquetipo de la feminidad independiente lo suficientemente flexible para adaptarse a cualquier relato. 

En la cero pretenciosa Aventureros de Dakota le pone rostro la malograda a la par que fotogénica Frances Farmer, quien no acababa de comprender por qué una pistolera como Jane tenía que aparecer tan arregladita en pantalla. Tras esa película, comenzó la caída en desgracia pública de la actriz, una de las grandes contestatarias avant la lettre de Hollywood.

‘Rostro pálido’ (1948), de Norman Z. McLeod

Hete aquí uno de esos vehículos para el lucimiento de un cómico que, en vez de dar lustre al protagonista, acaba favoreciendo a su partenaire. El cómico en cuestión es Bob Hope, pero, a todas luces, Jane Russell se come la pantalla –e incluso a Hope– en el rol de una ‘Calamity’ Jane fulminante y poderosa, que trabaja para el gobierno como espía para investigar la venta de armas a los nativos americanos. 

Acostumbrados a ver a Russell como una bomba sexual, en Rostro pálido hace gala de su figura sin necesidad de enseñar escote, logrando que el espectador tiemble con su abanico de expresiones feroces y su presencia escultural. Cuando la vemos beberse de un trago un whisky, tras lograr liberar a un grupo de funcionarios del gobierno, sabemos que hay que tomarse a Russell/Jane muy en serio.

‘Calamity Jane y Sam Bass’ (1949), de George Sherman

El retrato menos convencional de la forajida está interpretado por la más sensual de las actrices que se han atrevido con el personaje, Yvonne De Carlo. Aquí ella gana dinero participando en carreras de caballos por todo el país y tiene como compañero de hazañas al atracador de bancos Sam Bass en vez de a Wild Bill, en otra de esas licencias poéticas tan características de Hollywood. 

Sea como fuere, pocas veces Martha Jane Canary lucía tan fiera en pantalla, vestida con pantalones ajustados de piel vuelta, persiguiendo sin remilgos al hombre objeto de su deseo y liando sus propios cigarrillos. Una tipa dura.

‘Calamity Jane’ (1953) de David Butler

¿Puede la pistolera más ruda del oeste ser la protagonista de un musical? En la fábrica de sueños el único límite que existe es el cielo y esa sentencia parece ajustarse a este musical sin complejos sobre Juana Calamidad protagonizado por la reina de América: Doris Day. 

Ella es ‘Calam’, risueña y bulliciosa conductora de la diligencia, en una suerte de caracterización heredera de la ‘Calamity’ de Jean Arthur, aunque más exuberante y también desconcertante, ya que sus favores parecen repartirse entre Wild Bill Hickok (Howard Keel) y la desvergonzada artista de variedades Katie Brown (Allyn Ann McLerie). Por algo la película ha encontrado con los años su merecido lugar en el canon del cine queer.

‘Buffalo Girls’ (1995), de Rod Hardy para la CBS

Buffalo Girls
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Aunque en la década de los 60 continuaron haciéndose westerns con Juana Calamidad como personaje secundario, los 70 y los 80 no fueron favorables para la pistolera. En 1984, Jane Alexander defendió a la forajida en una TV Movie por la que logró el Premio Emmy, pero no sería hasta los 90 cuando volvería a lo grande: por la gran pantalla desfiló en Wild Bill, de Walter Hill y con Ellen Barkin como nuestra heroína; y para la pequeña pantalla se presentó encarnada por una súper estrella de Hollywood, Angelica Huston. 

Con la idea de que Wild Bill y Jane engendraron a una hija que ella acabó dando en adopción como base narrativa, esta miniserie cuenta con uno de esos repartos estelares del momento: Melanie Griffith en el rol de Dora Du Fran, madame de un burdel; Gabriel Byrne como Teddy Blue; Sam Neil haciendo de Wild Bill; Jack Palance como Bartle Bone; y Peter Coyote interpretando a Buffalo Bill. Estuvo nominada a casi todas las categorías de los Emmy, pero solo se llevó el de mezcla de sonido.

‘Deadwood’ (2004–2006), de David Milch para HBO

Todo en Deadwood era sucio y no en vano su ‘Calamity’ Jane disparaba ‘fucks’ más rápido que las balas de su revolver. No era muy complicado en una serie célebre por el elevado uso de palabras malsonantes. En concreto, unas 2980 ‘fucks’ a lo largo de sus tres temporadas, aunque ello no es óbice para reseñar la brillante caracterización y aún más brillante interpretación de Robin Weigert en el rol de Martha Jane, atorada y alcohólica, pero valiente y pionera. O la amabas o la odiabas. Esa polarización, probablemente, debía de ser cierta en tiempos de la forajida.

‘Calamity’ (2020), de Rémi Chayé

Calamity
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En su ópera prima El techo del mundo (2015), el francés Rémi Chayé demostró que las chicas adolescentes autónomas son estupendas heroínas en el cine de animación. También que el tratamiento del color es su punto fuerte. 

Con Calamity vuelve a presumir de talento –no en vano se hizo con el Premio Cristal al mejor largometraje en Annecy 2020– para contarnos los años mozos de la mítica forajida, cuando viaja en una caravana de colonos y ha de enfrentarse a la mala fama que se ha granjeado a causa de sus gustos, ya que prefiere montar a caballo y aprender a disparar a llevar falda y cuchichear sobre chicos. La infancia de una leyenda que ya como niña apuntaba maneras.

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