¿Qué fue de Beatriz Luengo? De la tenaz Lola en 'Un paso adelante' a su vida como compositora y directora

La cantante de UPA Dance dirige el documental 'Patria y vida' sobre la canción que inspiró las protestas sociales en Cuba.
Beatriz Luengo, de 'Un paso adelante' a compositora de éxito
Beatriz Luengo, de 'Un paso adelante' a compositora de éxito
Redes sociales de Beatriz Luengo
Beatriz Luengo, de 'Un paso adelante' a compositora de éxito

Beatriz Luengo aterrizó en la vida adulta al mismo tiempo en la ficción televisiva y en la realidad. De hecho, tenía dieciocho añitos cuando (tras aparecer en una película y un par de capítulos de El comisario) superó un casting para coprotagonizar la serie Un paso adelante, que se emitió con éxito rotundo en Antena 3 entre 2002 y 2005 (y luego fue exportada a Europa y América Latina).

A lo largo de 84 capítulos, la actriz y cantante madrileña se metió en la piel de una joven dulce e inocente, llamada Lola, que vive volcada con el baile, los estudios y la familia. El personaje era tan tenaz y luchador como la propia Luengo, que creció en el seno de una familia humilde y decidió invertir sus primeros ahorros en una escuela de danza, en el barrio de Hortaleza, dirigida por su madre.

Al principio, la gente vino confundida, no sabía si era la escuela de la serie, si era una escuela normal o si por apuntarse iban a salir en la televisión”, comentó una vez. “También teníamos el miedo de que se apuntara mucha gente por el boom de la serie y que luego no lo pudiéramos sostener. Así que desde el principio dije que no daría ninguna clase porque no quería ligar la escuela a mi éxito o fracaso profesional”.

Durante el rodaje de Un paso adelante, Luengo tuvo ocasión de conocer al rapero cubano-español Yotuel Romero, fundador del grupo Orishas, con quien acabó iniciando una relación de pareja que aún hoy continúa (y la ha convertido en madre de dos hijos). En esa misma época descubrió también lo que era el fenómeno fan después de entrar a formar parte de una banda basada en los protagonistas de la serie, Upa Dance, con la que se hartó de hacer conciertos.

Adiós a Lola

Cuando Un paso adelante llegó a su fin, Luengo dio dos pasos atrás para coger impulso y pensar cómo podía seguir evolucionando artísticamente. Como no quería sentirse encasillada, rechazó hacer varias series en las que iba a encarnar a personajes demasiado parecidos al de Lola.

También emprendió carrera musical en solitario, lanzando en 2005 un ecléctico disco (Mi generación) que le valió una nominación a mejor cantante española en los MTV Europe Music y fue objeto de cierto escepticismo prejuicioso. “Me decían que no iba a funcionar, que nunca lo pincharían en la radio”, ha comentado. “Además, notaba que algunos no creían que la chica a quien le decían cómo vestirse resultara de pronto compositora. Fue muy difícil”.

Después viajó a Francia, en principio, con la idea de pasar allí unas semanas haciendo un curso de danza que quizás luego podría aplicar en su escuela. Pero al poco empezó a actuar en el bar parisino La Favela Chic y sus planes iniciales cambiaron radicalmente.

“El Dj ponía un bombo, yo hacía el ‘tacataca’ [con mis zapatos de flamenco] y lo grabábamos a través de un sistema de loop. Iba creando bases y cantando arriba de eso. Así construí mi carrera en Francia. Así me firmó un sello muy pequeñito y, a los seis meses, habíamos vendido 130 mil copias con un single llamado Hit Lerele”.

Un cuaderno redibujado

Aquel inesperado éxito comercial supuso un chute de autoestima para Luengo, que regresó bastante ilusionada a España para preparar su disco Carrousel, pero pronto se dio cuenta de que, por muchos discos que estuviera vendiendo en el país vecino, buena parte de la industria discográfica española la seguía viendo como ‘la chica de UPA Dance’.

“El prejuicio me enseñó a ser fuerte”, apuntó en su libro El despertar de las musas. “También me enseñó que la vida es un camino donde la finalidad es simplemente parecer lo que realmente eres, pues a menudo somos una cosa y parecemos otra. En mi caso, debido a eso y a lo que me hacía sentir, tuve que abandonar mi país, a mi familia y todo lo que era vital para mí. Necesité salir fuera para que el cuaderno de mi historia empezase en blanco, porque el relato dibujado sobre él era imposible de redirigir”.

En 2009, esperanzada ante la posibilidad de llegar a trabajar en Latinoamérica, Luengo puso rumbo a Miami, donde consiguió firmar un contrato con Sony Music y preparó un disco (Bela y las mosquitas muertas) que le granjearía un Grammy Latino y la llevaría de gira por Colombia, Chile y Argentina. Desde entonces, ha escrito canciones para gente como Diego Torres, Chayanne, Thalía y Ricky Martin, algo que la ha consagrado como una compositora de música latina de referencia.

Su regreso a la interpretación

Aunque durante años dejó aparcada su faceta como actriz, la artista de 40 años aceptó en 2018 hacer un cameo en la serie de los Javis Paquita Salas, y ahora acaba de participar en Upa Next, que retoma el universo de la ficción que en su día la lanzó al estrellato. 

En realidad Mónica [Cruz] y yo planeamos una filtración irreal para que los medios lo cubrieran y se demostrara que la gente tenía ganas del regreso”, confesó al respecto. “Un día dijimos de lanzarnos a la piscina y dije en redes sociales que UPA tiene chat de grupo. De repente nos llama hasta ‘El Hormiguero’ para que hablásemos en exclusiva de una vuelta que básicamente nos habíamos inventado”.

Por otro lado, Luengo debuta estos días como directora con Patria y vida: El poder de la música, un documental sobre la canción de hip-hop convertida en grito de lucha contra la represión protagonizado por seis raperos disidentes que consiguen reescribir la historia de su Cuba natal en una batalla lírica por los derechos humanos a través de la canción Patria y vida.

El título de esa especie de himno de libertad fue el grito más escuchado entre la multitud que en julio de 2021 se manifestó contra el Gobierno de Cuba. Por desgracia, ese hecho llevó a que uno de sus participantes, Maykel Osorbo, diera con sus huesos en la cárcel. También propició que el gobierno de la isla prohibiera la canción, premiada por la Academia de los Latin Grammy con dos galardones, y hasta ha llevado al exilio forzado a Yotuel Romero, que hoy no puede regresar a su país pero tampoco piensa dejar de alzar la voz contra la injusticia.

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