Un héroe ganó el Gran Premio del Festival de Cannes en 2021, y meses después fue candidata al Globo de Oro a Mejor película extranjera. Para rodar el film Asghar Farhadi había partido de unos hechos reales acaecidos en 2011, cuando un hombre que estaba en prisión por deudas encontró una bolsa llena de oro y, en lugar de quedársela, se la devolvió a su dueño. Fue un nuevo éxito para este cineasta iraní, que ya había ganado dos Oscar a Mejor película internacional por Nader y Simin, una separación y El viajante, pero un éxito que tuvo que ser matizado ante la posibilidad de que Un héroe fuera, en realidad, un plagio.
En 2022 Azadeh Masihzadeh aseguró que la película de Un héroe era sospechosamente parecida a un documental que ella había dirigido en 2014, centrado en el mismo suceso. Puesto que Masihzadeh fue alumna de Farhadi y de hecho el proyecto había sido gestado en un taller de cine de Teherán del que Farhadi había sido profesor, la acusación era muy plausible y llegó a los tribunales. “Lo que aparece en la película Un héroe es distinto”, se defendió Farhadi entonces. “Lo que hice en Un héroe no está relacionado con ese taller; se basa en un acontecimiento actual de dos años antes. Un héroe es una interpretación del suceso. El documental es otro enfoque, no son lo mismo en absoluto”.
Hoy, según recoge IndieWire, el proceso judicial apunta a haber concluido tras dos años de desarrollo y Farhadi ha sido absuelto de todos los cargos. Tres expertos en derechos de propiedad intelectual de la Universidad de Teherán han prestado testimonio y argumentado que los hechos que abordan tanto Un héroe como el documental de Masihzadeh son de dominio público y pueden prestarse a varias interpretaciones. El que Masihzadeh fuera la primera en abordarlo no implica que tuviera derecho exclusivo sobre el material.
El tribunal habría visto varias versiones del documental y docenas de horas de grabaciones de Farhadi en el taller para concluir que no hay plagio, noticia que Farhadi ha recibido desde Los Ángeles: el director no se encuentra ahora mismo en su papel natal, sino en EE.UU. rodando su próxima película. La resolución del juicio ha llegado tras un proceso tremendamente opaco, que los medios internacionales apenas han podido seguir: la razón se encuentra en las peculiaridades del sistema judicial iraní, que sujeto a la teocracia que gobierna el país persa conduce a que los tribunales estén supervisados por funcionarios religiosos.
De hecho, hacia el final del juicio se ha dejado caer que Maihzadeh iba a ser castigada a base de latigazos debido a la absolución de Farhadi. Eso es falso porque Farhadi nunca llegó a contrademandarla, aunque ahora Masihzadeh tiene la opción de rechazar la sentencia y alargar el proceso.
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