35 años sin Andy Warhol, el artista que sobrevivió a un intento de asesinato y murió luego de la forma más absurda

Vida y muerte del artista más sintomático de la segunda mitad del siglo XX.
Andy Warhol
Andy Warhol
EUROPA PRESS / MUSEO PICASSO MÁLAGA
Andy Warhol
35 años desde la muerte de Andy Warhol

Escribir el radical Manifiesto SCUM (que, entre otras cosas, instaba a destruir el Gobierno, eliminar el sistema monetario y aniquilar el sexo masculino) le granjeó a Valeria Solanas un hueco en el Olimpo del feminismo radical. Pero lo que realmente le brindó aquellos 15 minutos de fama a los que todas las personas tienen derecho fue intentar asesinar a Andy Warhol. 

Solanas, que sufría esquizofrenia paranoide, estaba resentida con el popular artista plástico, quien le dio un pequeño papel en su película I a Man (1967) pero luego no quiso producir una película de la que ella había elaborado un guion. Cuando ella fue a reclamarle el manuscrito, Warhol le dijo que lo había perdido.

Convencida de que Warhol trataba de apropiarse de su trabajo, la mujer se presentó la tarde del 3 de junio de 1968 en su oficina con un revólver y, al grito de que el de Pittsburgh controlaba su mente, le descerrajó varios disparos mientras él estaba al teléfono. Después, se entregó en la comisaría de Times Square.

Antes de ser juzgada por aquellos tiros, Solanas fue trasladada al ala psiquiátrica del Hospital Bellevue y, cuando finalmente se celebró el juicio, la condenaron a tres años de prisión (parte de ese tiempo lo pasó encerrada en un centro psiquiátrico).

En realidad, Solanas era una mujer tremendamente inteligente (se graduó en psicología a base de becas) y aquellos problemas de salud mental que padecía guardaban relación con una serie de experiencias vitales traumáticas: había sido violada por su padre durante la infancia y se vio tirada en la calle (prostituyéndose y enganchada a las drogas) desde los quince años. 

En abril de 1988, fue hallada muerta a los 52 años en un colchón sucio de una habitación de hotel en San Francisco, más sola que la una, sin un centavo y rodeada de las páginas mecanografiadas de sus últimos escritos.

Uno de los balazos recibidos por Warhol le atravesó un pulmón y, aunque entró en el hospital clínicamente muerto, los médicos fueron capaces de reanimarlo a tiempo. Tras dos meses de convalecencia, el icono del pop-art americano fue dado de alta, pero los disparos le obligaron a usar un corsé ortopédico por el resto de sus días y, además, contribuyeron a agravar la hipocondría que sufría ya desde pequeño; padeció un problema neurológico que le afectaba también a la pigmentación de la piel y, gracias a las largas temporadas que pasaba en la cama, se aficionó a los cómics y las revistas del corazón. 

Objetivo: Andy Warhol

Puede que Warhol sea el artista más famoso del siglo XX. Sin embargo, muy pocos llegaron a conocer realmente al misterioso hombre que se escondía detrás del excéntrico genio. 

"Andy reemplazó la imagen de la superestrella perfecta con lo contrario. Siempre enfatizó sus defectos: cuando empezó a perder pelo se puso una peluca absurdamente obvia, hizo un esfuerzo extra para sonar lo más imbécil que podía en las entrevistas. Cuando se hizo más mayor empezó a llevar pelucas blancas y se pintaba las cejas de gris. Hizo a las superestrellas más cercanas a la vida y más enigmáticas que nunca", contó el artista neerlandés Typex, que pasó varios años documentándose para elaborar la magnífica biografía gráfica Andy. Una fábula real.

Andy Warhola nació en 1928 en Pittsburgh. Hijo de inmigrantes eslovacos católicos, se licenció en Bellas Artes y se trasladó a Nueva York para trabajar como dibujante de revistas de moda. Allí se quitó la a del apellido (porque así le sonaba más americano) y, en 1960, comenzó a pintar lienzos que representaban imágenes del entorno cotidiano, desde el cómic hasta aquellas latas de sopa Campbell que con el tiempo se convirtieron en iconos del arte pop. 

“Comprar es mucho más americano que pensar y yo soy el colmo de lo americano”, comentó una vez Warhol, cuya carrera cambió tras descubrir el estampado serigráfico, que le permitió acelerar el proceso artístico y le ayudó a forrarse (cuando los críticos atacaban su obra por considerarla aburrida y poco original, Warhol respondía que él no era un "creador" de arte sino un "recreador").

Las películas de Andy Warhol

En 1963, el estadounidense abrió cerca de la Avenida Lexington su mítico taller-estudio The Factory (cinco años más tarde, trasladó su sede al número 33 de Union Square West). En aquel lugar de experimentación espontánea produjo en cadena las serigrafías, apadrinó a la banda de rock vanguardista The Velvet Underground, dio cobijo a un puñado de burgueses bohemios y personajes marginales que soñaban con la fama, y organizó fiestas salvajes que duraban toda la noche (aunque cuentan que él apenas participaba activamente de ellas).

A mediados de los sesenta, Warhol conoció a Paul Morrissey, que se convertiría en su asesor y colaborador y, de repente, anunció que iba a dejar la pintura para centrarse en el cine. Juntos, levantaron varias películas underground que los ciudadanos de a pie no solían entender y, en la mayoría de los casos, les hicieron perder dinero. Jonas Mekas, considerado el padre del cine experimental estadounidense, dirigía entonces el único cine de Nueva York que proyectaba películas underground. 

“La primera serie de películas que Andy me trajo fue una titulada The Kiss”, explicó Mekas. “Quería exhibirlas a una velocidad más lenta de lo habitual. Fue un golpe de genio. Podría haberlas proyectado a 24 fotogramas por segundo, pero eso habría sido aburrido y poco realista. Al ralentizarlas, se volvieron hiperreales, con un realismo casi onírico. La tendencia en ese momento, en todas las artes, era un arte en tiempo real, pero él lo llevó al cine. Su mayor contribución fue volver a los orígenes del cine y reinventarlo”.

Uno de los trabajos cinematográficos más radicales de Andy Warhol, Empire (1964), consistía en una sola toma de ocho horas de duración (sin ningún cambio de plano) del Empire State Building de Nueva York. Pero aquella experimental cinta no tuvo tanta repercusión como Chelsea Girls (1966), la primera película underground proyectada en un cine comercial, donde se cuenta la vida de varias residentes del histórico hotel Chelsea de Nueva York (y aparecen varias de las llamadas superstars de Warhol). 

En enero de 1968, Warhol y su séquito se desplazaron hasta Arizona para rodar allí el que sería su primer western, Lonesome Cowboys, que funcionaba como parodia gay del género del Oeste y estaba protagonizado por el sex symbol Joe Dallesandro (quien al poco se convirtió en el actor más famoso de la Factory gracias a la trilogía Flesh, Trash y Heat).

Poco después, se produjo el intento de asesinato perpetrado por Solanas, un acontecimiento que, según el entorno de Warhol, supuso un enorme punto de inflexión en su carrera. “Tanto su trabajo como su personalidad cambiaron”, confesó luego su sobrino James. “Por un lado, se volvió lógicamente más cauteloso, pero creo que su creatividad también se vio negativamente afectada”. 

Andy Warhol después del intento de asesinato

Efectivamente, Warhol cambió de mundo y de ambiente y su carrera dio un giro. Se volvió un neurótico obsesionado por la muerte, y se dedicó a documentar todo compulsivamente con su grabadora y su cámara Polaroid. Cuando fundó la tercera Factory, conocida como The Office, muchas estrellas de la época comenzaron a encargarle retratos (produjo entre 50 y 100 al año), lo que disparó sus ingresos hasta cifras astronómicas.

En febrero de 1972, Warhol estrenó en Estados Unidos el filme Women in Revolt, una sátira del movimiento de liberación de la mujer protagonizada por la actriz trans Candy Darling (una de sus grandes musas) y que logró ofender a todo el mundo. 

Un lustro más tarde vería la luz Bad (1977), la última película producida por el estudio de Warhol, donde una mujer que ofrece a sus clientes un servicio de sicariato recibe la llamada de otra que está harta de escuchar los llantos de su bebé y, desesperada, lo arroja por la ventana de su piso (su escaso éxito comercial decepcionó a Warhol, que durante años había soñado con llegar a ser un director de cine famoso).

A finales de febrero de 1987, el artista ingresó en el New York University Hospital para extirparse la vesícula biliar. Sus fans se quedaron estupefactos cuando, apenas un día después de la intervención, Warhol moría a los 58 años, mientras dormía, debido a un paro cardiopulmonar. 

Sus hermanos aseguraron poco después que había fallecido como consecuencia de una sobredosis de suero que le fue suministrada por error médico y decidieron demandar al hospital de turno (que finalmente llegó a un acuerdo extrajudicial con los herederos del artista y los indemnizó).

La muerte siempre formó parte de la vida de Warhol (que perdió a su padre cuando tenía 12 años) y aparecía camuflada en buena parte de sus obras. Aun así, él afirmó una vez que no creía en la defunción "porque uno no está presente para saber que, en efecto, ha ocurrido". 

Viendo su influencia en las nuevas generaciones, la obsesión de la gente por retratar y compartir cada instante de su vida y el enorme éxito comercial del que hoy gozan sus obras, cualquiera pensaría que el tipo aún sigue vivito y coleando.

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