Entrevista

Albert Serra ('Pacifiction'): "Soy un director de cine importante y no me tomo en serio a mí mismo"

El director de Banyoles se fue a Tahití para filmar su última película, la que dicen es su obra cumbre o al menos la más divertida y espectacular de su carrera.
Albert Serra, director de 'Pacifiction'
Albert Serra, director de 'Pacifiction'
julio.feroz
Albert Serra, director de 'Pacifiction'

Tourment sur les îles. Es el título original de esta producción mayoritariamente francesa, estrenada en el Festival de Cannes y exhibida en el Atlàntida Film Fest. Aunque quizás quedaba demasiado Marguerite Duras. Al final nos llegará como Pacifiction, una fantasía en Polinesia, todavía colonia francesa, donde un sublime Benoît Magimel viste el traje blanco de un prefecto preocupado a causa de la posible reanudación de los ensayos nucleares por parte de su propio país. Intrigas políticas, clubes nocturnos, cielos rosados, olas gigantescas y un submarino fantasma son, entre otros, los ingredientes de un coctel absolutamente irresistible. Querrás repetir.

Cuando te conocí llevabas una Legión de Honor (falsa) colgada en la pechera, hace poco te hicieron Caballero de la Orden de las Artes y de las Letras de la República Francesa. ¿Es la historia de tu vida? Ah sí, aquello venía con una colección de grandes medallas de la historia, y el primer fascículo era el de la Legión de Honor. Me hacía gracia tenerla. Ya lo ves, primero me pongo una Legión de Honor, y me acaban dando una parecida de verdad. Es como aquella frase de Salvador Dalí: “Ay, Salvador, Salvador, ahora lo sabes: a fuerza de jugar a ser un genio se acaba siéndolo”.

Esa frase te va como anillo al dedo, ¿no? La autosugestión es más importante de lo que la gente cree. Tú eres el primero que te lo has de creer. Para estar en la vanguardia del cine de autor hay que creer que lo que haces tiene un valor por el que merece la pena hacer sacrificios. Lo mismo que en la guerra o en las competiciones deportivas, lo más importante es el factor psicológico, mantener alta la moral.

Imagen de 'Pacifiction'
Imagen de 'Pacifiction'
Cinemanía

Hay que creerse su propio personaje. Sí, pero no lo he inventado yo. Forma parte del mundo de la farándula. En el mundo del arte, todo es una especie de burla, una forma de ficción, de performance, siempre entre representación y realidad, nunca se sabe dónde empieza el personaje…

¿El hábito hace al personaje? Te gusta vestir bien. Sí, me gusta, aunque no sé si “bien” es la palabra. El artista siempre ha vestido tradicionalmente de una manera un poco distinta, más excéntrica. Trabaja con la estética, y él mismo tiene que ser la imagen de aquello que hace. Me gusta mucho Karl Lagerfeld, que murió hace poco, he leído todo lo interesante que se ha publicado sobre él.

Pues lo sumamos a tus modelos Salvador Dalí, Andy Warhol, R.W. Fassbinder… Hay quien te ve como un provocador, ¿estás de acuerdo? No, nunca he dicho nada que no pensara de verdad. Un provocador es alguien que exagera las cosas para extraer algún tipo de beneficio, y no es mi caso.

Ahora estás preparando una de toreros. Imagino que tampoco te preocupa que, en Catalunya, no guste mucho ese tema, ¿no? Me da igual. En México y en Colombia también han prohibido los toros. Pero mi interés por el mundo del torero es genuino. Y creo que puede interesar a cualquiera, sobre todo en los casos más extremos. Pienso que la gente ha de decidir por sí sola lo que quiere ver, como con todo.

Me recuerda a una conversación entre Magimel y un predicador en Pacifiction, también le dice que la gente ha de poder ir a la iglesia y al casino. Es muy divertida, como toda la película. ¿Era tu intención hacer una película tan divertida? Sí, sí, a mí me hace mucha gracia. Aunque me preocupa que alguna gente no capte el humor porque es muy sutil, está mucho en los diálogos, que son en francés, y los subtítulos siempre simplifican. Está llena de frases buenísimas. 

En México y en Colombia también han prohibido los toros. Pero mi interés por el mundo del torero es genuino y que la gente ha de decidir por sí sola lo que quiere ver

También hay escenas de humor muy físicas: el ingeniero portugués que está trompa perdido, el diminuto almirante bailando en medio de la pista… Pero, sí, hay frases buenísimas como “La política es como una discoteca”. ¿De dónde sale? Ya no lo sé. He rodado con mi método habitual de acumular mucho material rodado con tres cámaras distintas, y la historia ya no se parece tanto al guion original. Son 540 horas filmadas, y queda lo mejor. Los greatest hits.

También destaca por su espectacularidad. Los paisajes, los cielos rosados, esas olas gigantescas que son el grial de los surferos. Imagino que no son los colores naturales, ¿no? No, están muy saturados. Artur Tort, mi director de fotografía y yo queríamos que fuese muy artificial, incluso los colores de la naturaleza, que cruzaran los límites de lo verosímil. Cuanto más saturados más me gustaban. Ya era la idea que quedara espectacular.

Pacifiction
Pacifiction
Cinemanía

En cuanto al personaje de Magimel, me había imaginado a un tipo decadente y desagradable. Pero, aunque es un solitario, es tan divertido y encantador que te irías de copas con él toda la noche, ¿no? El personaje es interesante, porque mantiene la ambigüedad en todo momento…

Después de Jean-Pierre Léaud, un actor atípico, en La muerte de Luis XIV, llega Magimel, ¿te has reconciliado con los actores profesionales, a los que criticaste en el pasado? Me gusta mezclarlos con actores no profesionales. Si los sacas de contexto, son más divertidos. Cuando se sienten más vulnerables aparecen cosas que no saldrían con el colegueo habitual. Luego, en la práctica, tenía unos horarios un poco locos. Siempre llegaba tarde. Cada día estábamos dos, tres horas, esperando a que apareciera, y luego pretendía que estuviésemos listos para rodar. A veces me enfadaba un poco, porque los técnicos franceses luego no se van a quedar esas dos o tres horas de más.

¿No había tenido algún problema con la justicia? Creo que ha tenido un par de juicios por atropellar a alguien estando borracho. Creo que le retiraron el carnet para siempre, porque lo ha hecho dos veces. Aunque no ha matado a nadie.

A Shannah, interpretada por Pahoa Mahagafanau, la encontraste en Tahití, ¿cómo fue eso? Hicimos un casting, y de ahí salieron todos los locales. Ella forma parte de la tradición RaeRae, hombres educados como mujeres ya desde pequeños. No tiene que ver con la homosexualidad. A veces sí, otras no, es más bien un servicio a las familias. En este caso, lo trans no tiene un sentido identitario.

Albert Serra
Albert Serra
Cinemanía

Curiosamente, viniendo de una orgía como Liberté, aquí no se ve mucho sexo. Solo hay una escena, en el club que regenta Sergi López, donde aparece un tipo muy obeso estrangulando lúdicamente a una chica. Para ti, el sexo siempre es un elemento transgresor, ¿no? Había más escenas sexuales, pero no las pusimos. Es lo que mueve el mundo, ¿no? El sexo y el dinero. La chica es una de vestuario, que también tenía en principio un papel más largo, y él es la prueba de que en Tahití hay un problema de obesidad a causa del fast food americano, que los ha invadido. La idea era mostrar el ambiente malsano del local.

Es curioso que la trama nuclear de la película coincida con un momento en el que Ucrania la ha puesto de moda. ¿Es una película profética? No tan profética, porque el conflicto viene de lejos. He leído mucho sobre Ucrania. El tema energético es muy importante. Rusia, con la ayuda de China, tenía el monopolio mundial de centrales nucleares. Hasta que los americanos se dieron cuenta de que tenían que dar alternativas, y le ofrecieron a Ucrania conectarse al sistema europeo. La invasión arrancó el mismo día que se hicieron los primeros tests de desconexión de la red rusa. El resultado es muy desestabilizador, porque ahora Rusia venderá cerca de un 40% de su gas a China, y eso reforzará una alianza que ya es muy fuerte en muchos lugares del mundo. Acabo de hablar con una persona de Guinea Conakry, donde hay minas de uranio, entre otras, y me contaba que la presencia francesa ha ido desapareciendo. Ahora todo es chino y ruso.

El submarino puede parecer un macguffin, pero la película también especula sobre una hipotética separación de poderes, entre lo militar, con los ensayos secretos, y la política a nivel local. ¿Crees que el mundo funciona así? Es el misterio de la película. La película se pregunta cómo funciona el mundo, y lo hace planteando situaciones grotescas, sin tomárselo demasiado en serio, y es posible que el mundo tampoco se tome en serio a sí mismo. Igual Putin no se toma en serio a sí mismo. Yo soy un director de cine importante, y tampoco me tomo en serio a mí mismo.

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