Los rumores señalan un nuevo candidato a interpretar a James Bond, y, para variar, las redes se llenan de dimes y diretes. Esta vez, eso sí, con más fundamento de lo habitual: Daniel Craig ha colgado la Walther PPK para siempre tras Sin tiempo para morir, y hay un nombre perfilándose como su más probable sucesor en el rol de 007.
Se trata de Aaron Taylor-Johnson, un actor británico (cómo no) al que próximamente veremos junto a Ryan Gosling en El especialista y a quien ya conocemos de títulos como Kick-Ass, Bullet Train, Tenet y Animales nocturnos. De momento, a este intérprete le ha salido un defensor, en forma de uno de los actores que interpretaron al agente con licencia para matar en la década de 1960.
¿Qué intérprete de James Bond apoya a Taylor-Johnson?
Se trata de George Lazenby, uno de los nombres más peculiares en el inventario bondiano. Este actor, australiano de origen, reemplazó temporalmente a Sean Connery en 007 al servicio secreto de Su Majestad (1969), una cinta bastante anómala dentro de la saga pero cuyas huellas han perdurado en la saga, incluyendo la triste historia del matrimonio de Bond con Tracy (Diana Rigg).
A Lazenby, que abandonó el serial tras el estreno de dicho filme, la elección de Taylor-Johnson le parece bien. Así lo ha expresado en el podcast de TMZ (vía Deadline), si bien en términos algo incorrectos.
Según el australiano, Aaron Taylor-Johnson sabría "manejarse con las escenas de riesgo, y también con las señoritas a quienes les gustan los hombres con esmóquin". Más en serio, Lazenby recuerda que él tuvo que pasar por "un montón de pruebas y audiciones" antes de conseguir el ingreso en el MI6.
Eso sí: su apoyo a Taylor-Johnson como nuevo 007 tiene condiciones. Lazenby lo considerará una buena opción "siempre que haga justicia al personaje". A tal fin, aconseja al actor inglés que "sea fiel a sí mismo y reinvente el papel para adaptarlo a su estilo".
Tras haber interpretado a James Bond en 007 al servicio secreto de Su Majestad, George Lazenby abandonó el papel, con Sean Connery regresando (de mala gana) a la saga con Diamantes para la eternidad (1971) y Roger Moore sucediéndole a su vez en Vive y deja morir (1973).
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