Los 12 papeles más icónicos de Sigourney Weaver: desde 'Alien' hasta 'El maestro jardinero'

182 centímetros de actriz, marcando estilo desde 1979: ahora regresa con el filme de Paul Schrader. 
Sigourney Weaver en 'Alien', 'Los cazafantasmas' y 'Avatar: El sentido del agua'.
Sigourney Weaver en 'Alien', 'Los cazafantasmas' y 'Avatar: El sentido del agua'.
Cinemanía
Sigourney Weaver en 'Alien', 'Los cazafantasmas' y 'Avatar: El sentido del agua'.

Cuando decimos que es grande, no exageramos: el cuerpo de Sigourney Weaver reúne un metro ochenta y dos centímetros de talento neoyorquino. Una estatura que la acomplejó durante su juventud ("Me sentía como una araña gigante", ha confesado) pero que, en cuanto esta mujer rica por su casa y de educación exquisita empezó a abrirse camino en los platós, se reveló como una seña de identidad para su poderío.  

La actriz nacida en 1949, bautizada Susan Alexandra Weaver y que tomó su nombre artístico de un personaje de El gran Gatsby lleva desde 1979 demostrándonos que, si bien es mucho más versátil de lo que parece, nadie la ha ganado ni la ganará jamás en los papeles de tipa dura. Ahora, El maestro jardinero vuelve a recordárnoslo, y es el momento ideal para que nosotros repasemos sus roles más míticos.

'Alien, el octavo pasajero' (Ridley Scott, 1979)

En el guion original, el papel estaba escrito pensando en un varón: incluso se barajó el nombre de Paul Newman para interpretarlo. Pero, por suerte (y para desgracia de Veronica Cartwright, que también sonaba para el papel), aquella chica de buena familia acabó llevándose el xenomorfo al agua gracias a una virtud crucial: era nueva en el oficio y cobraba poco. Desde entonces, Helen Ripley es la santa patrona de los camioneros espaciales, y de los currantes en general. 

'El año que vivimos peligrosamente' (Peter Weir, 1982)

El rodaje fue espeluznante (las amenazas de integristas islámicos obligaron al equipo a abandonar Filipinas) y el Oscar se lo acabó llevando Linda Hunt, pero esta película del director de Único testigo y Master and Commander le demostró al mundo que lo de la Weaver era más que un feliz accidente. Frente a su papel de diplomática más dura que el Alcoyano, incluso Mel Gibson se achantaba un poco. 

'Los cazafantasmas (Ivan Reitman, 1984)

Hasta este momento, Sigourney había dado pruebas de su habilidad para el terror y el drama. Pero, desde que el mundo comprobó lo bien que se le daba ejercer de straight woman frente a un Bill Murray desatadísimo, nadie volvió a poner en duda que la comedia también era lo suyo. No hablemos ya del momento en el que Züül, Guardiana de la Puerta, entra en su cuerpo serrano para convertirla en seductora ectoplásmica con vestidazo y pelo frito. 

'Gorilas en la niebla' (Michael Apted, 1988)

En 1988, Aliens, el regreso había convertido a Sigourney en la primera actriz en ser nominada al Oscar por una película de acción. Su segunda candidatura a la estatuilla llegó con la interpretación de un personaje real (la primatóloga Dian Fossey) pero igualmente intenso. Amante de la naturaleza hasta el punto de la misantropía, la Fossey encarnada por Weaver está dispuesto a recurrir a todos los métodos, incluso los más violentos, para acabar con la caza furtiva. 

'Armas de mujer' (Mike Nichols, 1989)

Ochentera hasta decir basta, esta comedia de oficina convirtió a Sigourney en una de las jefas más odiosas de la historia del cine: solo su excompañera de estudios Meryl Streep pudo igualarla en El diablo viste de Prada. Si bien su personaje no es de los que se hacen de querer, su competición con Melanie Griffith por el triunfo en Wall Street y las carnes de Harrison Ford nunca dejará de ponernos una sonrisa en la boca. A ella, por lo pronto, le puso una nueva nominación en el currículum.

'Dave, presidente por un día' (Ivan Reitman, 1993)

Tan bien estuvo Sigourney como ejecutiva sin entrañas en Armas de mujer que, en su siguiente trabajo para el director de Los cazafantasmas, se ganó un ascenso a la Casa Blanca, interpretando a la esposa de un presidente de EE UU sustituido por un doble (Kevin Kline) debido a razones de fuerza mayor. Con cierto regusto a Frank Capra, Dave nos mostró también a una Weaver pelicorta: el pelo que la actriz se había rapado al cero para Alien 3 aún no le había vuelto a crecer del todo.

'La muerte y la doncella' (Roman Polanski, 1994)

Pensemos lo que pensemos de su director, esta película merece la pena ser vista debido a las escalofriantes interpretaciones de Sigourney y Ben Kingsley llevando a imágenes la obra teatral de Ariel Dorfman, quien además escribe el guion. Una mujer víctima durante la dictadura de Pinochet está convencida de que su nuevo vecino fue el hombre que la torturó durante sus años de cautiverio... y se dispone a llevar adelante su venganza hasta las últimas consecuencias.

'Copycat' (Jon Amiel, 1995)

El éxito de El silencio de los corderos hizo que Hollywood produjese psychothrillers como si no hubiese un mañana, y también que Sigourney se acercara a un género que no ha cultivado habitualmente, pese a tratarse de una de las tipas duras oficiales de Hollywood. En este caso, la vemos interpretando a una criminóloga agorafóbica aliada con una detective (Holly Hunter) para encontrar a un asesino en serie cuya especialidad es copiar los modus operandi de otros criminales célebres. 

'Héroes fuera de órbita' (Dean Parisot, 1999)

Tal vez en el espacio nadie pueda oír tus gritos, pero sí tus carcajadas, y Sigourney puede confirmarlo: la actriz se despidió del siglo XX con esta comedia de culto que parodia sin piedad los tópicos de la ciencia-ficción en general, y de Star Trek en particular, acompañada por Tim Allen, un Alan Rickman de lo más vulcaniano y un Sam Rockwell que ya prometía. Y, para colmo, la vimos de rubia. ¿Lo mejor de todo? La comunidad trekkie acogió el filme con los brazos abiertos.

'La cabaña en el bosque' (Drew Goddard, 2011)

Puede que se trate solo de un cameo, pero qué cameo, oiga. Como Jamie Lee Curtis no estaba por la labor, Goddard y Josh Wedon recurrieron a Sigourney para una aparición estelar que permitía a una de las originadoras del mito de la final girl poner en solfa los mecanismos más trillados del cine de terror. Y que nos recordaba, además, que a veces el apocalipsis es una opción preferible a seguir repitiendo los mismos lugares comunes una y otra vez. 

'Avatar: El sentido del agua' (James Cameron, 2022)

Para algunos de nosotros, la aparición de Weaver en Avatar fue una forma de devolverle a Cameron el favor por aquello de su nominación por Aliens. En aquella ocasión, el canadiense no se lo mereció del todo, y en esta menos aún: lo mejor de esta secuela, digámoslo desde ya, es la gracia y el salero que muestra Sigourney al interpretar a una alienígena adolescente, milagros del CGI mediante. Si ella fuese la protagonista del filme, hubiéramos disfrutado mucho más de este regreso a Pandora.

'El maestro jardinero' (Paul Schrader, 2022)

Fuerza irresistible contra objeto inamovible. O, lo que es lo mismo, una actriz con fama de profesional intachable contra un director tan turbulento y especialito en lo suyo como el guionista de Taxi Driver. Imponente como de costumbre, Sigourney es aquí uno de los vértices de un triángulo amoroso completado por su sobrina (Quintessa Swindell) y su jardinero Joel Edgerton, un exconvicto con mucho que ocultar. 

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