La serie Normal People y su nominación al Oscar por Aftersun han dado a conocer a Paul Mescal, cuyo gran salto se producirá con Gladiator 2. El actor vuelve a lucir su nivel interpretativo en Intruso, drama enmarcado en la ciencia ficción futurista estrenado en Amazon Prime Video.
Mescal y Saoirse Ronan (Hanna, Brooklyn, Lady Bird, Mujercitas) son un matrimonio en crisis que vive en el Medio Oeste estadounidense en 2065, época en la que la aridez y el clima han dejado claro que la Tierra, con zonas superpobladas y otras vacías, se muere. Una realidad que ha llevado a impulsar y promover las migraciones espaciales. A ese respecto, la pareja recibe una noche la visita de un extraño con una proposición que cambiará su relación.
El australiano Garth Davis, director de Lion y de la película sobre María Magdalena con Rooney Mara y Joaquin Phoenix, adapta la novela de Iain Reid, implicado en el guión de este filme con el sello Amazon Original.
Crítica de 'Intruso'
La figura del extraño que entra en un entorno y lo altera desprende interés. Intruso canaliza el efecto de esa situación en una historia con la particularidad de que, aunque expone aspectos de ciencia ficción, en esencia se trata de un drama matrimonial.
Las películas de marco futurista centradas en las emociones y el cauce interior y que adoptan la vía minimalista (en cuanto al despliegue del género) entrañan un atractivo conceptual que no obstante debe verse refrendado por el tratamiento. Davis lo consigue por la descripción de personajes, mérito compartido con Mescal y Ronan por sus estimables actuaciones, y porque a pesar de que el relato transcurre en una vieja granja se siente la circunstancia de que la vida en la Tierra se encuentra en su crepúsculo.
A Davis le basta con introducir la coyuntura en los rótulos explicativos previos (la sequía, el clima cada vez más adverso, la perspectiva de que el espacio constituye la salida) para que permanezca latente en la narración. Las escenas exteriores de los parajes desérticos refuerzan el contexto. De la misma manera, Davis sabe cuándo y cómo aplicar los elementos de ciencia ficción, pocos pero suficientes, para recordar que los hechos transcurren en 2065 y 2066: el coche del visitante, el vídeo corporativo sobre las migraciones espaciales, la granja de pollos, la estación espacial, la tecnología del operativo posterior…
Intruso muestra los momentos de distancia y de acercamiento de un joven matrimonio sumido en las implicaciones de que el marido tendrá que marcharse al espacio y servir en la iniciativa de una empresa que desarrolla fórmulas para asegurar un futuro fuera de la Tierra. Es la consecuencia de la visita de Terrance, el extraño que les comunica que el hombre ha sido elegido y que lo reclutarán a medio plazo. El matiz de que la propuesta se reviste de obligación (no cabe decir que no) enlaza con la ambigüedad que rodea al tercer personaje, rol reseñable por el buen trabajo de Aaron Pierre.
El regreso de Terrance antes de lo previsto introduce la narración en otro punto al llevar aparejada la estancia en la casa del miembro de la empresa espacial y porque entonces se recupera el llamativo elemento de ciencia ficción mencionado en las explicaciones iniciales que aun no había sido articulado. La cuestión del sustituto biológico amplifica las implicaciones emocionales. En esa línea, las entrevistas del extraño al hombre y a la mujer por separado (para seguir con el programa) provocan la progresiva deriva y la extrañeza del personaje de Mescal.
El giro sorpresa y el tramo que este abre ejercen sugerencia y potencian el significado transmitido, además de constituir los momentos en los que está más presente la ciencia ficción. La evolución motiva que el relieve dramático y el simbolismo fluyan también en el último acto.
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