Cuatro recomendaciones en streaming para que no pierdas el tiempo

Algo huele a podrido en Rumanía

Algo huele a podrido en Rumanía

Collective, en HBO

Si te gustan las películas sobre periodismo este documental que compite en la shortlist de los Oscar lleva tu nombre. Como una suerte de cruce de Spotlight y The Wire del cine de lo real, Collective arranca en 2015, con el incendio de la discoteca Colectiv de Bucarest que dejó 27 muertos y 180 heridos.

La primera parte del documental sigue a un grupo de periodistas (¡de un periódico deportivo!) que investigan por qué 38 de los 180 heridos murieron en los meses siguientes al incendio. Sin perder de vista a las víctimas y a los supervivientes de la catástrofe, el director Alexander Nanau introduce en la película a un ministro de sanidad honesto –y naíf, a veces parece aquello The Office– que se propone cambiar las cosas en su país.

El resultado del conjunto es demoledor, un retrato certero de lo sistémica y profunda que es la corrupción en Rumanía que a más de uno le hará recordar Los exámenes, de Cristian Mungiu. Y, teniendo en cuenta que la corruptela se desarrolla en el ámbito sanitario, seguramente también le haga preguntarse si se podría haber gestionado la pandemia mejor en su propio país.

¡Bienvenida, female gaze!

I Love Dick, en Amazon Prime Video

Reivindiquemos uno de los mejores trabajos de Kathryn Hahn ahora que está de moda. En I Love Dick, adaptación de la novela de Chris Kraus, la actriz interpreta a una escritora que acompaña a su marido –Griffin Dunne, sobrinísimo de Joan Didion– a una residencia artística y se obsesiona con su tutor, Dick, en la piel de un buenorro Kevin Bacon.

La serie es muy divertida y políticamente incorrecta, con un personaje femenino al que solo le interesa el sexo y, concretamente, con el Dick polisémico del título. Todos los capítulos se recrean en la mirada femenina de las creadoras Sarah Gubbins y Joey Soloway llevando a su protagonista hasta los límites de la vergüenza ajena. Lo único malo que podemos decir de la serie es que solo tiene una temporada.

Los hermanos Russo quieren hacer cine de autor… pero no saben cuál

Cherry, en Apple TV+

Nico Walker dejó la universidad para alistarse en el ejército de EE UU. Entre 2005 y 2006 combatió en más de 200 operaciones en Irak y volvió a casa con un trastorno de estrés postraumático sin diagnosticar que le llevó a consumir heroína y a atracar bancos para costeársela. Condenado a 11 años de prisión, fue en la cárcel donde escribió la novela autobiográfica que supone el regreso de los hermanos Russo al cine sin superpoderes.

Casi 20 años después de su anterior película de atracos, Bienvenidos a Collinwood, los directores de Capitán América: El soldado de invierno parecen sedientos de cine de autor. De hecho, Cherry arranca con un tono puramente scorsesiano: un personaje principal que habla a cámara y un mundo barriobajero explorado con cámaras lentas y musicón.

Sin embargo, cuando el protagonista se enamora la película muta hacia al young adult reciente, combinando el romanticismo adolescente de After con toques más propios del cine indie. Poco después, el protagonista se va a la guerra y los Russo deciden cambiar el formato, echar mano de tipografías sobre la pantalla, jump cut, bullet time, etc., en una película que va cambiando con su personaje principal.

El filme termina siendo un tutti frutti de estilos potentes por sí mismos pero su escasa coherencia le restan empatía al arco del antihéroe. Eso sí, Tom Holland llega más alto en esta película que en cualquiera de sus muros de Spider-Man y el resultado, como poco, entretiene.

Una de cine B

Amigo, en Filmin

Un plano fijo. Un coche con dos amigos aparca en un paisaje rural. Uno sale primero y saca una silla de ruedas en la que sienta al otro. Entran en una casa. Ese comienzo y los rictus de los protagonistas son un augurio perfecto de la película que estamos a punto de ver, esta suerte de ¿Qué fue de Baby Jane? cañí.

Javier Botet y David Pareja interpretan a los dos amigos del título. El primero apenas puede moverse, pasa el día en la cama o en su silla de ruedas por un accidente del que se nos van revelando inquietantes cuestiones según avanza el metraje. El segundo es su cuidador. Las pastillas de este se agotan, igual que su paciencia como enfermero. En la tele no dejan de poner películas de Paul Naschy. El sonido de una campanilla se convierte en atronador. El aura pesadillesca y opresiva se adueña de la casa…