El psiquiatra que robaba la vida a sus pacientes
The Shrink Next Door, en Apple TV
Marty Markowitz tenía problemas para hacerse respetar en el trabajo y en su vida personal. Una novia, a la que acababa de dejar, le perseguía con la excusa de que le había prometido un viaje a México. Su hermana le recomendó que fuese a un psiquiatra y él accedió sin saber que estaba tomando la peor decisión de su vida. Ese psiquiatra se llamaba Isaac ‘Ike’ Herschkopf y le robó su vida durante 30 años.
Basándose en el podcast The Shrink Next Door, la serie homónima de Apple TV recrea esas tres décadas en las que Ike manipuló a su paciente aislándolo de su familia, ocupando su casa de los Hamptons, infiltrándose en su empresa textil y robándole hasta tres millones de dólares.
Will Ferrell es Marty y su vis cómica es imprescindible para hacer medianamente creíble al hombre que se dejó embaucar por su psiquiatra durante media vida. Pero es Paul Rudd en la piel del terapeuta el que consigue ponerte los pelos de punta. Su interpretación de ‘Ike’ como un personaje absolutamente carismático y a la vez repelente merece entrar en la ronda de permios de 2021.
La primera película inspirada en un hilo de Twitter. ¡Y mola!
Zola, en alquiler y compra en Google Play, Prime Video Store y Microsoft Store
“¿Queréis escuchar una historia sobre cómo esta tía y yo acabamos peleadas? Es larga pero está llena de suspense”. Así comenzaba el hilo de Twitter de Aziah 'Zola' Wells, una camarera de Detroit que en 2015 pasó a ser una celebridad en internet de la noche a la mañana. Lo que seguía era un épico hilo de Twitter en el que Zola narraba el viaje a Florida con la tía en cuestión, su novio y su chulo y que termina con prostitución, mafias de proxenetas, un intento de suicidio y un hombre asesinado a balazos.
Janizca Bravo ha sido la encargada de llevar la historia de Zola a la gran pantalla. Su formación en el cine indie se hace notar en la película, rodada en Súper 16 y trufada de luces, colores saturados, elementos de diseño gráfico en forma de corazones y un diseño de sonido que recuerda cada cierto tiempo que la historia se inspira en un hilo de Twitter.
Bravo saca el mismo partido a sus fantásticas actrices (mención especial para Riley Keough) y al universo por el que transitan, el white trash de Florida, los camerinos de los clubs de striptease en los que las protagonistas practican pole dancing. La cinta tiene un par de momentos geniales, como ese en el que un viejo le dice a Zola que se parece a Woopy Goldberg mientras hace pole dancing. O el de las stripers rezando a Dios antes de salir a bailar. Para redondear, sale Nicholas Braun, nuestro adorado Greg en Succession.
El doctor Michael Keaton contra la industria farmacéutica
Dopesick, en Disney +
En los últimos 20 años, 500.000 estadounidenses han muerto de sobredosis por consumo de opioides. El dato es estremecedor y bien merece la atención mediática que está recibiendo. Ya hablamos aquí del documental de Alex Gibney El crimen del siglo y volvemos ahora con la primera ficción sobre esta terrible epidemia.
En la serie documental de Gibney había un personaje que brillaba con luz propia. Era un médico rural, una de las primeras personas que alzó la voz contra Purdue Pharma. La farmacéutica sacó al mercado OxyContin, un opioide altamente adictivo alegando que no lo era, y médicos de todo EE UU empezaron a recetar a sus pacientes los opioides que les terminarían convirtiendo en adictos.
Recuerdo que al ver ese personaje pensé que podría ser el protagonista de una película de ficción. Una tipo El dilema, de Michael Mann, o Aguas oscuras, de Todd Haynes. Un pequeño héroe enfrentado a una gran industria nociva para la salud pública. Michael Keaton debió de pensar como yo. No solo es productor ejecutivo de Dopesick sino que interpreta a ese médico. Pero la miniserie va más allá, intentando hacer un retrato del ecosistema que terminó en las 500.000 sobredosis: desde el CEO de Purdue (Michael Stuhlbarg) a los comerciales (Will Poulter) o las víctimas (Kaitlyn Denver).
Feliz cumple, Alain Delon
El círculo rojo, en Filmin
No es la película más celebrada de Melville. Quién sabe por qué. Porque El círculo rojo es una de las mejores películas de atracos de la historia del cine. La más elegante, sin duda. ¿Quién podría decir lo contrario cuando el clímax del filme consiste en ver a Alain Delon y a Yves Montand atracando una joyería en smoking?
El atraco de El círculo rojo, claro deudor de Rififí y, si nos ponemos, de Un condenado a muerte se ha escapado, es puro cine. Sigiloso, sin un solo diálogo, sin elipsis y contando a tiempo real los 25 minutazos del robo.
Pero El círculo rojo es maravillosa por muchas otras razones. Por su cita de Buda al comienzo, porque el atraco comienza después de hora y media de película, por esos diálogos esquilmados de vaguedades y lugares comunes, por ese zoom estilosísimo tras la fuga del tren o ese Delon (que cumplió 86 años el lunes) que repite como samurai tras El silencio de un hombre.
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