El nuevo viaje del Museo Reina Sofía, del chapapote al indigenismo

Museo Reina Sofía remodelación (1)
'Sin título (Modelo para zanja, pozo y túnel). Obra de 1978 de Bruce Nauman.
Alfredo Merino
Museo Reina Sofía remodelación (1)

Algunos se preguntan si el 15M, el movimiento ciudadano colectivo y espontáneo surgido en la madrileña Puerta del Sol en 2011, puede tener sitio en un museo. Otros se cuestionan si el chapapote, las consecuencias del Sida y las revoluciones indigenistas deben ser consideradas obras de arte. Estas y otras preguntas similares se desencadenan al ver la reordenación de las salas del Museo Reina Sofía, que acaba de abrir sus puertas después de la más profunda transformación que ha experimentado en sus treinta años de historia.

El Museo Reina Sofía acaba de abrir sus puertas después de la más profunda transformación que ha experimentado en sus treinta años de historia

La respuesta a estas y otras cuestiones similares la da Manuel Borja-Villel, director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Firme defensor de los museos como lugar de encuentro de la sociedad, señala: “Me preguntaron en 2011 cuál era para mí el evento cultural más importante de aquel año; dije que el 15M, pues lo que se propuso allí fue la importancia del colectivo, la voluntad de reclamar el servicio público, la necesidad de los afectos. Y hay una serie de momentos de la historia, como el 15M, el chapapote o el 8M, que ayudan a entender las últimas décadas”.

Serie carboncillos; "¿Queréis un amo?¡Pues lo tendréis!".
Serie carboncillos; "¿Queréis un amo?¡Pues lo tendréis!".
Alfredo Merino

70 por ciento de novedades

Bajo el título genérico "Vasos comunicantes, 1881-2021", la reorganización del Reina Sofía se despliega a lo largo de 21 nuevas salas, repartidas en seis plantas; 15.000 metros cuadrados en los que se exponen dos mil obras, el 70 por ciento de las cuales son novedades. “Se han reubicado, han encontrado un contexto del que carecían o, simplemente, nunca antes habían sido expuestas”, explica Manuel Borja-Villel.

Entrar ahora en el Museo Reina Sofía es realizar un impensable viaje. El recorrido de las salas del edificio Sabatini a las del edificio Nouvel llevan sin el menor descanso del Chiapas de la revolución zapatista a los campamentos saharauis, de la Puerta del Sol del 15M madrileño a la Kassel de la Documenta 7, donde asoma Miquel Barceló, y de la Expo 92 al Benidorm de los 90, esta vez de la mano de Bigas Luna.

La institución española consagrada al arte contemporáneo presenta un relato de los avatares sociales y políticos que incluye las últimas cuatro décadas
Lenin cumbe. Instalación de televisores pintados. Agustín Parejo, 1992.
Instalación de televisores pintados. Agustín Parejo, 1992.
Alfredo Merino

Explicar nuestra época desde el arte

Fruto de un gran esfuerzo colectivo por parte del equipo del museo, la institución española consagrada al arte contemporáneo presenta con esta nueva visión de su colección permanente un relato de los avatares sociales y políticos que incluye las últimas cuatro décadas. Han pasado diez años desde la última presentación de las colecciones y, según subraya Borja-Villel, “el mundo ha cambiado desde entonces. Nuestra obligación como institución es dar las herramientas que ayuden a explicar la época que vivimos. Nosotros debemos intentarlo desde la cultura, desde el arte”. Lo hacen con este viaje.

El Reina Sofía ha puesto en hora su reloj, un reloj que, al recorrer sus flamantes salas, puede decirse que se había retrasado. La colección concluía en los pasados 80. El relato actual no pasa por alto los ajetreos con los que se despidió el siglo XX y ha comenzado el XXI. “Han pasado cuarenta años desde la inauguración del museo. Todo lo que ha venido después es lo que somos y esto no estaba en ninguna institución”, cuenta el director del museo.

Mesa de fundición, de Eduardo Chillida, y "Gran barniz", de Antoni Tapiès.
Mesa de fundición, de Eduardo Chillida, y "Gran barniz", de Antoni Tapiès.
Alfredo Merino

Del Sida a la Expo 92

Entre las novedades más llamativas que encuentran acomodo están el boom inmobiliario, la identidad de género, la emigración, el colonialismo, el Sida, el feminismo, los movimientos contraculturales, el desastre del Prestige, el indigenismo, las migraciones, los desahucios, la Movida madrileña y la Expo 92.

“El museo tiene que ser un espacio radicalmente democrático y no hay democracia sin respeto a las minorías y a la pluralidad”, subraya Borja-Villel. Semejantes inclusiones complementan a los grandes maestros contemporáneos, los Chillida, Tàpies, Saura y José Guerreros, esplendorosos a partir de la llegada de la democracia, tienen sitio importante en la reubicación de las colecciones. Y presidiéndolo todo, el simbólico y monumental Guernica de Pablo Picasso.

Arte Iberoamericano.
Arte Iberoamericano.
Alfredo Merino

Homenaje a Carmen Laffon

No podía faltar en la reordenación de las salas del Reina Sofía Carmen Laffon, la exquisita pintora a quien tuvimos el gusto de ver hace pocos meses en la que fue su última exposición en el vecino Jardín Botánico (ha fallecido el pasado 7 de noviembre). Deleita con una íntima selección de sus luminosas obras de las salinas de Sanlúcar de Barrameda, las últimas que hizo, precisamente para aquella muestra.

Expresiones artísticas contemporáneas

Las nuevas zonas del museo se reparten entre el edificio Nouvel y las salas Sabatini, hasta ahora dedicadas a almacenes y oficinas y que han sufrido una profunda pero respetuosa transformación. Junto a la clásicas pinturas y esculturas, hay cabida de manera especial a las formas de expresión artística contemporánea, por completo integradas en la cotidianeidad: vídeos, grafitis, instalaciones y collages se unen a la cartelería variada; el cine y la fotografía ya estaban presentes en el museo.

"'La gran muchedumbre", Antonio Saura.
"'La gran muchedumbre", Antonio Saura.
Alfredo Merino

El más visitado

Antes de esta reinauguración, el Reina Sofía ya estaba considerado un museo de primer orden. Las vanguardias artísticas españolas tenían tirón suficiente para recibir casi cuatro millones y medio de visitantes en 2019. Las cifras del último año antes de la pandemia lo señalan como el museo español más visitado con mucho; casi un millón más que el segundo de la lista, el Museo del Prado. La nueva oferta le hará ganar público entre las nuevas generaciones, las que menos frecuentan estos centros culturales.

Con esta reordenación, el Reina Sofía saca músculo y estrena traje con el que luce mucho mejor. En la puerta del histórico Antiguo Hospital de Madrid, una nutrida fila de amantes del arte deseosos de ver el ‘nuevo’ museo aguarda con paciencia y cumple los protocolos de acceso impuestos por la Covid. Solo son las 10 de la mañana y la cola ya llega hasta la plaza de Atocha.

El 15M entra en el museo.
El 15M entra en el museo.
Alfredo Merino
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