La sorprendente torre 'flotante' en un embalse de Madrid

Torre del embalse de Manzanares.
Torre del embalse de Manzanares.
Ricardo Ricote Rodríguez
Torre del embalse de Manzanares.

Madrid cuenta con sorprendentes curiosidades y secretos que pueden pasar desapercibidos por muchos, pero que merece la pena visitar y descubrir. En la parte septentrional de la comunidad se encuentra el embalse de Manzanares el Real, también conocido como embalse de Santillana. Se sitúa entre los municipios de Manzanares el Real y Soto del Real, junto a la sierra de Guadarrama.  

El embalse es considerado Patrimonio Natural, además, tiene uno de los niveles de protección más altos del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. En su interior tiene una curiosa torre que da la sensación de estar flotando sobre el agua. 

La historia de la torre

El embalse fue creado en el año 1907 por el marqués de Santillana, Íñigo López de Mendoza, para regular el caudal del río Manzanares, y por ese motivo recibió este nombre, aunque la mayoría de personas lo conoce como embalse de Manzanares por su ubicación. El principal objetivo de esta obra era impulsar la primera red hidroeléctrica de Madrid. También se encargaba de suministrar agua a algunos pueblos cercanos: Colmenar Viejo, Fuencarral, Chamartín y San Sebastián de los Reyes, entre otros.

Antigua presa del embalse de Manzanares
Embalse de Manzanares
Wikipedia

Ese mismo año se construyó la torre como parte de la estructura de la presa por orden del marqués de Santillana. Finalmente, el embalse fue inaugurado por el rey Alfonso XIII.

Originalmente, la torre tenía una altura de 35 metros y recogía el agua que llegaba desde el río Manzanares, el río Samburiel y el arroyo del Mediano, entre otros. La construcción tiene una decoración similar al del castillo de Manzanares el Real, situado en las inmediaciones. Está hecha de granito labrado y decorada con un conjunto de bolas de piedras.

Torre de embalse de Manzanares
Torre de embalse de Manzanares
Wikiloc

Antiguamente era un museo

En los años 60, la gestión del embalse pasó al Canal de Isabel II, que decidió levantar una nueva presa con cinco metros más de altura. Esto hizo que la construcción original quedara sepultada por el agua. 

Bajo esas aguas se encuentran la base de la torre y la puerta de acceso, así como el muro de contención de defensa que rodeaba a la torre. Cuando se construyó la nueva presa, la torre se convirtió en un museo, al que se podía acceder mediante una pasarela, pero a día de hoy el acceso está prohibido.  

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