La sala escondida en una estación de tren de Europa que se construyó exclusivamente para la realeza

Stazione Centrale Milano, Milán, Italia
Stazione Centrale Milano, Milán, Italia
Getty Images
Stazione Centrale Milano, Milán, Italia

A menudo, las estaciones de tren albergan secretos que durante mucho tiempo han permanecido ocultos. Uno de los más famosos lo protagoniza el tren secreto de Roosevelt, el cual se desplazaba por la ciudad de Nueva York a través de la Vía 61 para evitar que lo vieran los ciudadanos. Sin embargo, este no fue el único mandatario mundial que contó con lugar escondido, pues el rey italiano Víctor Manuel III también tuvo una sala secreta en la estación más importante de Milán. Se trata de la Padiglione Reale o Pabellón Real, una habitación de lo más lujosa y exclusiva que se ubica en Stazione Centrale de la localidad italiana.

La sala de espera de los Saboya

La primigenia Estación Central de Milán, ubicada en la actual Plaza de la República, fue construida en 1864. Diseñada por el arquitecto francés Louis-Jules Bouchot, servía para reemplazar a las terminales de Porta Tosa y Porta Nuova, recogiendo todas las conexiones de la ciudad. Sin embargo, a principios del siglo XX, la gran afluencia de viajeros tras la apertura del Túnel Sempione en 1906, provocó que ese mismo año se empezara a construir la actual terminal. 

Como señala el portal web Atlas Obscura, la nueva Stazione Centrale fue diseñada por el arquitecto Ulisse Stacchini, aunque sus planos tuvieron que ser modificados en varias ocasiones, sobre todo tras el ascenso al poder de Mussolini. No obstante, no se empezó a plantear la creación de la sala real hasta 1925, cuando el ministro de Comunicaciones, Constanzo Ciano, planteó su creación para la familia real de Italia, los Saboya. Fue concebida como una especie de sala de espera y a pesar de que la monarquía se fue de Italia tras la Segunda Guerra Mundial, la habitación permanece allí a día de hoy.

Una escalera secreta

De estilo neoclásico, la sala da directamente a los andenes y cuenta con una escalera de mármol y ónice. Además, se estructura en dos niveles: el primero alberga un par de habitaciones prácticamente vacías tras la eliminación de algunos símbolos fascistas, mientras que el segundo es el que da acceso a las vías del tren y corresponde a la sala principal. Esta cuenta con interiores de mármol en diferentes estilos arquitectónicos, esculturas con emblemas reales y todo tipo de lujos. 

Por otro lado, el pabellón también estuvo concebido como un lugar de reuniones. De hecho, iba a ser el lugar donde se le diera la bienvenida a Hitler, aunque esto nunca llegó a suceder. Igualmente, cuenta también con una escalera secreta detrás del espejo del baño que conduce a una especie de ruta de escape oculta. A día de hoy, el pabellón está normalmente cerrado al público y no permite visitas, aunque en ocasiones es utilizado para eventos privados y sesiones de fotos.

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