La primera batería comestible es recargable y estos son los ingredientes que le dan 'sabor'

Sus inventores plantean su uso en el campo de la medicina, sin embargo, el autor principal reconoce que sus investigaciones podrían contribuir a una manera “más sostenible” de fabricar productos electrónicos.
Una batería comestible no es lo mismo que "injerible".
Una batería comestible no es lo mismo que "injerible".
Istituto Italiano di Tecnologia
Una batería comestible no es lo mismo que "injerible".

Las baterías son el motor que da ‘vida’ a la mayoría de los dispositivos que utilizamos en nuestro día a día. Este elemento presente en nuestros móviles, ordenadores, tablets y otros aparatos y permite que estos funcionen mediante energía renovable algo que, supuestamente, es bueno para el medioambiente. Sin embargo, cuando su vida útil termina y toca desecharlas, pueden tener efectos catastróficos para nuestro planeta.

Un informe de Global E-waste Monitor 2017 posicionó a España como el quinto país que más basura electrónica tiraba al año, con unas 930.000 toneladas de residuos. Los datos en los que se basaron eran de 2016, hace ya siete años, pero retratan bastante bien la problemática que supone el consumo electrónico que se está generando en los últimos tiempos. 

Una posible solución podría ser el concepto que ha desarrollado el ingeniero italiano Mario Caironi. Se trata de una batería recargable que, una vez termina su vida útil, se puede comer. Aunque solo sea un prototipo pensado para la medicina, podría ser el germen de una "electrónica comestible" que resolviese el problema de la basura electrónica que está hecha con elementos tóxicos nocivos para la Tierra en el futuro.

Alimentos como aparatos electrónicos

El prototipo se ha descrito por primera vez en un artículo de la revista científica Advanced Materials, cuenta con financiación europea y ha sido considerado como uno de los "inventos del año" por la revista Time. Está hecho de almendras, alcaparras y algas y su creador cree que podría suponer grandes avances para la medicina y el desarrollo de una "electrónica comestible".

El inventor, que es investigador en el Instituto Italiano de Tecnología (IIT), cuenta para la Agencia EFE que "comestible" no es lo mismo que "ingerible": "Hay dispositivos con materiales comunes envueltos en una cápsula que los aísla y que pueden ser ingeridos, pero también deben ser expulsados y supervisados".

Caironi lleva años estudiando las propiedades electrónicas de los alimentos y de sus derivados para crear sensores médicos que puedan ingerirse sin efectos secundarios. Estos serían procesados por el cuerpo como se digiere cualquier alimento y eso es lo que busca con su batería comestible.

"Nuestra principal hipótesis es que hay un espacio para productos que pueden ser digeridos y suministrar información sobre nuestro estado de salud, como píldoras o sensores de temperatura y pH en el sistema digestivo", afirma.

La imagen muestra todos los alimentos con los que está hecha la batería.
La imagen muestra todos los alimentos con los que está hecha la batería.
Istituto Italiano di Tecnologia

La primera batería comestible

Caironi y su equipo ha diseñado la batería íntegramente con componentes comestibles. En concreto, ha extraído vitamina B2 o riboflavina de las almendras, que actúa como ánodo, y quercetina de las alcaparras, que hacen el papel de cátodo.

Además, han aumentado la conductividad del aparato con carbón activado, su electrolito es a base de agua y el separador que evita los cortocircuitos está hecho de alga nori. Por último, el autor principal explica que la batería está encapsulada en un tubo de cera de abejas con dos contactos de oro comestible.

Según detalla Caironi, la batería funciona como una normal: "Con dos polos, el positivo y el negativo, que si la integramos en un circuito transforma la energía química en energía eléctrica".

El IIT detalla que la batería tiene 0,65 voltios, un voltaje lo bastante bajo como para no causar problemas al cuerpo humano en caso de ingerirse, y es capaz de proporcionar una corriente de 48 μA durante 12 minutos. El estudio publicado afirma que estas capacidades permitirían alimentar pequeños dispositivos electrónicos, como LED de baja potencia.

Si la investigación continúa y sigue dando resultados óptimos, es posible que en un futuro podamos comenzar a ver baterías comestibles en juguetes. De este modo, no habría tantos problemas con casos de niños pequeños que ingieren sin querer estos productos.

En un principio, Caironi niega que hayan considerado la implementación de su invento en teléfonos y comenta que "habría que valorar la necesidad". Sin embargo, es consciente de que sus investigaciones podrían contribuir a una manera "más sostenible" de fabricar productos electrónicos.

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