El telescopio espacial de la NASA, James Webb, completó con éxito el pasado mes de abril la alineación de otro de sus espejos y hace apenas unos días os anunciamos que su primera misión será la de observar dos exoplanetas que están a 1,5 millones de kilómetros.
A esperas de que el telescopio envíe sus primeras imágenes, lo cierto es que nos ha llegado una noticia de lo más preocupante: el aparato ha sufrido un gran impacto en uno de sus espejos principales.
Al parecer, el impacto ha sido provocado por un micrometeoroide algo más grande de lo que estaba previsto en uno de los espejos. A pesar del golpe, los ingenieros han asegurado que serán capaces de solucionar el desajuste a la hora de interpretar los datos.
Este impacto está registrado que se produjo entre el 23 y el 25 de mayo y a pesar de la preocupación, desde la NASA aseguran que el telescopio “sigue rindiendo a un nivel que excede todos los requerimientos de la misión”.
Los posibles golpes que puede sufrir cualquier aparato en el espacio es uno de los riesgos a los que está expuesto y de lo que eran muy conscientes los desarrolladores de James Webb, pero el problema es que este golpe en concreto ha sido más grande de lo que tenían calculado.
El causante ha sido un micrometeoroide, que es una roca del tamaño de granos de arena. James Webb está diseñado para soportar un golpe de este tipo, pero de momento se desconoce el tamaño que tenía la roca que impactó contra el telescopio.
Otro de los problemas del telescopio es que no se encuentra en una zona de fácil acceso para realizar una reparación por lo que los desarrolladores lo tuvieron en cuenta y lo hicieron todavía más resistente a cualquier golpe.
A pesar de que se realizaron pruebas para someter al aparato a los posibles impactos y comprobar su nivel de resistencia, lo cierto es que desde la NASA aseguran que el que ha sufrido "ha superado las capacidades de prueba a las que fue sometido".
Además de los posibles impactos, otro de los retos para los ingenieros son las temperaturas y desde la NASA, Paul Geithner, segundo al mando de la gestión de Webb, explicaba que ya sabían que Webb tendría que “capear con el ambiente espacial, que incluye luz ultravioleta fuerte y partículas cargadas desde el Sol”.
Añadía además que otros factores a los que se expone el telescopio son “los rayos cósmicos procedentes de fuentes exóticas en la galaxia, y golpes ocasionales de meteoroides en nuestro Sistema Solar”.
Desde la NASA se mantienen optimistas y aunque saben que no se debe pasar por alto el golpe, el equipo detrás del telescopio tendrá que jugar con el espejo dañado para compensarlo lo mejor posible. Tampoco niegan la posibilidad de que sigan ocurriendo este tipo de impactos.
Uno de los encargados de los elementos ópticos de James Webb, Lee Feinberg, ha asegurado en un comunicado que se trata del “quinto impacto registrado desde la Tierra” y que su intención es utilizar estos datos “para actualizar el análisis de desempeño a lo largo del tiempo” y de esta manera “maximizar el desempeño visual de Webb”.
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