La ciberresiliencia es un término que se está volviendo cada vez más común en los medios de comunicación, regulaciones y objetivos empresariales. Sin embargo, la mayoría de las personas no sabe exactamente qué significa o implica este concepto.
En realidad, la ciberresiliencia va más allá de la seguridad informática, ya que implica una mentalidad y cultura de ciberseguridad en todos los aspectos de nuestra vida digital. En un mundo más conectado, esto se ha convertido en una necesidad básica para proteger la información personal y financiera.
Fernando Anaya
- Country manager de Proofpoint en España y Portugal
Cuando se utiliza este término suele ser para incentivar que los usuarios se esfuercen más por proteger su información, pero nunca se define claramente qué hacer o cómo conseguirlo, lo que solo confunde más a las personas. Aunque los avances tecnológicos traen consigo nuevos riesgos relacionados con la seguridad y la protección de datos, existen medidas que se pueden tomar para mejorar nuestra ciberresiliencia.
¿Cómo mejorar nuestra ciberresiliencia?
En primer lugar, es importante mantener dispositivos y softwares actualizados, ya que las actualizaciones suelen incluir parches de seguridad que corrigen vulnerabilidades. Además, se deben utilizar contraseñas seguras y únicas para cada cuenta, y activar la autenticación multifactor (MFA) siempre que sea posible. También es recomendable utilizar soluciones fiables, como un antivirus o un firewall, y evitar conectarse a redes WiFi públicas no seguras.
Sin embargo, las soluciones informáticas no son suficientes. Para ser verdaderamente ciberresilientes, los usuarios deben estar informados y concienciados en todos los aspectos de la ciberseguridad y aplicar las medidas necesarias cuando utilizan sus dispositivos. Esto implica que la seguridad y la recuperabilidad de la información deben estar integradas en todas sus acciones, en el entorno laboral y en el personal.
Estar educados en términos de ciberseguridad es lo que nos permite detectar amenazas y romper la cadena de ataque, ya sea en forma de un correo electrónico de phishing o un mensaje de WhatsApp de un supuesto conocido.
Una estrategia sólida de ciberseguridad, por lo tanto, requiere un enfoque holístico que combine personas, procesos y tecnología. La mejor técnica de defensa contra los ciberataques que se aprovechan de la naturaleza humana siempre será la formación de los usuarios. Además, es importante tener en cuenta que el panorama de amenazas está en constante evolución: si no nos mantenemos al día en las últimas innovaciones de los ciberdelincuentes, habrá más posibilidades de caer en sus trampas.
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