El mal de montaña, la peligrosa consecuencia de ascender en altitud demasiado rápido

El mal de montaña aparece a medida que se asciende en altitud.
El mal de montaña aparece a medida que se asciende en altitud.
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El mal de montaña aparece a medida que se asciende en altitud.

Al ascender a montañas muy elevadas, muchas personas pueden experimentar un serio malestar, que en casos muy extremos llega a producir graves complicaciones o ser letal. Esta condición se denomina 'mal agudo de montaña'.

¿Qué es el mal agudo de montaña?

El mal agudo de montaña, también conocido como mal de altura o mal de páramo, es un trastorno provocado por la falta de adaptación del organismo a la hipoxia que produce el descenso de la presión atmosférica que se produce con el ascenso en altitud.

En consecuencia, la gravedad de los síntomas suele guardar una relación directa con la velocidad de ascenso y con la altitud alcanzada, y por el contrario tiende a remitir a medida que se desciende en altitud.

El motivo está en que, con el descenso de la presión atmosférica a medida que ascendemos en altitud, la densidad y la biodisponibilidad del oxígeno y del nitrógeno son menores. Los pulmones, en esas condiciones, no consiguen captar suficiente oxígeno para el normal funcionamiento del organismo.

¿Cuáles son sus síntomas?

El cuadro sintomático del mal de altura, por tanto, es similar a los que aparecen en otras formas de hipoxia leves o moderadas. De esta manera, incluye signos tales como: 

  • Mareo.
  • ​Cefalea.
  • ​Náuseas y vómitos.
  • ​Falta de apetito.
  • ​Agotamiento.
  • ​Nerviosismo.
  • ​Trastornos del sueño (somnolencia excesiva, insomnio o disnea súbita nocturna).
  • ​Elevación de la frecuencia cardíaca.

Las principales complicaciones del mal de altura, y las que mayor mortalidad tienen, son el edema pulmonar de altitud (los pulmones se llenan de líquido) y el edema cerebral de altitud (es el cerebro el que se llena de líquido).

¿Cómo se trata?

La principal actuación frente al mal de montaña, una vez que ha aparecido, es descender en altitud tan rápido como sea posible. Con ello, se aumenta la disponibilidad de oxígeno para los pulmones, lo que suele revertir el estado del paciente. Igualmente, se debe proporcionar oxígeno adicional al paciente si está disponible, una de las razones por las que los alpinistas a menudo llevan bombonas consigo cuando van a realizar grandes ascensos.

La mejor estrategia, con todo, es tratar de prevenir por completo la aparición del mal, para lo que es necesario parar para realizar períodos de 'aclimatación' durante el ascenso. En algunas culturas, como las andinas, se mascan hojas de coca (Erythroxylum coca).

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