Desde los años 80, cada 21 de enero se celebra el Día Internacional del Abrazo. La idea fue iniciativa del psicólogo norteamericano Kevin Zaborney tras comprobar que este gesto es capaz de mejorar la salud mental, emocional y física. Pero, ¿cuántos abrazos son necesarios para notar sus efectos? Abordamos sus bondades con la psiquiatra Ana Isabel Sanz.
¿Cuáles son los principales beneficios que nos proporcionan los abrazos a nivel físico?Resulta sorprendente la potencia neuroquímica y hormonal de un acto tan sencillo como un abrazo. Cuando los receptores de la piel se activan mediante este estímulo, el organismo libera neurotransmisores y sustancias llamadas catecolaminas que alivian la tensión arterial, calman el número de los latidos del corazón, mejorando la calidad del flujo sanguíneo en todo el cuerpo. Los efectos físicos detectados llegan más allá, incluso a mejorar nuestras defensas, a disminuir las sensaciones de dolor y a estimular en los niños la hormona que estimula el crecimiento y en los adultos las defensas frente al deterioro del sistema nervioso propio de las demencias.
¿Y cómo repercuten en nuestro bienestar mental?La corriente de oxitocina, serotonina y dopamina que se desencadena a través de un abrazo, produce una sensación de bienestar anímico, optimismo, confianza, disminución del estrés y la tensión, aumento de la conexión interpersonal y seguridad.
Los abrazos potencian el desarrollo de la inteligencia emocional durante la infancia y la adolescencia
Se habla de la especial importancia del abrazo para el desarrollo físico y emocional de los niños (un contacto fomentado, por ejemplo, por el piel con piel y la lactancia). ¿Es el abrazo un vehículo fundamental para que esos niños se conviertan en personas adultas más empáticas y sanas?Los abrazos durante la infancia tienen efectos positivos sobre el crecimiento emocional estable y feliz de los menores. Además favorecen una relación de mayor calidad con las figuras parentales y otros adultos significativos, aumentando su influencia como figuras de referencia. Por último, reducen los estados de tensión y potencian el desarrollo de la inteligencia emocional durante la infancia y la adolescencia.
Ana Isabel Sanz
- Psiquiatra
¿Cómo necesitamos que sean esos abrazos? ¿Hay una cantidad o duración necesaria para que sean efectivos?Para que estimulen los efectos positivos, los abrazos han de ser francos, auténticos y tener una duración suficiente, bastante superior a la de un abrazo habitual, que suele durar menos de 5 segundos. La duración, según algunos expertos en los citados beneficios del abrazo, debe ser de al menos cinco veces superior, es decir, por encima de los 20 segundos.
Para que estimulen los efectos positivos, los abrazos han de ser francos, auténticos y tener una duración suficiente
¿Todos necesitamos el mismo tipo de contacto físico o depende de la persona? ¿Y qué podemos hacer si no somos muy de abrazar?Existen personas que tienden a preferir mantener cierta distancia física y a las que agobian las manifestaciones de contacto directo. Forzar esa vía puede ser contraproducente. Una alternativa puede ser estimular otras vías amables de interrelación no verbal (tono de voz, gestualidad…) y verbal, que no les produzca inseguridad o sensación de amenaza.
¿Hay algún estudio que trate los efectos negativos que podemos desarrollar si no fomentamos el abrazo?La experiencia del confinamiento en la pandemia ha aumentado el interés por los efectos de la carencia de contacto físico, y concretamente de la disminución de los abrazos. Diversos equipos de investigadores han empezado a desenmarañar los sofisticados efectos de los abrazos sobre el funcionamiento del sistema nervioso central, el sistema inmunológico e incluso en la regeneración de los tejidos.
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