Las fases del duelo por la pérdida de un ser querido o una ruptura de pareja: de la negación y la ira a la aceptación

Un hombre triste por la pérdida de un ser querido
Un hombre triste por la pérdida de un ser querido
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Un hombre triste por la pérdida de un ser querido

Cuando usamos el término “duelo” nos referimos al estado de ánimo experimentado tras la pérdida de un ser querido. 

Bianca Zerbini, psicóloga

Bianca Zerbini

  • Psicóloga de Buencoco

Sin embargo, este proceso psicológico doloroso, el duelo, no siempre está ligado a la muerte real de una persona: hablamos de duelo también como consecuencia de una separación, de un abandono…de una pérdida, en general. Por ejemplo, el final de una relación se vive como una pérdida por mucho que la persona esté viva, y puede tener un impacto significativo en nuestra vida y llevarnos a una crisis tanto en la esfera privada como en la profesional.

En el proceso del duelo surgen muchas emociones fuertes y muy diferentes, y cada una de estas emociones “habla”, “comunica”, nos dice algo, ¡por eso es tan importante escucharlas y acogerlas!

Existen múltiples modelos para explicar las etapas del duelo desarrollados por diferentes expertos en salud mental. Una de las más reconocidas es la propuesta de Kübler-Ross, quien formuló la teoría de las cinco fases del duelo que representan el camino que cada persona encuentra ante sí tras una pérdida.

Las etapas del duelo, los métodos, las reacciones y los tiempos de procesamiento obviamente pueden ser diferentes de un caso a otro. La duración de todo el proceso no se puede definir a priori porque depende mucho de la capacidad, voluntad y resiliencia de cada persona. Además, las etapas para procesar un gran dolor no siempre son tan lineales e interrelacionadas.

Intentemos analizar en detalle las 5 fases:

Etapa de negación

Cuando nos enfrentamos a una pérdida que nos causa mucho dolor, nuestro cuerpo trata de defenderse de tal sufrimiento, negándolo. Emocionalmente se observa una falta de reacción: la persona es consciente de lo ocurrido pero es incapaz de aceptarlo.

Etapa de la ira

A medida que empezamos a darnos cuenta de lo que ha pasado, empezamos a sentirnos enojados, a preguntarnos qué hemos hecho para merecer este sufrimiento. Tendemos a culpar a alguien porque pensamos que la situación es injusta. A veces nos sentimos responsables de alguna manera porque no pudimos evitar la pérdida. La fase de ira se puede considerar positiva porque si alguien/algo desencadena en nosotros este sentimiento, acabamos queriendo evitarlo e intentar sacarlo de nuestra vida.

Etapa de negociación

Nuestra mente para volver a sobrevivir, en este momento de gran dolor, comienza a regatear. Es el momento en el que tratamos de comprender qué somos capaces de hacer y en qué situaciones podemos volver a invertir emocionalmente. Intentamos recuperar el control de nuestra vida lanzándonos a otra cosa, a nuevos proyectos y nuevas amistades. Sin embargo, la pérdida aún no se ha procesado y el dolor puede volver en cualquier momento: ¡es el período de "altibajos"!

Etapa de depresión

Olvidarse de alguien es un proceso de duelo que suele causar tristeza, rabia... y que puede llegar a enquistarse
Olvidarse de alguien es un proceso de duelo que suele causar tristeza, rabia... y que puede llegar a enquistarse
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La alternancia de momentos de dolor e intentos de reacción nos lleva a caer en un continuo estado de tristeza. En esta etapa comenzamos a tomar nota de lo que hemos perdido. El dolor todavía está vivo, fuerte y presente. Las consecuencias también son a nivel físico: pueden aparecer dolores de cabeza, aumento o pérdida de peso corporal, irritabilidad, insomnio o somnolencia.

Etapa de aceptación

El tiempo cambia las cosas y nos permite completar el proceso de duelo. La última fase consiste en aceptar la pérdida: es la única forma de reaccionar y sentirnos preparados para retomar nuestra vida. Vuelve el interés por las personas y los proyectos y sobre todo, ¡dejamos de culparnos! En este punto hemos asimilado la pérdida y seguimos adelante. Esto no significa olvidar al ser amado o dejar de sentir dolor, significa seguir adelante a pesar del sufrimiento, dar sentido a esa pérdida, seguir alternando entre momentos de alegría y momentos de tristeza, pero de manera cada vez más tenue cada día que pasa.

Cada dolor es único, y aunque no desaparezca, se puede hacer que la vida se suavice nuevamente y, de una manera que hoy parece imposible, continuará. En este proceso de elaboración, podría ser útil consultar a un psicólogo: de hecho, la terapia puede acompañarnos en la racionalización y elaboración de nuestras emociones y dolor.

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