Así son los últimos tratamientos para la dermatitis atópica

  • La dermatitis atópica es la enfermedad inflamatoria de la piel más frecuente. 
Archivo - Arxiu - Dermatitis atópica
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La dermatitis atópica es la enfermedad inflamatoria de la piel más común. Se trata de una enfermedad crónica, compleja, multifactorial y cada vez más prevalente, especialmente entre los niños, donde la incidencia se ha duplicado. Es afección puede tener, especialmente si es grave, un gran impacto en la vida de quienes la padecen, pues, además de lesiones en la piel, causa mucho picor, dolor e incluso puede repercutir de manera muy negativa en la salud mental de las personas que la sufren. Aunque el abordaje sigue siendo complejo y requiere de mucha constancia y colaboración por parte de los pacientes, en los últimos años han surgido nuevos tratamientos que están cambiando la vida de estas personas, como explica el Dr. José Manuel Carrascosa, Jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Universitari Germans Trias i Pujol de Barcelona, y experto en dermatitis atópica.

Una enfermedad típica de la infancia

La dermatitis atópica puede aparecer en cualquier edad, pero es en la infancia donde está más presente y donde más está creciendo la incidencia, “la dermatitis atópica (DA) es la dermatosis inflamatoria más frecuente. Actualmente, la prevalencia de la enfermedad en España se estima en un 3,4 por ciento de la población general. De este porcentaje, seis de cada diez casos son infantiles, y entre 1 y 2 en niños de 0 a 5 años”, explica Carrascosa.

La mayoría de los pacientes, alrededor del 60%, inician la enfermedad durante el primer año de vida y hasta el 85% en los primeros 5 años. La mayoría la supera en la infancia o adolescencia temprana, pero uno de cada cuatro continúa padeciéndola en la edad adulta, muchos de ellos de manera grave, “hasta un 20% de los casos pueden clasificarse como moderados a graves, definidos por una afectación extensa (al menos el 10% del tegumento cutáneo), con picor generalizado que interacciona de forma importante en la calidad de vida del paciente y dificulta el sueño. En estos pacientes se requiere, además de tratamientos tópicos, fármacos inmunosupresores por vía oral o inyectados”, aclara José Manuel Carrascosa. Estos son los pacientes que más se están beneficiando de los nuevos avances para tratar la enfermedad.

Una década de progresos gracias a la biotecnología

Hasta hace pocos años, además de los cuidados básicos que se recomiendan a todas las personas con dermatitis atópica, estos pacientes con enfermedad grave disponían de pocos tratamientos a su alcance más allá de los corticoides orales y tópicos que hay que usar con precaución debido a los efectos secundarios que pueden provocar, o los antihistamínicos y los inmunosupresores. Por suerte, esto ha cambiado, y como nos cuenta Carrascosa, “el panorama del tratamiento en la dermatitis atópica ha cambiado mucho en los últimos 5 a 6 años. Todo comenzó con la aprobación del primer medicamento biológico en 2017 por parte de la agencia reguladora americana (EMA), y le ha seguido la aprobación de otros medicamentos”. Se trata del dupilumab, un fármaco inyectable que se administras cada dos semanas y que está indicado para personas con dermatitis atópica de moderada a grave. Este medicamento es un anticuerpo monoclonal humano elaborado específicamente para inhibir dos proteínas consideradas los principales inductores de la inflamación crónica presente en esta patología.

El desarrollo de la biotecnología está permitiendo un desarrollo terapéutico difícil de creer hace sólo 10 años

Tras esta primera aprobación, llegaron algunos más con mecanismos parecidos, “fármacos biológicos (proteínas elaboradas a través de mecanismos de biotecnología) y tres tratamientos orales en los últimos dos años. Estos fármacos orales son conocidos como ‘moléculas pequeñas’, porque, a diferencia de los fármacos biológicos, son moléculas de menor tamaño similares a los fármacos convencionales”. Dr. José Manuel Carrascosa considera que estos nuevos tratamientos son todo un hito en el tratamiento de la dermatitis, “el desarrollo de la biotecnología está permitiendo un desarrollo terapéutico que sería difícil de creer hace sólo 10 años. Estamos muy contentos de estar viviendo una enorme evolución en el panorama del tratamiento en dermatitis atópica en los últimos años, con varios fármacos ya aprobados o en fase de desarrollo. Hay dos grandes tipos de tratamiento actualmente: las terapias biológicas y un grupo de fármacos orales”, dice optimista. Y es que, sin duda, el futuro -y el presente- está en estas terapias biológicas, “son opciones terapéuticas dirigidas que están demostrando una eficacia robusta y un perfil de seguridad bueno, factores importantes para el tratamiento a largo plazo de enfermedades crónicas como la dermatitis atópica. Han representado una revolución en el manejo de la enfermedad en los últimos años, y será muy interesante ver si los nuevos fármacos que están ahora en desarrollo igualarán o mejorarán los principales aspectos (eficacia, seguridad, mantenimiento de respuesta, conveniencia...) con respecto a los que tenemos en la actualidad”.

Sin embargo, el también Dr. recuerda que todavía queda mucho por hacer, “aún quedan necesidades médicas no cubiertas en dermatitis atópica de moderada a grave. Principalmente conseguir no sólo una respuesta eficaz, sino mantener los resultados a largo plazo, de forma estable y segura. Y, a ser posible, lo más cómoda posible para el paciente en cuanto el número de inyecciones o pastillas, con la menor interacción con su día a día". 

Y es que, si en cualquier enfermedad la adherencia a los tratamientos es importante, en la dermatitis atópica lo es todavía más, pues “se trata de una enfermedad que requiere mucha constancia y mucho tiempo por parte de los pacientes. Aquellos tratamientos que sean más fáciles en su manera de aplicarse, como por ejemplo dosificación menos frecuente, representarán un gran cambio en la vida de estos pacientes, y también en nosotros, como dermatólogos que les tratamos”. Se trata de pequeños detalles que pueden suponer un importante cambio a bien en la vida de las personas con dermatitis atópica. 

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