Así es cómo mantenerse en buena forma física reduce el riesgo de padecer alzhéimer

Salir a correr repercute en muchos beneficios para nuestro cuerpo.
Mantenerse en buena forma física disminuye el riesgo de padecer alzhéimer.
Pixabay/Skeeze
Salir a correr repercute en muchos beneficios para nuestro cuerpo.

La etiología de la enfermedad de Alzheimer es compleja y multifactorial, y hasta el día de hoy los científicos siguen arrojando luz sobre ella. Así, y aunque en ocasiones no comprendamos exactamente de qué manera, ya sabemos que en su desarrollo contribuyen aspectos como la dieta, la calidad del sueño, la herencia genética y el ejercicio físico.

Un incremento gradual

Precisamente en este último punto incide un trabajo cuyos resultados preliminares han sido avanzados este domingo y que será presentado en la 74ª convención anual de la Academia Americana de Neurología, que tendrá lugar presencialmente entre el 2 y el 7 de abril en Seattle (EE UU) y digitalmente entre el 24 y el 26 del mismo mes.

Tal y como explicaron los autores, en el estudio participaron casi 650.000 veteranos del ejército estadounidense, cuyos datos se hallan recogidos en la base de datos de la Administración de Salud de los Veteranos del Gobierno norteamericano. En ningún caso estas personas tenían un diagnóstico de alzhéimer al comienzo de la investigación.

Los investigadores, entonces, se fijaron en la aptitud cardiorrespiratoria de estas personas (que mide la capacidad de los sistemas respiratorio y circulatorio para proveer de oxígeno a los músculos durante la actividad física) y  en los resultados de pruebas de esfuerzo en cinta de correr para determinar su forma física. En base a esto, los dividieron en 5 grupos, según fuera mejor o peor.

Al observar la incidencia de la enfermedad de Alzheimer en estos grupos, encontraron que mientras que en el que se encontraba más bajo de forma los casos aumentaban a razón de 9,5 por 1.000 personas/año, esos aumentos en la prevalencia se volvían menores a medida que mejoraba la forma física de los participantes.

Concretamente, y ajustando otros factores que también se sabe que afectan al riesgo de padecer alzhéimer, las personas que se encontraban en mejor forma mostraron un riesgo un 33% menor de desarrollar la enfermedad que los que se encontraban en la forma más baja; el segundo grupo, un 26% menor; el tercero, un 20% menor; y el cuarto, un 13% menor.

La importancia de las estrategias preventivas

Como señalábamos, este trabajo no explora el mecanismo por el que la forma física disminuye el riesgo de padecer alzhéimer, sino que en su lugar expone la correlación. Sin embargo, los autores si que destacan un par de puntos: el primero, que no se trata de una situación de todo-o-nada (sino que la reducción del riesgo se produce de forma gradual), con lo que las personas pueden trabajar en lograr mejorías graduales en su estado físico.

El segundo es que, debido a que a día de hoy no disponemos de tratamientos adecuados capaces de detener o revertir la progresión del alzhéimer, las estrategias preventivas cobran una importancia especial; una línea en esta dirección pasaría, entonces, por la práctica habitual de ejercicio físico.

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