El organismo necesita hasta cuatro días para ajustarse al cambio de horario de verano

  • Las consecuencias son transitorias y leves en la población sana.
  • Pero a partir de los 50 años cuesta un poco más adaptarse.
  • En los niños, se da una mayor irritabilidad y alteraciones en su alimentación.
  • Este domingo toca adelantar los relojes.
Técnicos ajustan el reloj de la Electric Time Company en Medfield (EEUU).
Técnicos ajustan el reloj de la Electric Time Company en Medfield (EEUU).
Bryan Snyder/Reuters
Técnicos ajustan el reloj de la Electric Time Company en Medfield (EEUU).

Este domingo se adelantan una hora los relojes en cumplimiento de la directiva que afecta a todos los países miembros de la Unión Europea. La consecuencia más inmediata de esta medida será la de restar una hora al tiempo de sueño. Los efectos del cambio al horario de  verano en las personas, aunque leves, tienen su reflejo en la salud.

Lo explica el doctor Gonzalo Pin, coordinador de la Unidad Valenciana del Sueño de Hospital Quirón Valencia: "Las consecuencias son transitorias y leves en la población sana y el organismo sólo necesitará 3 o 4 días para acoplarse".

Aunque algunas estadísticas indican un discreto aumento de la accidentalidad los días posteriores a un cambio de horario, "es a partir de los 50 años de edad cuando quizá cuesta un poco más adaptarnos a este cambio", asegura el doctor.

La población infantil también se verá influida por este cambio horario y su efecto en ellos, explica Pin, que apunta que "puede manifestarse en una mayor irritabilidad y en algunas ocasiones alteraciones en su alimentación, principalmente en los lactantes". Los niños más mayores "presentarán más dificultades a la hora de iniciar el sueño o al despertar".

Para contrarrestar estos efectos el especialista recomienda "prepararse unos días antes realizando una adaptación lenta y progresiva al nuevo horario adelantando la hora de levantarse 15 minutos cada 2 o 3 días".

La importancia de tener un sueño de calidad

La falta de sueño o el no disfrutar de un sueño calidad puede llegar a tener consecuencias muy negativas en nuestra salud. Está comprobado que el déficit crónico de sueño es un factor que contribuye al desarrollo de la obesidad y a los trastornos metabólicos relacionados con la insulina. Un sueño insuficiente o de mala calidad va a condicionar la calidad de vida y el rendimiento intelectual y físico, advierten desde el centro sanitario.

Como argumenta el doctor Pin "tener un sueño de mala calidad es como intentar ganar una carrera de Fórmula 1 sin entrar en boxes a cambiar los neumáticos. Nuestro coche, aunque sea magnífico, no funcionará adecuadamente. El sueño nos permite, entre otras cosas, mantener adecuadamente nuestras funciones ejecutivas; controlar nuestro humor, nuestros impulsos y nuestra capacidad de concentración".

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