Identifican el área del cerebro que produce el miedo

  • La llaman amígdala y sin ella desaparece la alarma que nos hace evitar el peligro.
  • Podría mejorar el tratamiento del estrés postraumático y de la ansiedad.
  • A los pacientes se les expuso a serpientes y arañas.
Miedo, como el que expresa Joan Crawford en el cartel de esta película.
Miedo, como el que expresa Joan Crawford en el cartel de esta película.
Miedo, como el que expresa Joan Crawford en el cartel de esta película.

Investigadores de la Universidad de Iowa en Estados Unidos han identificado la parte del cerebro que produce en las personas la sensación de miedo. El descubrimiento, que se publica en la revista Current Biology, podría mejorar el tratamiento del trastorno de estrés postraumático y otros trastornos de ansiedad.

Los autores del estudio investigaban cómo la emoción del miedo depende de una región con forma de almendra denominada amígdala. El paciente del caso de estudio tenía un raro trastorno que destruyó su amígdala y que le impedía sentir miedo ante estímulos como casas encantadas, serpientes, arañas, películas de terror incluso experiencias traumáticas de su vida que la pusieron en peligro.

Estrés postraumático

El estudio confirma por primera vez que esta parte del cerebro es necesaria para desencadenar un estado de miedo en los humanos, aunque en los pasados 50 años se ha mostrado que tiene un papel clave en las reacciones de miedo en animales desde ratas a monos.

Daniel Tranel, responsable del estudio, señala que el descubrimiento podría conducir a nuevas intervenciones en el trastorno de estrés postraumático y los trastornos de ansiedad relacionados.

Expuestos a serpientes y arañas

En el estudio, los investigadores observaron y registraron las respuestas del paciente durante la exposición a serpientes y arañas, durante una visita a una de las casas encantadas más aterradoras del mundo y mientras veía películas de miedo. El trabajo también midió la experiencia de miedo del paciente con un gran número de cuestionarios estandarizados que probaban diferentes aspectos del miedo, desde el miedo a la muerte al miedo a hablar en público.

En todos los casos el paciente fue incapaz de sentir miedo y además, a diario se encontraba con numerosos episodios traumáticos que habían amenazado su vida pero que no le habían causado miedo. Feinstein añade que sin la amígdala desaparece la alarma del cerebro que nos lleva a evitar el peligro.

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