Clásicos de la literatura de viajes
- La Odisea, de Homero, es el primer clásico del género.
- Marco Polo fue uno de los primeros que recorrió la Ruta de la Seda.
- El capitán James Cook recogió sus aventuras en los diarios de a bordo.
Este domingo vamos a reseñar algunos de los mejores libros de viajes de la historia. No se trata de una lista exhaustiva, sino de una pequeña selección cuyo único propósito es invitar a descubrir algunos de los clásicos de este género literario. Además, la mayoría se pueden encontrar sin mayores problemas en cualquier biblioteca pública.
El siguiente clásico incontestable de la literatura de viajes es el Libro de las maravillas del mundo (siglo XIII), de Marco Polo. El mercader y explorador veneciano narra su extraordinario recorrido hasta China a través de la Ruta de la Seda y su relación con el emperador mongol Kublai Kan. Fue la primera obra escrita por un occidental que describe oriente.
Seguramente el momento de máximo apogeo del género fue la época de la expansión colonial. Uno de los mejores ejemplos es Los tres viajes alrededor del mundo: diarios de 1768 a 1780, del capitán James Cook. El marino británico navegó por la práctica totalidad del globo (desde Alaska y la Antártida, hasta Australia o las islas Hawái) y contó sus aventuras con todo detalle.
En el siglo XX la literatura de viajes también tiene grande hitos. El camino a Oxiana, del británico Robert Byron, es un referente claro de la época. Escrito en forma de diario, el autor cuenta su viaje en la década de los 30 por Beirut, Jerusalén, Bagdad y Teherán hasta su destino final: Oxiana, ciudad supuestamente fundada por Alejandro Magno en su marcha hacia el río Indo.
Uno de los discípulos aventajados de Byron fue Bruce Chatwin, cuya vida fue tan apasionante como sus libros. Su primer obra de viajes, En Patagonia (1977), se centra en la vida de los descendientes de los colonos galeses que llegaron a Argentina en el siglo XIX. Para muchos de sus seguidores, el mejor título de Chatwin es Los trazos de la canción (1987), que detalla su viaje por Australia y sus relaciones con los aborígenes.
Por último, uno de los libros de viajes más divertidos de los últimos años: El antropólogo inocente (2002), de Nigel Barley. El escritor británico pasó dos años conviviendo con los dowayos, una tribu de Camerún. Como es de imaginar, la experiencia dio para multitud de equívocos y situaciones graciosas que Barley narra con un refinado sentido del humor. Tres años después, el autor inglés publicó una especie de secuela igual de entretenida: Una plaga de orugas: El antropólogo inocente regresa a la aldea africana.