Aunque la búsqueda de setas es algo común en cualquier rincón de España, existen zonas con nombre propio en una actividad en torno a la cual, además, se organizan diversas actividades turísticas
Es el caso, en Soria, de las rutas que organiza la Asociación Atalaya por los pinares del sur de la provincia. Uno de ellos es el itinerario La Cañada, en la localidad de Valderrueda, en cuyo recorrido se encuentran dos tipos de bosque, pinar y encinar, con gran variedad micológica. Otras rutas por los pinares de la comarca son las de la Virgen de la Solana, que recorre la zona de Cubo de la Solana. También de gran interés para los aficionados a los hongos es el
Otro magnífico escenario para la recolección de setas es la Alta Ribagorza, en Lleida. Gracias a sus bosques y su flora. En esta comarca se celebra la jornada gastronómica de las setas durante todo el mes de octubre.
Por su parte, Andalucía es la región europea de mayor diversidad de setas y trufas, con más de 3.800 especies, en particular en las sierras de Aracena y Norte de Sevilla.
También en la Valdorba, en Navarra, se realizan varios itinerarios micológicos organizados por Micovaldorba , entidad que trabaja para la conservación y mejora de las setas. Así, organiza sendas micológicas como la ruta de Unzúe, de 11 kilómetros entre pinos, hayas y robles.
Desde hace más de una década el Ayuntamiento de Mosqueruela (Teruel) cobra un tasa por recogida de setas en zonas acotadas . Unas 8.000 personas han pagado hasta este momento la tasa de 3,60 euros por día para recoger setas en esta localidad. Una tasa con la que se pretende frenar la afluencia de personas y recaudar una cantidad con la que pagar jornales para la limpieza de los montes, ya que después de la campaña queda mucha basura y muchos destrozos en el campo.
Ésta es precisamente la parte negativa de esta cada vez más frecuente afición a salir a por setas: los destrozos que, por desconocimiento o descuido, provocan en el monte los aficionados menos respetuosos con la naturaleza.
Consejos para recoletar setas sin dañar la naturaleza
- Hay que cortarlas a ras del suelo con una navaja, nunca arrancarlas. Tampoco hace falta remover la hojarasca con rastrillos, ya que los micelios (el talo de los hongos que constituye el aparato de nutrición de estas plantas) se localizan en las capas superficiales del suelo y, si éstos se echan a perder, provocan la muerte de la seta. Si esto ocurre, allí ya no volverán a crecer setas.
- Otro pecado imperdonable lo constituye una práctica cada vez más común de coger todas las setas indiscriminadamente, mezcladas y sin identificar. Una práctica que, además de estropear todas las setas al mezclarlas le inflige un terrible daño al ecosistema.
- En cuanto al modo de transportarlas, debe hacerse en cestas y nunca en bolsas de plástico, ya que de esta forma, las partículas generativas de las setas -las esporas- son recuperadas por el bosque.
Al final, con la mala actuación de algunos aficionados, el panorama que queda en el monte resulta en ocasiones desolador: setas aplastadas, suelo removido, agujeros, hongos hechos pedazos...
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