El melancólico placer de los cementerios
- Los camposantos son destino de millones de turistas al año.
- El de Le Pere-Lachaise, en París, es el más visitado del mundo.
- Sus monumentos funerarios hacen de ellos museos al aire libre.
Otro ilustre cementerio europeo es el Judío de Praga , quizá uno de los más poblados, con cerca de 200.000 difuntos en el reducido espacio situado en el centro de la ciudad. Algo que se plasma en un caótico conglomerado de lápidas hebreas que a lo largo de los siglos, desde el XV hasta el XVIII fueron amontonándose. En el Nuevo Cementerio Judío, situado al este de Praga, y donde, al igual que en el Antiguo, los hombres tienen la obligación de cubrirse la cabeza, descansa el escritor Franz Kafka, destacado por un monumento cubista y cubierto de objetos, libros y enseres dejados por sus lectores.
Creado en el siglo XIX junto a las otras seis grandes necrópolis de Londres, Highgate es uno de esos camposantos europeos entre la elegancia victoriana y el misterio gótico. La zona más con más encanto de este cementerio, donde reposa Karl Marx, es la oeste, formada por sombríos senderos y callejones ocultos tras la vegetación. La avenida Egipcia y su pórtico que da acceso a las catacumbas son dos de sus rincones más emblemáticos.
El Cementerio Alegre de Rumanía
En Europa, otros camposantos que figuran en las guías de viajes son el Monumental en Milán, donde entre sus famosos restos destacan los del compositor Giuseppe Verdi, y el de Estambul, anárquico y cubierto de cipreses, conocido por albergar, en una de sus laderas y con excelentes vistas sobre el Cuerno de Oro, el café de Pierre Loti en el que el paraba este escritor y viajero francés.
Otros cementerios que bien merecen una visita son el de Comillas, en Cantabria, situado sobre el Cantábrico y las ruinas de una iglesia gótica del siglo XV coronadas por la estatua de un ángel blandiendo una espada, o, en Asturias, el cementerio marinero de Luarca, que ofrece igualmente un espectacular mirador sobre el mar. Su residente más ilustre es el Nobel de Medicina Severo Ochoa.
En América
El cementerio del barrio bonaerense de La Recoleta muestra un exquisito gusto por el monumentalismo afrancesado, una pequeña villa en mármol de estilo neoclásico, con largas avenidas cubiertas de árboles y panteones a ambos lados. Allí descansan el escritor Adolfo Bioy Casares o el militar Facundo Quiroga. Pero si en La Recoleta hay un punto de peregrinaje destacado ese es la tumba de María Eva Duarte de Perón, Evita, alojada en el panteón familiar y uno de los lugares más visitados a diario.
En Cuba, el Cementerio Cristóbal Colón de La Habana está marcado por el color blanco. Construido en la segunda mitad del siglo XIX, la atmósfera del lugar dista mucho de la tenebrosidad asociada a estos lugares. Allí encontramos mausoleos dedicados a los mártires de la Revolución. No faltan tampoco figuras de la cultura cubana como Alejo Carpentier, pero es la tumba de Amelia Goyri de La Hoz, La Milagrosa, la que centra el mayor interés del Cristóbal Colón. A ella acuden los cubanos diariamente para pedir por la salud de sus hijos.
Pero si buscamos las tumbas de los mitos del siglo XX, Los Angeles, en Estados Unidos es nuestro destino. En el Forest Lawn Memorial Park en Glendale se hallan enterrados ilustres como Walt Disney, Humphrey Bogart -con un modesto rótulo-, James Stewart, Sammy Davis Jr., Spencer Tracy o Nat King Cole. Por su parte, el Westwood Village Memorial Park tiene como inquilinos más famosos a Marilyn Monroe -un sencillo nicho que siempre tiene rosas rojas -, su amigo y escritor Truman Capote, Dean Martín, Jack Lemmon o Walter Matthau. Otro espacio de obligada visita es el Eden Memorial Park en el que descansan los restos de Groucho Marx, que, por cierto, carece del famoso epitafio que le hizo famoso: "Perdone que no me levante". En su lugar, el visitante sólo encontrará una placa con una estrella de David.