Amasando el pan

Uno de los secretos de esta técnica, la masturbación a tu amante, son los lubricantes, a ningún chico le gusta que le toques sus tesoros de forma muy agresiva y una mano seca puede parecerse a un papel de lija, es cierto que no está bien visto que lleves un lubricante en el bolso, y que no se puede controlar cuando se puede presentar una buena oportunidad porque la masturbación tiene la ventaja que es discreta y tiene un morbo añadido si se la hacer en algún lugar interesante o público.

Si el hecho te pilla desprevenida puedes utilizar la saliva, pero recuerda que se seca rápido. Las cajitas azules son excelentes y no levantan sospechas en tu neceser.

Sin apenas darte cuenta ya la tienes en tu mano, y no sabes si debido al frío o al susto, el panorama que sientes es desolador. No te desanimes y mucho menos pienses que no se alegra de verte. Tienes dos buenas manos que pueden hacer milagros. Empieza a trabajar esa “masita” fláccida y caída como si se tratara de una masa de harina.

Imáginate que vas a hacer una baguette:

debes trabajarla y darle forma con las dos manos, al principio suavemente y a medida de que vaya tomando consistencia más y más fuerte. Haz rolar el tallo entre tus manos como lo hacías con la pastilina, llénalo de saliva y, también, si las circunstancias lo permiten, viene bien un buen lametazo. Poco a poco notarás como va tomado forma y el colín inicial se transforma un una barra dura y potente.