Artes

Viaje a la nostalgia a través de los tebeos de posguerra

Portada del tebeo 'Los jinetes negros'. Cortesía centro cultural Conde Duque.
Nani F. Cores

Mucho antes de que los videojuegos, los mil y uno canales digitales, los teléfonos móviles o las tabletas coparan la atención de los más pequeños de la casa, las generaciones que vivieron su infancia en los años posteriores a la Guerra Civil española buscaban la evasión y la diversión, sobre todo, en las salas de cine y los legendarios tebeos, que proporcionaban horas y horas de diversión por unos pocos céntimos.

Aquellas publicaciones dirigidas a un público infantil y juvenil ejercieron una enorme influencia en aquellos años - de ahí frases que aún perduran en el imaginario de todos como “estar más visto que el tebeo”- y dibujaron, además, a través de sus páginas la cruda realidad social y cultural del momento: el peso del hambre, la censura eclesiástica, la picaresca… y sobre todo, la necesidad de grandes y menores de llenar con la fantasía y el color de estas historietas la gris vida de la posguerra.

En un tiempo en que la cultura del cómic se ha convertido en el llamado noveno arte y factorías como Marvel o DC dominan un mercado que extiende sus tentáculos a otras disciplinas como el cine o la publicidad, el centro cultural Conde Duque de Madrid nos invita a un viaje nostálgico a través de Los tebeos de la posguerra, una exposición que repasa editoriales y cabeceras míticas publicadas entre 1940 y 1960.

Comisariada por el coleccionista e historiador de tebeos Luis Conde, la muestra hace un recorrido por títulos míticos de aquellas décadas como El Capitán Trueno, Roberto Alcázar y Pedrín, El Guerrero del Antifaz, Pulgarcito, Pumby, Sissi, Tío Vivo, Can Can o el archiconocido TBO, que se publicó entre 1917 y 1998 y dio origen al término que da nombre a todas las demás.

La exposición reúne 150 de los tebeos más arquetípicos y representativos de la época, organizados en cuatro bloques: 1940-45, Victoria y represión; 1946-50, Aislamiento y autarquía; 1951-55, El sendero hacia los pactos; y 1956-60, Del campo a la ciudad. De esta manera se puede apreciar cómo, durante esa época, las historietas evolucionan desde su uso como propaganda oficial del régimen (época en la que también se introducen críticas a las duras condiciones de vida que sufre la población), a los años 50, donde se ofrecen títulos en los que se lucha contra el comunismo o se apoyan las intervenciones de Estados Unidos en distintos países del mundo.

A finales de esa misma década, con la migración del campo a la ciudad, en los tebeos se aprecian síntomas de modernidad abriéndose ya a modelos que triunfan en Europa como el género policiaco y la ciencia ficción.

Como complemento, la muestra incluye diversos paneles temáticos que analizan diferentes aspectos como la censura, la propaganda política y religiosa, la influencia del cine, la música y los discos así como su incorporación a la juguetería en recortables y muñecos que se exhiben en distintas vitrinas. Además, pueden visionarse distintos documentos cinematográficos y de vídeo, tomarse fotos con algunos de los personajes de tebeos más populares de la época o divertirse con las ocurrencias de los famosos ‘inventos del TBO’.

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