Los riesgos de las duchas vaginales

  • Eliminan el flujo que naturalmente produce y reducen la acidez de la vagina.
  • En lugar de prevenir contraer ITS, como se cree, pueden propiciar su aparición.
dolor de estómago
Pueden acabar causando vaginosis bacteriana o enfermedad inflamatoria pélvica.
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Las duchas vaginales pueden parecer un método eficaz para limpiar, de forma profunda, la vagina. En muchas farmacias se venden botellas o bolsas que contienen un producto adecuado para esta parte tan delicada del cuerpo. Estas tienen un tubo que debe situar en la entrada de la vagina para poder introducir el producto con facilidad. 

Según una nota informativa de Women’s Health lo que llevan dentro las botellas o bolsas para realizar las duchas vaginales son “una mezcla envasada de agua y vinagre con bicarbonato de sodio o yodo”.

Lo que provocan estas duchas vaginales es que la vagina se limpie por completo, es decir, se elimina el flujo que naturalmente produce. Esto hace que se reduzca “la acidez de la vagina”, como indica el Manual MSD lo que puede provocar serios problemas, sobre todo, si esta práctica es frecuente.

Tipos de problemas que causan las duchas vaginales

La vagina no necesita duchas vaginales para estar sana y, sobre todo, limpia. De hecho, si las razones por las que se adopta este hábito están en el mal olor del flujo o una secreción excesiva, pueden existir una serie de motivos que es posible resolver de otra manera, pero no a través de este método. Pues, algunos de los problemas derivados de las duchas vaginales y que recoge Women’s Health son:

  • Vaginosis bacteriana, una infección causada por un desequilibrio de la flora vaginal que provoca picor, ardor, olor a pescado, sensación de dolor al orinar y una secreción blanca o gris.
  • Enfermedad inflamatoria pélvica, se manifiesta debido a un dolor agudo en la parte inferior del abdomen, exceso de flujo vaginal con mal olor, sangrado durante las relaciones sexuales e, incluso, fiebre.
  • Irritación o sequedad vaginal, lo que puede dificultar el disfrute de las relaciones sexuales y aumentar el malestar.
  • Mayor riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual, ya que la barrera protectora de la vagina se ha eliminado.
  • Mayor riesgo de dificultades durante el embarazo, pues las duchas vaginales pueden propiciar que se produzcan embarazos ectópicos o nacimientos prematuros.

Todos estos problemas derivados de las duchas vaginales hacen que su uso no sea para nada recomendado. Por eso, es conveniente no utilizar este método para intentar solucionar un mal olor del flujo vaginal o un exceso del mismo. En cualquier caso, siempre será mejor consultarlo con el médico.

La vagina se limpia sola

Alrededor de las duchas vaginales existen varios mitos. Se cree que utilizar este tipo de producto es importante para ayudar a mantener la vagina limpia. Sin embargo, esa mucosidad que es natural en ella y que contiene ácido es lo que hace que ya se limpie ella sola. Si se elimina esto, lo que se está provocando es un desequilibrio en la zona.

La vagina es capaz de limpiar el semen y la sangre de la menstruación sin que tengamos que intervenir. Asimismo, es un error pensar que, tras mantener relaciones sexuales, las duchas vaginales pueden prevenir contraer ITS. Como ya vimos anteriormente, estas duchas exponen a un mayor riesgo de contagio.

¿Cuándo se necesitan las duchas vaginales?

Las duchas vaginales solo deben realizarse por recomendación del médico. Por ejemplo, existen óvulos destinados a tratar la atrofia vulvovaginal en la que, en el propio prospecto del medicamento se recomienda una ducha vaginal en el caso de que se produzca una sobredosis.

En otras situaciones, las duchas vaginales, como hemos visto, son completamente innecesarias e, incluso, pueden provocarnos algún problema a mayores. Por esa razón, recordemos que utilizarlas pueden afectar al equilibrio natural de la flora vaginal y causarnos enfermedades y molestias.

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