Una leyenda atribuye su creación en la década de 1930 a un barman a quién su jefe sorprendió ya despuntando el día tras pasar una noche de fiesta bebiendo tequila del bar con unos amigos. Juan López así se llamaba, afirmaba que había esperado al alba para crear un cocktail con el degradado de colores que surge al amanecer; con el sol surgiendo brillante en el horizonte.
El Tequila Sunrise ha alcanzado tal popularidad en Estados Unidos que en 1988 dio su nombre a una película de Robert Towne, protagonizada por Michelle Pfeiffer, Mel Gibson y Kurt Russel.
En el Dry Martinii y Gimlet lo preparamos directamente en vaso largo mediano, servimos una copa de tequila blanca, zumo de naranja natural, mezclamos con una cucharilla, añadimos el hielo y seguidamente vertemos apoyando la botella de granadina en el borde del vaso un chorrito, quedando marcada una línea que nos recordará con sus tonalidades el rojo amanecer.
Unas variaciones: el Tijuana Sunrise lleva angostura en lugar de granadina y si queremos un trago muy especial podemos hacer un Tequila Sunset con tequila dorada, zumo de limón y miel.
Mientras saboreamos cualquiera de los tres, pongámonos las Ray-Ban e imaginémonos que compartimos un amanecer con Nicolas Cage caminando por Las Vegas.
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