Consejos para el bronceado: cómo ponerse moreno sin correr riesgos

  • Un truco para ayudar a la piel es permanecer un rato a oscuras después de la exposición al sol.
  • Hay que evitar las gotitas de agua sobre la superficie de la piel, ya que hacen efecto de lupa.
Una mujer extiende crema solar por la espalda de su pareja.
Una mujer extiende crema solar por la espalda de su pareja.
Wavebreak LTD / GTRES
Una mujer extiende crema solar por la espalda de su pareja.

El concepto de piel bronceada y, como tal atractiva, es relativamente reciente. Históricamente, lo que se conocía como gente de clase alta, estaba siempre de un blanco inmaculado. Y alardeaba de esa palidez. Las señoras, que paseaban al aire libre con velo, procuraban muy cuidadosamente no exponerse al sol. ¡Ay, qué tiempos!

El tono bronceado era propio de las personas que trabajaban en el campo o en la mar, y que no tenían otro remedio que exponerse al aire libre por la carencia de medios económicos. De hecho, hasta hace poco tiempo, el cáncer de piel era llamado "del campesino" o "del marinero" porque era muy poco frecuente su aparición en la burguesía.

Según la leyenda, todo cambió con una moda que inventó la mítica Coco Chanel. Al parecer, la diseñadora disfrutó de un intenso fin de semana en un yate y volvió a tierra con la piel roja, inflamada y abrasada por el sol. Esa noche tenía una fiesta y, horrorizada, descubrió que su aspecto no era nada presentable para los estándares de la época.

Las opciones eran, usar un maquillaje blanco que disimulara o, como era una mujer valiente, apechugar con su nuevo aspecto de campesina. Pero arriesgó. Con un vestido de seda blanca, que realzaba más su bronceado, se presentó en el convite. Su éxito fue apoteósico. Puso de moda el look de mujer deportista y liberada. El acceso a los viajes, la libertad recién llegada a la mujer con la moda de los baños de mar y, mucho después, las piscinas hicieron el resto.

Esta tendencia, desgraciadamente, supone consecuencias en la salud de nuestra piel para los que tenemos más de 50 años. En la consulta vemos a diario pieles foto envejecidas, apagadas, marchitas, arrugadas, y llenas de problemas. El cáncer es el más terrible exponente de todos estos problemas.

No obstante, y visto que la atracción por el sol es innegociable, lo aconsejable es asentar unos hábitos que nos permitan minimizar riesgos. El primero es, por supuesto, el uso de cremas o leches que impidan la agresión de la radiación. Pero estos fotoprotectores tienen que usarse de forma conveniente.

Para empezar, hay que extenderlos bien, y hacerlo de forma homogénea, siempre que nos expongamos al aire libre, porque tan peligroso es un tobillo como la cara. Hay que aplicarse el producto unos minutos antes de salir y no cuando ya estamos a pleno sol. En contra de los que muchas personas creen, debajo de la sombrilla, las reverberaciones de la arena o el agua reflejan un treinta por ciento de la radiación solar, por lo que seremos cuidadosos aunque estemos a la sombra.

Un error muy habitual es pensar que con aplicarnos el protector una vez al día es suficiente. Por muy alto que sea el factor que utilicemos, el producto se va degradando y perdiendo eficacia. Es frecuente que hasta el mediodía no salgamos de casa y que en cambio pasemos toda la tarde expuestos. El fotoprotector hay que aplicarlo en este caso cada dos horas para que no pierda eficacia.

Un pequeño truco para ayudar a la piel es permanecer un rato a oscuras o en penumbra después de la exposición. Así la piel descansa y la melanina se fabrica mejor y de más calidad.

En cambio, un peligro a evitar es dejar que haya gotitas de agua sobre la superficie de la piel. Sea porque no nos hemos secado bien después del baño o por la costumbre que tienen algunas personas de pulverizarse agua para refrescarse. Estas pequeñas gotas actúan como pequeñas lupas, aumentando la potencia y la agresividad del sol.

Hay que recordar, por último, que cuanto más alto estamos, mayor es la potencia de la radiación, aproximadamente, un diez por ciento cada mil metros.

No son solo consejos de verano para unas vacaciones a las que muchos empiezan a decir adiós. Como en todo, la actitud es la clave. Y mantener una actitud vigilante e incorporar estos hábitos nos puede salvar la piel, y la vida.

Jerónimo Ors, farmacéutico y director de cosméticos Paquita Ors

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