¿Qué es la hepatitis C? Todas las claves de una enfermedad "silenciosa"

  • Es la consecuencia de una agresión al hígado, la mayor glándula de nuestro organismo.
Imagen al microscopio del virus de la hepatitis.
Imagen al microscopio del virus de la hepatitis.
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Imagen al microscopio del virus de la hepatitis.

La hepatitis C, conocida como la "enfermedad silenciosa" porque puede tardar décadas en dar la cara, es la afección infecciosa que más muertos causa en España al año, con entre diez y once fallecimientos al día, según calculan las diferentes asociaciones de pacientes.

Estas son, en preguntas y respuestas, las claves de una enfermedad que es letal en sus casos más graves, y para la que hasta hace muy poco no existía cura.

¿Qué es la hepatitis?

La hepatitis es la consecuencia de una agresión al hígado, la mayor glándula de nuestro organismo, causada por muy diversos agentes internos y externos. Solo cuando el hígado ha sido afectado globalmente y de forma sustancial, éste deja de realizar sus más importantes funciones de secreción y producción de reacciones bioquímicas (insuficiencia hepática), apareciendo el cuadro clínico que caracteriza la hepatitis.

Aunque aproximadamente un tercio de las personas infectadas no llegan a desarrollar la sintomatología caraterística, y, por tanto, no saben que han padecido la enfermedad, cuando ésta se manifiesta, tras un periodo de incubación, lo hace mediante fiebre, náuseas y vómitos, pérdida de apetito, pigmentación amarillenta (especialmente en los ojos) y debilitamiento y fatiga persistente. En ocasiones los síntomas se confunden con los de la gripe.

Si bien las hepatitis suelen producirse generalmente por una infección vírica, en algunas circunstancias se descubren otras causas. Existen hepatitis tóxicas (como la producida por ciertas setas venenosas), metabólicas (provocada por graves carencias alimenticias), por deficiencias circulatorias (insuficiencia cardíaca) o por graves trastornos que dificultan el normal flujo biliar.

Asimismo, el hígado puede verse afectado por varios tipos de virus, como citomegalovirus, herpes, virus de Epstein-Barr, etc. Sin embargo, las hepatitis de mayor interés, tanto en el ámbito científico-médico como en el de la opinión pública, son las causadas por los llamados "virus de la hepatitis". Desde hace tiempo se conocen bien las características de dos de ellos: el "A" y el "B", a los que pronto se añadió un tercero, el "D".

Desde hace tan solo unas décadas, se suman a esta lista el "C", causante de muchas hepatitis conocidas hasta no hace mucho con el indefinido nombre de "NoA-NoB", debido a lo poco que se sabía de ellas; el "E" y, últimamente, el "G". Es decir, seis letras distintas para clasificar los virus que provocan un problema parecido, causante de una de las enfermedades más comunes del mundo: la hepatitis, una deficiencia que los expertos califican "de menor relevancia que el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, Sida, pero más contagiosa que éste".

¿Qué es la hepatitis C?

La hepatitis C es una enfermedad infecciosa que afecta principalmente al hígado y es causada por el denominado Virus de la Hepatitis C (VHC). La infección aguda es por lo general asintomática, pero la infección crónica puede producir lesiones en el hígado y a la larga originar cirrosis. En algunos casos, los pacientes con cirrosis también presentan insuficiencia hepática, cáncer de hígado y varices esofágicas potencialmente fatales.

La infección puede hacerse crónica en entre un 50% y un 70% de los casos. Un 20% de estos pacientes desarrollará cirrosis en los diez años posteriores al contagio. Muchos casos de hepatitis C se diagnostican en pacientes sin síntomas que no recuerdan haber pasado una hepatitis aguda. A veces el diagnóstico se hace cuando los pacientes van a donar sangre o si se realizan análisis rutinarios.

La existencia de la hepatitis C (originalmente "hepatitis NoA-NoB") fue postulada en la década de 1970 y confirmada en 1989.

¿Cómo se contrae?

La hepatitis C se transmite principalmente mediante el contacto con sangre contaminada asociado con el uso de jeringuillas no desechables o instrumental médico no esterilizado, y por transfusiones de sangre no testadas previamente. Esta última vía, antes muy frecuente, ha desaparecido ya prácticamente en la mayor parte de los países, debido a los controles exhaustivos que se llevan a cabo sobre la sangre y hemoderivados.

¿Cuántos afectados hay?

Afecta a entre 130 y 170 millones de personas en todo el mundo. El Ministerio de Sanidad habla de unas 700.000 personas con anticuerpos positivos (las plataformas de afectados elevan la cifra a unos 800.000), de los cuales tienen infección 480.000. Unos 50.000 están diagnosticados, y hasta un 70% desconocen su estado.

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