6.500 bebés en EE UU sufrieron fracturas de cráneo entre 1990 y 2014 por culpa de los andadores

  • Más de 230.000 menores de quince meses tuvieron que ser atendidos por lesiones relacionadas con su empleo.
  • Además de por la posibilidad de sufrir accidentes, los tacatás están desaconsejados por interferir con el desarrollo motor de los niños.
Un bebé de unos seis meses en un andador.
Un bebé de unos seis meses en un andador.
Shuhrataxmedov/CC BY-SA 3.0/WIKIMEDIA COMMONS
Un bebé de unos seis meses en un andador.

Andador, caminador, tacatá... son distintos nombres por los que se conoce a un artefacto que, aunque existe desde hace muchas décadas (incluso siglos), causó furor sobre todo en los años setenta y ochenta y que permitía mantener a los bebés erguidos, sosteniendo parte de su peso y facilitando que caminasen.

Podía parecer buena idea, porque mantenía a los niños confinados en un perímetro de seguridad para no coger lo que no debían.   También porque aliviaba a los padres de andar encorvados sosteniendo las manitas de unos niños que querían dar sus primeros pasos y explorar mundo. De ahí su éxito.

Hasta que los accidentes comenzaron a acumularse. Niños que rondaban el año eran capaces de desplazarse a una velocidad peligrosa y caer por escaleras, piscinas o volcar; también de alcanzar sartenes o productos que, si los ingieren, les pueden intoxicar o atragantar.

Por eso en Canadá están prohibidos desde 2004, tras demostrarse que eran la causa más frecuente de lesiones graves en la cabeza en menores de dos años. En España hace mucho que los profesionales de la salud no aconsejan su uso, en línea con las recomendaciones europeas.

En la web En Familia de la Asociación Española de Pediatría recuerdan que, según la European Injury Database, cada año se producen 580 lesiones graves  en la UE por causa de los tacatás, por eso la Alianza Europea para la Seguridad Infantil desaconseja su uso, incluso de aquellos que cumplen la norma europea, y recomienda a los profesionales de la salud que disuadan a los padres de su empleo.

Los expertos en salud infantil los desaconsejan además por interferir con el desarrollo motor normal del bebé, alterando el normal devenir de la bipedestación e incluso propiciando la aparición de alteraciones como los pies planos o deformaciones en piernas y columna.

Es bueno que gateen y que aprendan ellos solitos y gradualmente a bregar con la gravedad.

Los andadores son ahora de nuevo noticia tras un estudio publicado en Pediatrics que asegura que más de 230.000 niños de menos de quince meses tuvieron que ser atendidos en hospitales estadounidenses entre 1990 y 2014 por lesiones relacionadas con el uso de los andadores. 6.500 de esos niños tuvieron fracturas craneales.

En Estados Unidos, también la American Academy o Pediatrics no solo desaconseja su uso, sino que han solicitado que se prohíba su fabricación y venta. Una petición que los autores del estudio apoyan.

De hecho, los resultados del estudio dejan de manifiesto la caída en popularidad de estos archiperres, también los mayores requisitos de seguridad que se empezaron a aplicar en 1997 y en 2008: en 1990 hubo 20.650 accidentes infantiles vinculados a los andadores, mientras que en 2014 fueron 2.001.

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