Cine

¿Conocías estos finales alternativos de películas muy conocidas?

Luke Skywalker en su duelo contra Darth Vader en 'El retorno del Jedi'
Lucasfilm/Disney

No se trata de hacer destripes para quien no haya visto Rogue One: Una historia de Star Wars, pero como sabrán los fans, sus creadores, con el director Gareth Edwards al frente, habían ideado otro destino final para su pareja protagonista, Jyn Erso (Felicity Jones) y Cassian Andor (Diego Luna), totalmente opuesto al que hemos visto en su montaje definitivo en cines. Pero los ejecutivos de Disney les dieron libertad y coincidieron en que la historia llevaba a ese final.

El mismo Han Solo (Harrison Ford) escapó en más de una ocasión y por los pelos de morir en la trilogía original. Según contó Gary Kurtz, uno de los productores, en una primera versión del guión Han Solo fallecería en El retorno del Jedi, sacrificándose para salvar a Leia y Luke dándole una dimensión heroica pero trágica a la historia. La princesa Leia se quedaría sola, y Luke de espaldas a la cámara también emprendería su nueva vida en solitario. Aunque George Lucas optó por no complicarse y mantener a su trío protagonista con vida. Un final feliz, un homenaje a sus protagonistas y una decisión que también contribuiría a mejorar la venta de merchandising. Por suerte, para sus protagonistas, entre los guionistas no estaba George R.R Martin.

La trilogía original se libró de otro giro final aún más oscuro y turbador. Recientemente, la web de Digital Spy recogía la noticia de que George Lucas le habría comentado a uno de sus guionistas, el también director Lawrence Kasdan, que consideró la posibilidad de que Luke tomara la máscara de su fallecido padre y, tomando el relevo, dijera: "Ahora yo soy Vader. Ahora iré a destruir y matar a todos los Rebeldes y gobernaré el universo". El mismo George Lucas descartó esta conclusión. Había imaginado la saga sobre todo para los niños, además contaba con demasiados fans, y lo mejor era dejarles con un sabor de boca más dulce.

Todo nos ilustra sobre cómo puede afectar un buen o mal final, o un final feliz o no a una película. También a cómo habría influido en el desarrollo de posteriores secuelas. Demos un salto al hiperespacio, y del universo de Star Wars pasemos al de Alien. Estrenada en 1979, cuando empezó el rodaje nadie sabía cuál sería la suerte que correría la teniente Ripley (Sigourney Weaver). Una de las propuestas que tenía en mente Ridley Scott era que finalmente el xenomorfo le arrancaba la cabeza de un mordisco, que después se sentara al mando de la pequeña nave de salvamento e, imitando la voz de Ripley, pusiera rumbo a la Tierra.

La idea fue descartada por ser demasiado sombría, y poco comercial. Además, esta sola escena hubiera cambiado mucho las posteriores secuelas. Ripley se convirtió en uno de los iconos de las heroínas del cine fantástico, reforzada por su rol en Aliens (1986) de James Cameron. También  habría dotado a los terroríficos alienígenas de una inteligencia especial y particular, echando por los suelos parte del concepto, visto en Aliens, de que los xenomorfos se mantenían, como un enjambre de abejas, bajo el control de su reina.

Stallone ha tenido dos personajes que le han hecho célebre, uno es Rocky Balboa el otro, naturalmente, John Rambo. Pero el excombatiente de Vietnam a punto estuvo de quedarse en una única película. El DVD editado en 2004 de Acorralado (1982) contenía en sus extras el otro final alternativo, el de la novela original de David Morrell, y en el que su protagonista suplicaba al coronel Trautman (Richard Crenna) que le matara, éste dudaba y era el propio Rambo quien apretaba el gatillo de su arma para quitarse la vida. El taquillazo de Rambo, en 1985, y que propiciaría dos secuelas más, en 1988 y en 2008, nunca habría sido posible, al menos que fuera una precuela.

Stallone también suavizó e hizo más entrañable el personaje respecto a la visión de Morrell, en la que Rambo era más bien un psicópata traumatizado, una máquina de matar incapaz de adaptarse a la sociedad y a los tiempos de paz. Precisamente, Stallone se planteó en la oscarizada Rocky (1976), de la que también era el guionista, que su célebre púgil aceptara el soborno para dejarse ganar por Apollo Creed y, con el dinero, abrirle una tienda para mascotas a su esposa. La idea también habría echado por los suelos esa imagen de personaje íntegro y honesto que Stallone continuó cultivando sobre el personaje en las siguientes entregas de la saga.

La joya de Rose

Muchas han sido las películas, más míticas o menos, que han barajado distintas posibilidades, cambiadas en el último momento o incluso llegándose a rodar. En Blade Runner (1982), Deckard era un replicante o no lo era, según la versión; en El ejército de las tinieblas (1992), Ash (Bruce Campbell), después de viajar a la Edad Media para enfrentarse a los no-muertos acababa reapareciendo en un mundo posapocalíptico; en Seven (1995) el contenido de la misteriosa caja final podría haber sido el del perro de Mills (Brad Pitt).

Para Soy leyenda (2007), protagonizada por Will Smith, en el final alternativo que llegó a rodarse y puede encontrarse fácilmente por Internet, su personaje, el doctor Neville, no solo no moría al final sino que además descubría que sus feroces enemigos, los mutantes vampíricos, también tenían su lado humano. En ocasiones, las carencias de presupuesto afectan incluso a las obras maestras. Los planos finales de Los pájaros (1963) de Hitchcock eran memorables, pero la intención inicial del genial director era mostrar el puente Golden Gate de San Francisco y sus edificios cubiertos de aves, un epílogo que no fue posible por falta de medios económicos y técnicos.

Muy hábil fue James Cameron, en el último momento, eliminando de Titanic unos más bien ridículos insertos finales en los que la anciana Rose (Gloria Stuart), antes de lanzar su preciado diamante por la borda, aleccionaba al cazatesoros Lovett (Bill Paxton) sobre lo que poseía realmente un valor incalculable no eran las joyas sino el cada día que permanecíamos vivos.

De James Cameron a Kubrick

También James Cameron llegó a filmar otro final posible, y que habría concluido sus dos películas sobre el famoso T-800, para Terminator 2 (1991). En una escena en el futuro, año 2029, veíamos a Sarah Connor (Linda Hamilton) y en lugar de vislumbrar como se acercaba la "tormenta", ella era una amorosa abuela cuidando de su nieta en el parque mientras su hijo John, el líder de los revolucionarios contra las máquinas, era senador en una época de paz.

Una de las imágenes finales más famosas del séptimo arte es la de ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú (1964) de Kubrick, con un oficial norteamericano, el Mayor T.J. "King" Kong (Slim Pickens), montado como un cowboy encima de una bomba nuclear lanzada sobre territorio ruso, e iniciando así la temida y destructora guerra atómica a escala mundial. Un final que podría haber sido muy distinto porque el guion original contemplaba que, este apocalipsis, solo se intuyera solo a través de una batalla campal, en el interior de la sala de control del Pentágono, con distintos mandamases —ente ellos el presidente norteamericano y el embajador ruso— tirándose pasteles a la cara.

Kubrick era también un genio era muy estricto. Su adaptación de El resplandor (1980) terminaba con un plano de Jack Torrance (Jack Nicholson); pero llegó a añadir dos minutos más —que se proyectaron en algunos de las primeras proyecciones con público— mostrando a su esposa e hijo sanos y salvos en el hospital. El gerente del hotel Overlook  les visitaba y acababa lanzándole una pelota amarilla al pequeño, como guiño de que conocía los extraños sucesos que ocurrían en el edificio. A Kubrick no le convenció y ordenó incluso destruir los negativos y todas las copias de esas imágenes. El plano detalle final con la vieja fotografía del baile de los asistentes a baile de la fiesta del Cuatro de Julio permanecería intacto.

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