Levantarse, lavarse los dientes, afeitarse (los hombres), ducharse, echarse desodorante... esta secuencia se repite una y otra vez cada mañana en millones de hogares del mundo. Pero en esta secuencia de acciones de higiene hay un error y tiene que ver con el desodorante. La mañana no es el mejor momento para aplicárselo.
Más bien al contrario, el mejor momento para echarse desodorante es precisamente por la noche, antes de irse a la cama, revela el portal LifeHacker. El motivo es que durante el reposo nocturno, la fragancia y las sustancias químicas del desodorante penetran mejor en los coductos sudoríparos que durante el día, en plena actividad.
Además, no hay problema en levantarse al día siguiente desprovisto de los efectos del antitranspirante, porque sus efectos duran entre 24 y 48 horas. Tampoco la ducha matutina elimina los efectos del desodorante, porque estos contienen sales de aluminio que bloquean las glándulas sudoríparas, impidiendo que se pierda su efecto.
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