Un exoesqueleto español permite caminar a los niños parapléjicos

  • El primer exoesqueleto biónico pediátrico es un invento español.
  • Es un robot que se acopla al tronco y a las piernas de un niño que no puede caminar.
  • La creadora del prototipo, la ingeniera del CSIC Elena García, ha iniciado una campaña de 'crowdfunding' para poder empezar a comercializarlo.
  • Hasta 120.000 niños españoles con dificultades de movilidad graves podrían beneficiarse de este robot.

En sus doce años de vida, Daniela solo ha caminado una vez. Concretamente el 24 de abril de 2013. Aquel día esta niña andaluza, residente en Madrid y tetrapléjica desde bebé por un accidente de circulación, se enfundó un robot bautizado como Atlas 2020, se levantó de su silla y dio unos cuantos pasos. "Y ella sonreía", recuerda su madre. Los primeros y únicos pasos de Daniela fueron una gran hazaña para la pequeña, que entonces tenía nueve años, pero también lo fueron para la ciencia española, que probaba así con éxito el primer modelo pediátrico de exoesqueleto biónico. Ahora, Elena García, la creadora de este robot que acopla varios motores al tronco y a las piernas de un niño para que pueda caminar, ha mejorado el diseño y se ha propuesto desarrollarlo comercialmente.

García es ingeniera industrial y doctora en robótica del CSIC. Su vida cambió el día en que conoció a Daniela. Era el año 2009 y la científica estaba concentrada en el diseño de prototipos industriales para evitar lesiones a los trabajadores de las fábricas en tareas como el levantamiento de cargas excesivas. En proyecto tenía también el desarrollo de máquinas que pudieran controlar el equilibrio en movimiento sobre terrenos inestables y con obstáculos. Sin embargo, la visita de Carmen y Pablo junto a su hija Daniela en silla de ruedas imprimió un giro de 180 grados en sus investigaciones al pedirle que trabajara en un exoesqueleto biónico pediátrico que permitiera a Daniela ponerse en pie.

La exitosa prueba de 2013 levantó enormes expectativas entre los especialistas que atienden a niños con graves dificultades motoras, unos 120.000 en España. "El vídeo de Daniela, tetrapléjica, caminando ayudada por el exoesqueleto tuvo un gran impacto social", recuerda García. "Me llamaron muchos médicos para que entendiera la importancia de conseguir que estos niños pudieran levantarse. No solo mejora su calidad de vida en el día a día, sino que también alarga su esperanza de vida, al posponer dolencias relacionadas con estar postrado", explica. De ahí que esta investigadora decidiera fundar una empresa, Marsi Bionics, cuyo objetivo es poner en el mercado exoesqueletos pediátricos para niños con dificultades motoras, principalmente destinado a parapléjicos. Este miércoles, Marsi Bionics lanza una campaña de 'crowdfunding' para conseguir un fondo inicial de 150.000 euros que les abra la puerta al millón de euros en inversiones que necesitan para empezar a fabricar los robots.

Como paso previo a que el Atlas 2020 esté operativo, el prototipo tiene que pasar preceptivos análisis de riesgo, seguridad y pruebas de mercado y lograr la certificación oficial. Para preparar dichos exámenes, el exoesqueleto será objeto de sendos estudios el próximo año en el hospital San Joan de Deu, centro de referencia de las enfermedades neurológicas y neuromusculares en la infancia de Barcelona, y en el Ramón y Cajal de Madrid. "El proyecto en el San Joan de Deu busca identificar las aplicaciones del robot en un uso hospitalario. La investigación con el exoesqueleto del Ramón y Cajal quiere comprobar el impacto en la calidad de vida de un niño con discapacidad física en su día a día en su hogar. Para ello, seleccionarán a un voluntario entre los niños de 3 a 9 años que padecen atrofia muscular con control cefálico", explica García.

A nivel mundial actualmente se comercializan dos exoesqueletos biónicos. Ambos están pensados y diseñados para ayudar en la movilidad de sujetos adultos. Se trata del Exolegs y del Rewalk. Los dos funcionan con dos motores por cada pierna, un motor en la cadera y en la rodilla y exigen que los usuarios tengan control torácico y fuerza en los brazos para llevar muletas. Por contra, el Atlas 2020 español cuenta con hasta cinco motores por pierna, "gracias a los cuales el niño podrá levantarse, sentarse, caminar, hacer giros y controlar el equilibrio", explica García. En su plan está fabricar en serie diez prototipos para empezar, a un coste de unos 50.000 euros la unidad. Son robots adaptables al crecimiento del niño, que funcionan con baterías cuya autonomía es aproximadamente de media jornada. "Lleva un recambio y avisa media hora antes de que se agote de que es preciso reponerlas".

Pese a los avances, el Atlas 2020 ya no le sirve a su precursora, Daniela, de 1,51 cm de estatura. "Su caso es especial, porque va creciendo y lo más probable es que termine utilizando un exoesqueleto de adulto", explica García, "pero como a ella tampoco le son útiles los modelos comerciales que hay en el mercado, le haremos uno especial", promete la científica. "Le vendría muy bien", dice agradecida su madre, Carmen. "Ahora tenemos que llevarla todos los días a rehabilitación, para que la tengan erguida una hora o así. Es una terapia necesaria por motivos fisiológicos y para que no se debilite", explica. Y se ilusiona con el proyecto de Marsi Bionics.  "Imagínate que esto sigue adelante. El exoesqueleto le permitiría desplazarse por casa. Como aquel día. Cómo sonreía", dice su madre. Si lo consiguen, Daniela podrá repetir la hazaña de levantarse y de caminar.

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