La reconstrucción de la areola mamaria y el pezón como "derecho universal"

Son mujeres "incompletas". Mujeres luchadoras que han padecido un cáncer de mama y que se han visto obligadas a someterse a una mastectomía, una intervención quirúrgica que, en el caso más extremo, extirpa la mama de manera completa. Incluida la piel que la cubre, la areola y el pezón. "La mama reconstruida es sólo un trozo de carne. Esta situación genera ansiedad, temor y, en los peores casos, depresión", asegura a 20minutos la psicooncóloga Patrizia Bressanello.

A pesar de que en la actualidad la Seguridad Social cubre la reconstrucción de las mamas, el tratamiento está incompleto si estas mujeres no se someten a la micropigmentación oncológica, una técnica que consiste en introducir un pigmento en la primera capa de la piel —un nivel inferior de donde se actúa para los tatuajes— con el fin de tatuar la areola y el pezón.

Sólo dos hospitales públicos en toda España —el hospital Ramón y Cajal, de Madrid, y el Bellvitge, de Barcelona,— ofrecen este servicio de manera gratuita porque cuentan con su propio equipo de cirujanos plásticos, según detalla a este periódico la enfermera María Dolores Pérez Sancho, presidenta de AMEPO (Asociación Micropigmentación estética, paramédica y oncológica).

Las "largas listas de espera" y el hecho de que esta técnica no sea accesible a las más de 20.000 mujeres que padecen este tipo de enfermedad cada año fueron los motivos que impulsaron a Pérez Sancho a crear esta asociación, que lucha para que esta técnica se incluya como una prestación básica en la cartera de servicios del sistema nacional de salud.

"El gobierno siempre ha considerado que este tratamiento es puramente estético", asegura. "Lo que no ven es que si esas mujeres no se someten a él, el tratamiento está incompleto. Nosotros no curamos la enfermedad. Nuestro trabajo consiste en curar la autoestima". Por ello, AMEPO lucha para que la micropigmentación se incluya en la sanidad pública. Y este jueves el Grupo Socialista ha presentado una proposición no de ley en el Congreso para que la micropigmentación se convierta en un "derecho universal".

Las mujeres que deseen someterse a este servicio pueden ponerse en las manos de los profesionales médicos que integran AMEPO. "Con nosotros, una areola cuesta entre 300 y 350 euros. Es un coste ínfimo para el gobierno, pero hay mujeres que no pueden permitírselo". Este es el caso de María Teresa, residente en Badalona. Le diagnosticaron cáncer de mama a los 22 años y, desde entonces, ha estado peleando para que su cuerpo no rechazara las prótesis mamarias.

Después de quince años de incesante lucha, los médicos le han dado el visto bueno para que se someta a la micropigmentación —no se debe tatuar la zona dañada hasta que no está curada—. Eso sí, la han derivado a la sanidad privada.

Su situación personal, con su marido y su hijo en el paro, no le permite costearse este tratamiento. "No nos falta para comer, pero no podía permitirme pagar la micropigmentación así", asegura María Teresa. Por ello, la asociación decidió tratarla hace cuatro días y tatuarla de manera gratuita. "Sin esta técnica, te dejan a mitad de tratamiento. Con la mama como un trozo de carne. Ahora, sin embargo, me vuelvo a ver completa".

El hospital Ramón y Cajal cuenta con su propia unidad de mama, con un equipo de cirujanos plásticos que llevan a cabo esta técnica de reconstrucción. De acuerdo con la presidenta de AMEPO, sin embargo, la gama de pigmentos para llevar a cabo la reconstrucción es "limitada". "Cada mujer tiene un tipo de piel diferente y necesita un pigmento distinto. Nosotros tenemos más variedad".

La micropigmentación, a diferencia del tatuaje, introduce los pigmentos en la primera capa de la piel. "Así podemos controlar la tonalidad que le ponemos". Se trata de una técnica "nada agresiva", que no impide que las pacientes se puedan someter a resonancias magnéticas más adelante. "Es más superficial que un tatuaje y, además, son pigmentos inorgánicos", concluye.

Por otro lado, la psiconcóloga Patrizia Bressanello asegura a 20minutos que la mastectomía produce un impacto muy importante a nivel emocional. "Es una de las cirugías que más malestar y temor genera". Esto se produce principalmente por dos motivos. Primero, porque la mama está relacionada con la maternidad, la estética, la sexualidad, la feminidad. "La pérdida de la mama va a producir cambios en todas esas áreas".

El segundo motivo hace referencia a que la extirpación de la mama se nota en la autoimagen. "Cuando una mujer se mira al espejo, ve una imagen de sí misma con la que no se identifica. La reconstrucción de esa areola va a mejorar su bienestar emocional y va a minimizar los riesgos de estos trastornos emocionales", añade Bressanello.